✣ Capítulo 3

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Marcus:

Un dolor punzante atraviesa mi cabeza y es eso lo que me arranca de un profundo sueño. Nunca me había sentido relajado y exhausto al mismo tiempo. No logro abrir los ojos del todo, me siento mareado y necesito ir al baño. Quito las sábanas de encima de mi cuerpo y camino directo a él, vaciando todo el contenido de mi estómago en el sanitario posteriormente.

Mi estómago se revuelve constantemente, pero me encuentro bien. Cepillo mis dientes y reviso mi rostro en el espejo. Tengo unas gloriosas ojeras que van perfecto con mi resaca. No recuerdo haber llegado aquí y tampoco el haberme quitado la ropa. Estoy desnudo.

Arrebatadamente, salgo del baño y miro mi cama. Un pequeño y delgado bulto se yace enredado debajo de mis sábanas, y no puedo ver nada de ella además de su cabellera rubia. Es un ella, ¿verdad?

Doy unos precavidos y silenciosos pasos y puedo ver su rostro. Si, es ella.

La observo unos segundos. Eso explica que me sienta bien. Rasco la parte posterior de mi cuello y frunzo el ceño. Los recuerdos de la noche anterior me confunden. Son distorsionados y nublados, pero sí recuerdo el sexo. Oh, el glorioso sexo. Ella es gloriosa en la cama.

Mi estómago ruje y sonrío por él. Creo que la actividad física me ha dejado famélico.

Esto reencarna en mí recuerdos universitarios. He pasado tantas veces por estas situaciones, pero eso fue hace mucho tiempo. No estoy seguro si lo incómodo de la situación es porque ella me ayudó a salir de esto o si he madurado. Pero, sinceramente, me gustó.

No me había dado cuenta que lo extrañaba hasta ahora. Sin duda, ella debe ser una experta. Justo lo que necesitaba.

Mi estómago vuelve a rugir. Decido concederle los caprichos y camino hacia la cocina para preparar un desayuno. Supongo que debería prepararle algo a ella, ¿verdad? ¿Qué le gustará? ¿El café? ¿A quién no le gusta el café?

Rompo tres huevos dentro de una sartén y a un costado frío el tocino. Pongo pan en la tostadora y apago la cafetera. Esta solía ser mi rutina diaria, me pregunto por qué acepté hacerme vegetariano. Retóricamente, por supuesto. Coloco la mantequilla y la jalea a un lado de la mesa y busco los cubiertos para untarlos después de girar la llave del gas. El chillido del aceite caliente cesa de a poco mientras saco los panes y coloco todo ordenadamente en la mesa. Supongo que esto deberá hacerlo.

Me pregunto si debería esperarla, pero cedo a la urgente petición de mi estómago de ser alimentado antes de comenzar a comerme a mí mismo.

Mía:

 

Mis brazos se sienten pesados, mis piernas macizas. El recuerdo de la noche anterior me saca una sonrisa. Eso era lo que yo necesitaba.

Giro sobre mi cuerpo y miro a mi alrededor. Me encuentro sola en una habitación algo... muy costosa. Suspiro y bostezo sonoramente. Estoy agotada. Maldición, él debe hacer esto todos los días. Está tan entrenado como el mono de un circo. Mis ojos se sienten pesados, pero mi estómago responde al olor que proviene desde afuera de la habitación.

Mis ojos se abren de par en par y me incorporo rápidamente. ¿Él ha preparado el desayuno?

Quito las sábanas de un tirón y salgo de la cama en busca de mi ropa.  No me sorprende que mi sostén esté sobre una silla junto a la puerta del baño y mis bragas debajo de su cama. A estas alturas de mi vida, ni siquiera me pregunto cómo llegaron ahí.

Mi vestido está sobre la silla también y sonrío al recordar la forma en la que él me trató. Parecía todo un caballero a la hora de besarme y desvestirme. Se olvidó de esa faceta de sí mismo cuando se trató de embestirme. La deliciosa presión de los músculos de mi abdomen me sorprende. ¿Sólo con recordarlo y ya estoy lista nuevamente?

Trago y me meto dentro de mi vestido apresuradamente. Tengo que salir de aquí antes de que termine en su cama otra vez.

Necesitaba esto...

Él susurró eso cuando el climax al que nos habíamos elevado nos había soltado totalmente. Me pregunto qué era exactamente lo que necesitaba y por qué. Él no parecía, en absoluto, un necesitado de sexo.

Encuentro mis zapatos junto a la puerta. Los tomo entre mis dedos y camino fuera de la habitación rápidamente. Necesito salir de aquí.

El olor a comida retuerce mis entrañas desenfrenadamente. Oh, Dios... desayuno. La idea es tentadora.

Al salir de la habitación, camino por el pasillo en busca de la puerta de salida. Al llegar aquí la noche anterior, mirar su departamento no era exactamente lo que estaba haciendo. Estábamos haciendo.

El olor se intensifica en un intenso olor a tostadas y huevos fritos con tocino, además de café. Café es justo lo que necesito ahora. Al terminar de recorrer el pasillo, me encuentro con una pequeña barra que se encarga de dividir el espacio de la cocina y el Living, y ahí está él.

—Hola —él dice, sonriendo. Está comiendo una tostada con huevo y hay una tasa con café en su mano. Mi estómago ruge.

—Hey —digo, sin ánimos. Una sonrisa fingida en mi rostro.

—¿Café? —pregunta. Su mano apunta hacia una moderna cafetera sobre la mesada junto a la heladera.

—No, gracias —contesto. Excusas, excusas...—. Tengo que llegar a un almuerzo familiar —miento. Creo que esa es la excusa más patética que he dicho jamás.

—Es temprano aún —señala un reloj colgado en la pared junto a la puerta—. Apenas son las once. ¿Segura que no quieres café?

—Segurísima, pero gracias —mis pasos, delicados y suaves, se mueven lo más disimuladamente rápido que pueden y se alejan de él, hacia la puerta.

—Cuando quieras —dice y estoy fuera.

Suspiro al cerrar la puerta detrás de mí. Decido que no puedo correr en tacones altos en este momento, así que comienzo a correr descalza sobre la fría cerámica de la loza del piso. El ascensor me muestra doce pisos, y yo me encuentro en el décimo. La decoración del edificio me hace acordar a mi madre y a sus extravagantes gustos. Es muy prolijo, muy... no lo sé. Pero no me gusta.

Antes de que mis pies pisen la vereda de la calle, me coloco mis zapatos y salgo puertas afuera. Saco mi teléfono del bolsillo oculto de mi camisa y llamo a Elizabeth. Necesito irme. Rápido.

Lo sé, un capítulo bastante corto, pero era necesario. Pensé varias veces en si poner lo que hicieron o no, pero como tendrá suficiente de eso, no quería que ya el tercer capítulo sea así, por cuestiones de escritora y el desarrollo de la historia, era mejor así. 

Un comentario me preguntaba si tenía días específicos para publicar y yo dije que siempre que yo considere que esté listo lo publicaría, pero me parece justo darles un día específico. Esos días serían los miércoles o los lunes, eso dependerá, por supuesto. El problema es que yo no puedo asegurarles que todos los miércoles publicaré o todos los lunes, pero si no lo hago ese día lo haré al siguiente, así que tranquilas con eso ;)

Muchas gracias por leer, votar y todo eso, es por ustedes por quien escribo asi que les agradezco su ayuda :) Nos leemos pronto!


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⏰ Last updated: Feb 02, 2016 ⏰

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