¿IMPOSIBLE? | « Con estos súperhéroes, es imposible que alguien no salga herido algún día. Si cuando "no los había", terminaba gente lastimada, o peor que eso »
Alejandra, una chica de ascendencia latina. Una chica de carácter, complicado quizá. Ci...
Él estaba en una camilla, sus ojos le pesaban, la última sesión en el arca de regeneración le había resultado agotadora. Tahití era un lugar mágico para SHIELD, pero Blanco solía ser poco devoto de la magia.
Su presión por fin se había controlado después de ver fotos y vídeos donde le mostraban la vida de sus hijas con Stark, él había estado alterado desde que despertó.
—Te harán la cirugía que pediste —anunció María mientras entraba a la habitación, siendo acompañada de la doctora Cho.
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—Debo de admitir que es sorprendente su avance cerebral —la doctora sonrió en dirección a Carlos, este estaba muy drogado como para controlar su expresión facial —Debido a la evolución regenerativa, va a mejorarse en un par de días, podrá tener quizá una mejor condición mental que antes.
La doctora se retiró después de verificar que todo estuviera en orden, dejando a los cuñados juntos —No logro recordar si hablé o no con quien me disparó, no empieces —pidió Carlos haciendo un mohín intentando acomodarse en la posición correcta.
—Te conseguí un buen cirujano plástico, los mejores internos y la mejor sala médica de hospital para algo de invasión mínima en la lista de quirófanos, pon de tu parte para saber la identidad de Electro —exigió Hill logrando que Blanco hiciera algo parecido a reír —Aún estamos entre dos criminales por unas pruebas viejas.
—Extrañaba pelear contigo —dijo Blanco dando por terminado el tema.
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La cirugía había comenzado hace un rato, él tenía recuerdos borrosos de su último mes antes de morir, si bien María intentaba no presionarlo, él no recordaba que había pasado. El no sabía de todo el asunto que sucedía entre los muchachos, él no sabía que su hija menor estaba conectada a equipos médicos y que ambas necesitaban ciertos análisis especiales.
María se acercó a él, no podía creer lo que estaba viendo. El injerto de piel cultivado tiempo atrás cerraba a la perfección y lograba tapar su cráneo que aún se estaba regenerando —¿Sientes algo? Dímelo, necesitamos que estés despierto —expresó María lo más calmada que pudo.
