CAPÍTULO 24 "FLORES EN INVIERNO"

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Louis había quedado sumido en una especie de estupor que no le permitía ni siquiera sentir, que una mano estaba firmemente sujeta en uno de sus hombros y zarandeaba su cuerpo, intentando hacerlo reaccionar.

La voz se escuchaba tan lejana.

—Louis. Louis, por favor. Bebé, cachorrito. No es él. No es Niall.

Louis solo fue capaz de reaccionar hasta que escuchó la mención del nombre de su amigo. Parpadeó con los ojos llenos de lágrimas y levantó la mirada. Harry estaba hincado frente a él. Sentía el tacto de esas manos gentiles, acunando sus mejillas, con la delicadeza que siempre tenía para él. Con esa aura protectora rodeándolo como una cálida manta.

—¿No... no es él? —balbuceó con la voz rota, apenas audible. Harry negó con la cabeza y lo apretó contra su pecho cuando lo vio derrumbarse en un quejido lloroso. En parte para consolarlo. En parte para mantener el silencio. Si Louis no podía estar en calma, él no debía olvidar el lugar en el que estaban.

Lo dejó desahogarse y tranquilizarse por un par de minutos solamente. Debían salir de aquel edificio lo más rápido que les fuera posible, así que en cuanto dejó de sollozar, Harry lo separó de su pecho para poder mirarlo bien y cerciorarse de que se encontraba mejor. Sintió como se le apretaba el estómago al mirar su rostro mojado por las lágrimas. El olor de la angustia que emanaba su omega, lo estaba mareando también a él.

—Tenemos que seguir buscando —mencionó. Louis asintió entre hipidos y talló su rostro con las mangas de su chaqueta. Ambos se pusieron de pie.

Antes de retirarse, Harry volvió a escanear el lugar con la luz de la linterna. Aparte de las cajas y del cuerpo de ese pobre infeliz, la habitación estaba prácticamente vacía. Louis se preguntó si debían intentar averiguar quién era aquel hombre. Si dejarlo perderse en el anonimato era algo demasiado cruel. Probablemente era mejor no meterse en asuntos que no les incumbían. A pesar de eso, Harry regresó. Louis se quedó de pie, recargado en la pared con las piernas inestables, mientras el alfa registraba aquel cuerpo, cubriéndose el rostro con la mano para ser capaz de soportar la peste.

Como era de esperarse, no había identificaciones, pero había una pequeña tarjeta con un teléfono y un papel doblado en una de las bolsas interiores de su chaqueta. Harry los tomó sin detenerse a revisar. Cuando estaba a punto de ponerse de pie, distinguió algo que llamó su atención.

—Era un policía —susurró para sí mismo. El tatuaje en el interior de la muñeca de aquel alfa, se apreciaba borroso, pero él fue capaz de distinguirlo. Harry acercó su pulgar y talló la piel. Su dedo quedó sucio con el maquillaje que lo cubría. Frunció el ceño—. Se estaba escondiendo.

—¿Encontraste algo? ¿Sabes quién era? —Louis se había acercado a él y estaba mirando el cuerpo de aquel hombre con una mueca de desagrado en los labios. Harry negó con la cabeza.

—No, no sé quién era. Pero era un policía. Está tatuado. Y se estaba escondiendo de alguien.

—Pensé que ya no hacían eso. Señalarlos de esa manera es peligroso. Los hace vulnerables a las oposiciones, a las mafias, ¿no es así?

—En esta ciudad los que tienen algún tipo de autoridad son los más peligrosos. Probablemente este estaba infiltrado. Aunque no sabemos en cuál de los dos lados se estaba escondiendo. —Louis frunció el ceño con confusión.

—No entiendo.

—Lo torturaron, Louis. Tiene marcas de cortes y quemaduras en el estómago y... ¡maldita sea! —Harry había estado a punto de caer de sentón, luego de girar un poco la cabeza del hombre y dirigir la luz de la linterna hacia su rostro.

ABYSSO: La ciudad amurallada (Libro 1 saga CIUDADES MALDITAS)Dove le storie prendono vita. Scoprilo ora