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Después de 4 años volvería a aquella ciudad, después de que mis padres me hubieran arrastrado al otro lado del país, después de haber dejado a mis amigos y en especial, después de haberlo deja a él. Al que yo consideraba el amor de mi vida.

Después de mi incidente y de haber terminado en el hospital, Alexy y yo nos hicimos más cercanos que nunca, me esperaba después de las terapias y veíamos películas durante toda la tarde, incluso algunas veces se quedaba a dormir en mi casa, realmente eso había fortalecido nuestra amistad, es algo irónico, pero es verdad.

Mientras tanto yo luchaba internamente contra mis sentimientos hacia él, tenía que olvidarlo si no quería salir más lastimada.

Pero, vamos, después de 4 años no pude olvidarme de él, a pesar de haber tenido varias relaciones, ninguno de los chicos con los que salí lograba provocar siquiera la mitad de cosas que sentía con Alexy. Ya estaba resignada a que me quedaría sola por aferrarme tanto a mi mejor amigo, incluso tenía ya mi plan de vida, terminar de estudiar arte, encontrar trabajo, ejercer lo que me apasiona y adoptar 40 gatos. Era un gran plan.

Dejé mis cosas en casa de mi tía, ya que no pensaba quedarme a vivir en el campus, y me dirigí hacia un bar que se encontraba en el centro de la ciudad, ahí me vería con Alexy y Rosalya.

Me encontraba bastante nerviosa, a pesar de que todos estos años nos mantuvimos en contacto.

Entré en el pequeño lugar y busqué con la mirada a alguno de mis mejores amigos. Divisé a lo lejos una cabellera azul que era inconfundible para mis ojos.

Inmediatamente sentí mi corazón acelerar su ritmo y mis manos temblar y sudar a medida que me acercaba a la mesa. Mientras más cerca me encontraba más sentía que me desmayaría y que mínimo regresaría mi desayuno; claro, si es que se le puede llamar desayuno a un trago de Coca-Cola.

-¿Alexy?- El nombrado volteó y en cuanto me miró su rostro se iluminó, como si fuera un niño abriendo los regalos de navidad.

- ¡Sucrette! ¡Mi pequeña!- envolvió mi delgado cuerpo en sus brazos y me apretó tan fuerte que enserio pensé que vomitaría.- ¡Mírate, estás tan hermosa! ¿Acaso creciste unos centímetros?-reí un poco.

-Estás exagerando, idiota.- besé su mejilla sin separarme de su cuerpo.- Pero sabes que amo tus exageraciones.- El ojirosa me sonrió y se apartó con cuidado de mí. Lo observé cuidadosamente y noté que él sí había crecido unos centímetros, seguía teniendo ese impecable gusto por la moda, su cabello se hallaba despeinado, pero le sentaba bastante bien, se veía perfecto.

-Lo sé, no entiendo cómo pudimos sobrevivir tanto tiempo lejos, realmente te extrañaba.- tomó asiento mientras pronunciaba sus palabras. Realmente yo tampoco entendía como habíamos logrado estar lejos tanto tiempo, bueno en realidad sí lo sé, ambos somos fieles seguidores de una religión llamada pobreza, ninguno de los dos podía costearse viajes al otro lado del país.

- También te extrañé.- tomé su mano y entrelacé nuestro dedos por encima de la mesa.

Por dios, ¿qué estaba haciendo?

Solté su mano y desvié la mirada sonrojada. Alexy rio.

-C-Cómo sea, ¿dónde está Rosa? Me sorprende que aún no esté aquí para criticar mi atuendo a pesar de todo el tiempo que ha pasado.

El ojirosa soltó una carcajada.

-Tranquila, ella no se perdería esto por nada.- Dio un sorbo a la bebida que había ordenado antes de mi llegada.- Sólo se retrasará un poco, tiene que ordenar algunas cosas en la tienda de Leigh, para la próxima colección que lanzarán.

Cierto, había olvidado que mientras terminaba su carrera en diseño de modas, Rosa había comenzado a diseñar colecciones de ropa para la tienda de su novio, les iba bastante bien.

- Esperemos que no llegue con alfileres en cada parte de su ropa.-

-Amén.- Alex esbozó una pequeña sonrisa.- Y bien... En todo este tiempo, ¿hay algo que no me hayas contado de tu vida amorosa?

Aparté la mirada, algo incómoda. Sí había algo que no le había comentado a mi mejor amigo.

- Pues... N-No... -suspiré nerviosa.

-Viendo tu expresión, ¡sé que sí! Nunca me dijiste porque terminaste con aquél moreno de ojos verdes.

Tal vez porque mientras teníamos relaciones se me salió un gemido con tu nombre. Pensé nerviosa mientras sentía mi cara realmente caliente.

- Teníamos diferentes objetivos, ya te lo dije.- Ni siquiera yo me lo creía, Damián era literalmente el chico perfecto, buenas calificaciones, grandes metas de vida, buenos sentimientos, alto, guapo... Incluso había logrado ganarse a mi padre, una lástima, considerando que no terminamos de la mejor manera.

- Haré como que te creo.- suspiró, rindiéndose por fin.

Estuvimos hablando de tonterías durante un rato más, hasta que por fin llegó la peliblanca. Fue realmente agradable que los tres volviéramos a pasar tiempo juntos, me traía recuerdos de cuando estábamos en el instituto. Realmente me sentía nostálgica.

Al final, Rosa tuvo que irse temprano por todo el trabajo que tenía y Alexy quiso acompañarme a casa, ya que cuando salimos del bar, era algo tarde. El viaje fue algo silencioso, pero, para nada incómodo. Cuando nos encontramos enfrente de la puerta, se me ocurrió una maravillosa idea (nótese mi sarcasmo).

- Oye... Te... ¿Te gustaría quedarte a dormir? Ya sabes.- suspiré algo nerviosa- Como en los viejos tiempos.

- ¿En serio? ¿Tu tía no tendrá problema con eso?-tomó un mechón de mi cabello y lo colocó detrás de mi oreja.

-Ni siquiera estará en todo el fin de semana, se fue a un retiro espiritual o una cosa así.- reí un poco recordando la escena de cuando llegué a casa, apenas entré y mi tía se abalanzó contra mí, abrazándome, mientras me decía que tenía que irse de "emergencia" y que cuando volviera podríamos hablar bien, que mientras tanto me sintiera como en casa.

- Oh, pues... ¿por qué no?- grité internamente y abrí la puerta de la casa.

【C O N FU S E D《Alexy CDMU》】Where stories live. Discover now