CAPÍTULO 1

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En una pequeña ciudad del pulgarcito de Centroamérica residía Mayah una joven muy acomplejada pero un poco alocada y valiente. Ella deseaba viajar por el mundo, ese era su sueño más grande, lo que siempre había anhelado.

Mayah vivía con su familia, era la hermana menor, ella creía que todos eran muy peculiares porque siempre pasaban en guerra, sobre todo en las noches. Su mamá y papá discutían por todo, mientras que uno de sus hermanos, Roberto, el único que quedaba en aquella casa, era muy desobediente y necio, cosa que también causaba guerra por las noches. Natalia, su única hermana era como su mejor amiga, ya que se contaban todas las cosas que les pasaban, Mayah la quería mucho, la amaba aunque a veces pelean mucho.

Roberto, Natalia y Mayah eran los únicos hermanos del mismo papá, mientras que Antonio, el hermano más rebelde de todos es hijo de otro hombre, al igual que Alexander, quien es el hermano mayor de toda la familia.

Mayah era una chica de no tan bonito aspecto, ya que nunca se arreglaba, no le preocupa verse bien, estaba por entrar a primer año de bachillerato, lo cual la entusiasmaba mucho, tenía 15 años, a su corta edad ella soñaba con conocer algunos países del mundo, viajar en avión, le encantaba la idea de conocer nuevas culturas, pero había un enorme problema, no tenía los recursos necesarios, mucho

menos para comprarse un boleto de avión u hospedarse en algún hotel; así que se decepcionaba y trataba de no hacerse ilusiones y seguir con su aburrida vida en la misma monotonía.

6: 00 am

Otro día más, como todos, me despierto quejándome de mi tonta y reprimida vida, me pongo mis pantuflas, abro la puerta de mi habitación y como siempre al único que saludo es a mi perro Firo quien siempre está en la puerta esperándome con ansias, me dirijo hacia el baño a tomar una ducha, lo único relajante que puede haber en mi vida, plancho mi tonto uniforme y como siempre me veo al espejo decepcionada. Bajo a la sala a encontrar un poco de comodidad mientras espero la llegada de Lena mi amiga de mi infancia.

Recuerdo el primer día que conocí a Lena, era muy extrovertida y siempre andaba sonriendo, un día ella se me acercó y me preguntó si quería jugar y desde entonces fuimos amigas. Las dos llevábamos buenas calificaciones, aun que puedo decir que ella siempre salía mejor que yo...

Lena – Mayah... ¡hay que irnos, se nos hace tarde!

Mayah – ¡Ahora salgo!...

Lena – Mayah tu como siempre haces que lleguemos tarde, hoy es nuestro primer día de clases y tenemos que ver si quedamos juntas...

Mayah - Espero que no nos separen Lena...

Lena – ¡Apresúrate!

Entramos a la enorme escuela y nos dirigimos a ver las papeletas buscando nuestro nombre, como siempre mi vida llena de mala suerte vi que Lena había quedado en otro salón.

Lena – Ya viste... no quedamos juntas Mayah (agacho su mirada)

Mayah – Si ya lo sé... ¿Por qué mejor al salir de aquí te quedas a cenar en mi casa?

Lena – Muy buena idea... le llamare a mamá.

Mayah — Ok nos vemos afuera, en la cancha.

Hicimos nuestra despedida chocando las manos y los brazos, teníamos un bobo saludo y despedida que inventamos desde pequeñas.

Entre al salón y noté que la mayoría eran nuevos compañeros, la

mala suerte o "salades" siempre está de mi lado, habían seis compañeros de noveno a los que jamás les había dirigido ni una sola palabra, los detestaba eran cuatro chicos, eran muy fastidiosos, se la pasaban molestando, bromeando y charlando en toda la clase; las dos chicas eran muy fresas y delicadas.

Mayah: Un Sueño LúcidoWhere stories live. Discover now