「 Labios Rotos 」✧ KookTae | OS

【 Labios Rotos 】

Su espalda impacto contra un árbol.

El hada seguía mirando al frente, la luz de luna hacia brillar sus lágrimas, su brazo estaba extendido y su dedo índice apuntaba al humano. Él lo había arrojado al tronco. –Sí, estaba ahí. Todo lo que dijiste es una mentira, mis padres y hermanos estaban bien, fueron ustedes quienes los cazaron y torturaron. ¿Y después alegan que fue por lastima? Fue por puro egoísmo.

—Lo sé–Jungkook escupió sangre.

El hada giro velozmente su cabeza, sorprendido de que supiera la verdad. –Y a pesar de ello. –el hada siguió hablando, acercándose al humano– No tengo deseo de matarlos.

Atrapo las mejillas contrarias, mirando al humano directamente a los ojos para lentamente bajar la mirada hasta sus labios. El humano hizo lo mismo, acercándose.

El beso cargado de sentimientos contrarios, el bien y el mal acoplándose, deleitándose con el sabor de la sangre. Y sin darse cuenta, sellaron otro trato.

❝ Los quiero curar

Los voy a cuidar... con todo mi amor ❞

El hada no se encontraba en la siguiente noche, el corazón del humano se comprimió.

Ese día no tendría su dosis de calma.

Así que dejo una rosa blanca en el sitio donde debería estar su hada.

❝ Es raro el amor, es raro el amor

Que se te aparece cuando menos piensas ❝

Tampoco apareció a la noche siguiente.

Su rosa estaba marchita, hizo una mueca de confusión.

Y en ese silencio la dríada de ese árbol bajo de su rama hasta situarse frente suyo, recogió la rosa y oculto su cara con los pétalos marchitos. Al tocarla la rosa revivió.

Susurros por todas partes enloquecieron al humano en ese momento. Pero uno en particular sobresalió de los demás.

«...Mismo futuro...» Su corazón se agitó con temor.

«... Le arrancarán las alas...» Ya sabía dónde estaba su hada.

❝ Es raro el amor, es raro el amor

no importa la distancia, ni el tiempo ni la edad ❞

—Devuélveme a mi hada. –Estaba controlándose para no golpear al viejo jefe. –Se lo estoy pidiendo por las buenas.

El señor solo rio junto a sus dos soldados– ¿Tú? Muchacho te crees el dueño del gran rey de las hadas cuando no eres ni dueño de una piedra.

Trató de calmarse... pero él no era un hada. No era su función ser bueno.

Con todo el odio de su ser, le dio un fuerte puñetazo al jefe del pueblo. Los soldados lo tomaron de ambos brazos impidiéndole moverse.