CHICO LINDO ¡Larry Stylinson!

Tercera Parte.-

Cita de Almuerzo.

Harry miraba entretenido su cómic, sin darse cuenta de todo el bullicio de la cafetería. El solo estaba perdido en su mundo y en el de los personajes que se representaban en cada ventanita. Estaba sentado ahí, rodeado de varias mesas, con personas en ellas en grupo. Pero el solo leía y visualizaba, disfrutando su cómic, hasta que una voz lo saco de su mundo.

Louis había estado mirando por curiosidad el Blog del chico rizado, había investigado un poco sobre él y ese blog había salido a la vista, el chico escribía sobre sus gustos o cosas que encontraba y simplemente las compartía, o como aquel cómic del chico, había más y varios animes. Y era Yaoi, por eso nunca lo había leído antes.

Entre varias de sus publicaciones encontró una donde el especificaba su gusto a los pastelillos, había mordido su labio y luego corrió a contárselo a su amigo Liam, quien le sugirió que le llevara pastelillos al día siguiente y comerlos con él en el descanso escolar, aprovechando para platicar y saber más de él.

Louis había asentido agradecido y ahora estaba ahí, en la cafetería con sus amigos detrás de él levantando los pulgares.

-¡Oye, CHICO LINDO!-exclamo.

El rizado volteo a verlo con una sonrisa en la cara, conocía al chico. De la primera vez que lo vio, o cuando le quito su cómic para leerlo y terminar con las mejillas rojas, de las veces que lo había atrapado mirándolo. Y realmente le parecía tierno, pensó que era alguien rudo, de esos que se la pasan molestando a las personas. Pero luego de su primer encuentro y su forma de actuar, dudo.

Lo miro con incógnita a la espera de que él hablara.

-…

Harry achino más los ojos y aquel castaño pareció reaccionar.

-Yo…

El rizado presto más atención a lo que aquel chico de ojos azules pudiera decirles.

Levanto su mano, mostrando el contenido de esta en sus interior y con un claro sonrojo explico.

-Conseguí algunos pastelillos porque…-El rizado lo miro sorprendido y sonrosado-En tu Blog leí que eran tus favoritos, así que…-El ojiverde le regalo una sonrisa aun sonrojado, era lo más lindo que alguien había hecho por él.

-Siéntate conmigo-pidió al castaño.

El ojiazul enrojeció aún más y asintiendo tomo un lugar frente al chico.

-S…Sí… Bien…-el ojiverde miro contento al chico frente a él, a la espera que comenzara a desenvolverse. Para así tener un desayuno entre panquecitos y platicas triviales de sus vidas.

[…]