Capítulo X

27.4K 1.3K 73
                                    

Camino hasta la parada para tomar el metro bus, dos años trabajando pero todavía no he podido costear un auto; demasiados gastos, poca vida, mucho trabajo, nada de amor, y llena de tristeza por no tener a mi hermana conmigo. Esa es mi vida.

Entonces pienso que un poco de diversión con Roger no está mal, sí, es peligroso, y lo peligroso es tentativo. Además, está mi trabajo de por medio, mi dignidad y mis sentimientos, que obviamente eso es lo primero que voy a bloquear si decido seguir haciendo eso con él, no me puedo enamorar de él.

¿Por qué no? cuestiona mi consciencia.

No conozco quién realmente es, aunque con el tiempo pueda que...

Meneo mi cabeza en negación.

—No, nada de sentimientos hacia él —murmuro en voz alta, una señora de unos sesenta años me mira con el ceño fruncido, ahora pensará que estoy loca.

Eso es lo que no quiero, no quiero volverme loca por Roger Butler.

Al día siguiente, estoy caminando con Laura por la acera cerca de la empresa.

— ¿Tú esperas que Seattle, una ciudad que siempre llueve, no llueva hoy? ¡Ay, Laura! —Mi amiga y yo vamos caminando a nuestra cafetería preferida, la que se encuentra cerca de la oficina. Vamos directo a Life's.

—Espero que no, porque tengo esta cita con un chico de Tinder, y estoy emocionada —dice ella viendo a unos chicos tomados de la mano.

—Yo debería de probar esa aplicación —digo riéndome—. Quizás tenga hasta suerte y consiga al amor de mi vida.

Laura ríe también.

—Me encantaría verte con un tipo todo grande y con cara de hippie. —Eleva sus cejas.

Suelto una carcajada por su comentario. Ella realmente está loca.

—Sería divertido, tal vez consiga uno alto, buen porte, sonrisa brillante y con un poco de barba.

—Eso me recuerda al jefe —explica riendo, yo siento que mi cuerpo se tensa.

— ¿Por qué lo dices? —La miro mientras vamos cruzando el umbral de la cafetería. Huele a ponquecitos, delicioso.

—Sólo me recordó a él, hoy a las dos de la tarde me toca la presentación.

—Lo harás excelente, Lau. —Le doy un apretón en su hombro.

Ella sólo sonríe, nos disponemos a pedir nuestras órdenes. Loretto, el chico que siempre nos atiende, nos recibe con una gran sonrisa y nos prepara nuestros cafés.

Luego de la cafetería volvimos a la oficina, ya eran más de las dos de la tarde y Laura estaba en la oficina de Roger; me encontraba nerviosa por ella, aunque él no es un jefe tirano de novelas literarias, igual estaba ansiosa de que mencionara cada detalle y él no le hiciera preguntas que la pongan en tres y dos.

NO DIGAS NADA Y DISFRUTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora