Capítulo 7

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La música estaba tan alta que tenía que cubrirse los oídos para pasar a través del mar de gente que se frotaba entre sí, supuestamente bailando. Momo lo conducía hasta donde Jirou debería estar sin embargo el único que estaba allí era el anfitrión, Bakugou.

—¿Dónde está Jirou? —levantó la voz Momo cuando ya estaba cara a cara con él, Bakugou toma de su bebida y esboza una sonrisa.

—¿Y yo qué voy a saber? No soy su jodido niñero.

—Eres su amigo.

Bakugou miró hacia otro lado, disgustado por la palabra que quedaba muy corta para todo el que eran.

—No sé dónde está —replicó, desde dónde estaba Momo podía sentir ese olor a alcohol en su aliento— Deberías buscarla en la segunda planta, quizás la encuentres por allí.

Yaoyorozu suspira molesta y toma la muñeca de Todoroki. Siguen atravesando el gentío hasta llegar a las escaleras dónde transitar se hacía más fácil. El pasillo tenía a unas cuántas parejas demasiado juntas, cosa que incomodaba a Shouto, que ya llevaba varios minutos preguntándose cómo podría gustarle a Momo estar en un lugar así. Ahora podía recordar con claridad por que odiaba las fiestas; estaban llenas de gente borracha, olores desconocidos para él, los odiosos grupos que se formaban y le recordaban que él nunca encajaría, los gritos incesantes que lastimaban sus oídos a parte de la música a alto volúmen.

—Hemos recorrido todo el bendito lugar y no está... ¡Me engañó! —chilló molesta Momo, su acompañante no dijo nada, tan sólo miraba algunas pinturas que estaban colgadas por allí, Yaoyorozu suspiró con pesadez mientras entraba a una de las habitaciones para salir a la azotea dedicándole una mirada por el rabillo de su ojo— Puedes irte ya sí quieres.

Ella se dejó caer en el suelo soltando un largo suspiro de cansancio cerca de la baranda mientras sacaba su teléfono celular y observaba detenidamente la hora.

—¿Piensas quedarte sola?

—No sería problema tuyo ¿verdad? —espetó mirándole de reojo como tomaba asiento junto a ella.

—Pues no. Pero ya me has traído aquí, mínimo debo estar unos minutos o todo el camino hasta acá habrá sido en vano.

—Como quieras.

Pasaron varios minutos en silencio, la música seguía y los gritos de gente que ya no se encontraba en sus cinco sentidos también. Ambos estaban sentados, con las piernas cruzadas. Momo revisaba desesperadamente su teléfono esperando que su amiga respondiera uno de los miles de mensajes que le había enviado.

Todoroki veía como pasaba una mano por su rostro con frustración. Miró hacia atrás, por las rendijas de la baranda podía observar el ambiente en el patio.

Shouto seguía pensando qué tenía de divertido estar en un lugar así. Sintió que le hablaban y hasta que prestó atención escuchó lo último que ella dijo:

—Pues entonces hablemos un poco.

Su petición lo sacó de su estado pensativo, giró su rostro para verla, ella estaba viendo su teléfono celular cuando lo hizo.

—¿Sobre qué?  —no era un gran conversador, no tenía idea de qué hablar con una chica.

Y con cualquier otro ajeno a su familia.

—No lo sé —se encogió de hombros— Hay tantas cosas sobre qué hablar; tu familia, tus gustos, tus ideas... Tus sueños.

—No quiero hablar de mi familia, no soy alguien de muchos gustos, no tengo ideas qué defender, o al menos no sé si las tengo. Lo mismo con los sueños, no creo tenerlos.

Yaoyorozu entrecerró los ojos.

—No quieres hablar de tu familia conmigo, bien, está bien no es para obligarte. Pero no creo que no puedas hablarme de tus gustos ¿no tienes tampoco ideales? ¿Sueños?

—No.

—Okay. Eso es bastante...

—Nunca tuve la necesidad de andar diciendo lo que me gusta, la música que escucho, mis gustos musicales, es sólo para mí. Nadie sabe mucho acerca de mí ni siquiera mis propios hermanos. Mis gustos son simples, nada extravagantes como para andar divulgandolos. Tampoco es como que tuviese amigos para compartir, hablar, bromear. No creo tener ideales porque la política y demás temas polémicos no son de mí interés, no tengo sueños porque son un desperdicio de tiempo, esta realidad muy difícilmente te ayuda a cumplirlos, los sueños son para aquellos que no tienen la capacidad de lograr con facilidad sus metas y se apegan a fantasías con la esperanza de que trabajando duro se pueden cumplir.

—Bueno, con respecto a la primera parte puede que antes no tuvieras amigos, pero ahora me tienes a mí —ella sonrió y Shouto sintió un extraño cosquilleo en su estómago, eso le pasaba por no comer nada en todo el día— Puedes decirme tus gustos simples, no hay problema yo te escucharé. Si no tienes ideales no importa podemos crearlos. Y los sueños... No son lo que piensas, bueno tal vez un poco. Pero debes saber que soñar con algo te motiva aunque no lo creas y ¡claro que será difícil lograr cumplirlos! La realidad no te deja tan fácil las cosas, sería muy aburrido si la vida fuese tan fácil.

Todoroki lo pensó a fondo, coincidía en algunas cosas.

—Puedes decirme lo que quieras, Todoroki —añadió Momo con una sonrisa. Él bajó la mirada buscando que decir.— ¿O es que estás en tu etapa emo?

—Me gusta el soba.

—¿El soba?

—Si está fría mejor.

—Bien.

—Me gustan los gatos.

—¡Oh sí! Son tan adorables y lindos —dijo Momo mientras movía los dedos y hacía un puchero enternecedor.

—Me gusta la literatura.

—¿De verdad?

—Sí.

—Pues... Aunque no lo creas yo estoy estudiando literatura.

—Ya veo, así que eso era.

Y así pasó un buen rato, en el que ambos compartían sus gustos hasta que llegaron a hablar solo de Momo. Ella compartía un gran gusto por los libros y le contaba su experiencia en el vasto mundo del saber. Las teorías que había leído, sus ideales, todo se lo decía a Shouto de una manera emocionante.

Y Shouto la escuchaba en cada detalle, sintiendo una agradable calidez por tenerla a su lado hablándole sin importarle que pensará que era un poco parlanchina, llegándose a preguntar si así de bien se sentía tener un amigo.

—¿Crees en la reencarnación?

Él creía en la encarnación de las uñas.

—No.

—Yo pienso que es algo muy interesante independientemente de si es real o no.

Shouto se mantuvo en silencio.

—Es tan emocionante pensar que, puedes reencarnar en varias vidas, ser personas distintas o ser la misma persona en mundos distintos: ¿Imaginas eso? La existencia de muchos mundos y que en cada uno de ellos tienes una personalidad distinta. Me pregunto cómo seré en la siguiente vida... si seré violinista, cavernícola, astronauta, maestra o una actriz. Me pregunto si en la siguiente vida tendré las cosas que no tengo en esta vida.

—¿Cómo qué?  —indagó Shouto.

Momo sonrió con cierta melancolía.

—Una familia.

















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