Four

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Con ese pensamiento latente en la mente del castaño su cuerpo comenzó a moverse por si solo, posicionándose sobre su novio en menos de unos segundos. Estaba sentado sobre el abdomen de Mark con las manos sobre su pecho. Tal y como siempre hacía cuando jugaban y terminaba acorralando al mayor. Ambos sonrieron con ese recuerdo.

—Hemos estado muy tristes Makku...—dijo el castaño recordado lo mal que se había estado sintiendo últimamente.

—Lo sé, cariño...

Mark extendió su brazo para peñiscar suavemente la mejilla de su novio, sacándole otra sonrisa. Extrañaría esa sonrisa.

—Divirtamos entonces—terminó diciendo.

«Mientras podemos»

Donghyuck descendió y su novio lo atrajo a sus labios, un beso entre sonrisas.

En poco tiempo se hallaban dando vueltas en la cama riendo y tocandose como solían hacerlo cada vez que compartían habitación, para ellos tratarse así casi era como jugar.

Mark se hallaba entre sus piernas apretando sus muslo con fuerza, provocando que el menor suspirara en su oreja.

—Makku...

El canadiense vibraba con la dulce voz del chico tan cerca. Dulce. Volvió a apretar los muslos del chico solo para escucharlo otra vez y consiguió su objetivo.

El castaño movía sus caderas solo para tener más contacto con él. Su cuerpo lo necesitaba.

Ambos chicos estaban acumulados, no podían engañar a nadie. Eran adolescentes hormonales y se necesitaban tanto física como emocionalmente. Sin embargo la primera nombrada no había sido cubierta hace un tiempo.

Mark cerraba los ojos ante la fricción, su miembro requería atención y su novio moviéndose de esa manera contra él no le dejaba pensar. Aunque tampoco quería hacerlo.

—Makku te necesito...

Su voz se coló otra vez. Tan cerca. Lo volvía loco.

En un movimiento Mark abrió la cremallera del pantalón de su novio y quitó sus pantalones. Donghyuck tenía una erección que apremiaba ser atendida, al verla el canadiense sonrió ladino y tomó con su mano la erección bombeándola como si fuera la propia, un constante vaivén que se aceleróen cuanto el castaño envolvió la mano de Mark marcándole el ritmo.

Como le complacía ver a su novio con la cabeza hacía atrás gimiendo su nombre.

—Mmnh...Makku—tomó con fuerza la camisa del chico indicándole que estaba por venirse.

—Eres adorable...—rió bajito el pelinegro, besando con suavidad la sien de su novio.

Tanteando la mesita al lado de la cama encontró el lubricante y sus acciones desde allí fueron dirigidas por el puro instinto de ambos chicos, sedientos del otro.

Ninguno de los dos pensó en nada más que no fuera las sensaciones que los envolvían y en lo placentero que era aquel momento...aquel momento que ambos sabían sería el ultimo.

Sus cuerpos sudados y desnudos cayeron rendidos sobre la cama cuando por fin ambos se vinieron juntos. Sus pieles brillaban y sus respiraciones agitadas aún llenaban el espacio.

El castaño miró a los ojos a su novio, ya no había tristeza en ellos, de hecho solo él se encontraba allí reflejado y el menor se sintió invadido por su amor.

—Se que te iras Mark...

Mark abrió un poco los ojos pero no se sorprendió demasiado, pues su novio lo conocía muy bien.

—También se que no podré irme contigo...

Donghyuck tomó la mano de su novio y la estrechó contra las propias.

—Pero estoy seguro que lo que siento por ti, jamás volveré a sentirlo por otra persona...

Su ruptura era un hecho sobreentendido, pues ninguno de los dos tenía una buena critica sobre las relaciones a distancia, siempre lo hablaban y su única respuesta era "eso no es para nosotros", pues era verdad ser idol implicaba mucho tiempo y si apenas hallaban tiempo para hablar con sus familias... Mantener una pareja a distancia, definitivamente era imposible.

—Yo no creo sentir nada, si no estas conmigo Hyuck.—besó los nudillos de su novio y él rió.

Ambos se sonrieron, aún cuando este momento debía estar lleno de lagrimas aún más saladas que las de ayer, no las hubo y solo las risas y las bromas prevalecieron en lo que quedaba de la noche.

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Fue innegablemente triste su despedida, todos los miembros hicieron una pequeña junta para despedir a su compañero. Compraron kilos y kilos de sandias, solo para que el pelinegro se fuera con una sonrisa en los labios de los dormitorios y aunque parecía que funcionaba al principio, cuando Jisung soltó la primera lagrima los otros 17 miembros cayeron de inmediato en un río de llantos.

"Te quiero Hyung", "Nos volveremos a ver", "No olvides comer bien", "Nunca cambies", entre otras palabras de apoyo y afecto fueron las que recibió Mark mientras abrazaba y despedía de cada uno de los miembros en los últimos minutos antes de irse.

Aún cuando con Donghyuck ya había compartido muchas palabras de aliento en el último día, aún así lo esperaba. Más que a todos allí.

Cuando llegó su turno sintió su pecho apretarse, no quería que todo terminara. No quería dejar de ver su piel canela, sus ojos marrones, sus lunares, su risa, quería quedarse junto a él...

Donghyuck lo abrazó fuertemente, y clavó su rostro en el cuello del mayor sacándolo de sus pensamientos.

—Sé feliz Mark...¿Si?—susurró.

—Sigue mostrándole tu voz al mundo Donghyuck —sonrió Mark acariciando suavemente los cabellos castaños de su...novio.

—Puede que dejemos de ser novios, pero seguirás siendo la persona más importante para mi Mark...no lo olvides. Tu puedes triunfar donde sea, se que lo harás...

La voz de Donghyuck se rompía y sus palabras e ideas se enredaban, aún cuando todo sonaba tan lindo en su cabeza.

Sin embargo fue callado por los suaves labios del pelinegro, que lo sorprendieron... igual que aquella vez.

—Prométeme que tu también triunfarás y serás el mismo sol radiante que eres ahora.

—Lo-lo haré —asintió para luego romper en llanto. Era inevitable su pecho dolía como si su corazón se estuviera quemando en su pecho. —Te amo mucho Makku.

—Yo también te amo Donghyuck.

Mark ya debía irse por lo que besó la frente del menor y luego su cabeza para aspirar el aroma de su cabello por última vez. Suave vainilla. Después se alejó lentamente de su cuerpo sintiendo como el frio remplazaba la calidez del cuerpo de su novio. Ambos sintieron ese frio recorrer sus cuerpo, sin embargo aceptaron el sentimiento gélido que provocaba su último abrazo.

—Adiós chicos gracias por todo. Los quiero. —Mark hizo una reverencia y salió por la puerta de la sala junto a su maleta y una leve sonrisa cargada de nostalgia.

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Cálido [MarkHyuck]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora