¿Lindo?

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-¡Que no soy lindo!- Gritaba el joven enojado, mas el sonrojo en su rostro y su dulce puchero le delataban haciendo reír al chico delante suyo. Soltando un suspiro de frustración comenzó a caminar fuera de la cocina, lugar en el que se encontraba ya que tenía planeado preparar el desayuno antes de ir a trabajar. Pero aquella interrupción por parte del castaño causó que  las ganas de estar en el lugar fueran nulas.

-Me encanta como aún puedes sonrojarte por tan sólo una palabra a pesar de que tenemos cinco años juntos , pequeño.- Dijo sin poder parar de reír siguiendo sus pasos, pues a pesar de todo, era cierto.

Hace cinco años había decidido confesar sus sentimientos hacia el menor, quien en ese entonces tenía 17 y estaba en su primer semestre de universidad, en cambio él tenía 20 y estaba casi a punto de terminar la misma. Al principio ambos tenían muchas dudas, preguntas y preocupaciones, pero decidieron no pensar tanto en ello y dejarse llevar hacia el futuro incierto.

-Es tu culpa.- Murmura sentándose en el sofá enfrente de la televisión apagada, con los brazos cruzados y sin quitar aún su puchero.

-Vamos, lindo, no te enojes.- Soltando otra pequeña risa se puso frente al menor, tratando de hacer que le diera sus manos.

-De nuevo, hombre. ¡No so...!- Se quedó a mitad de frase al sentir unos labios sobre los suyos, haciendo que su sonrojo aumentara y su enojo se esfumara.

Al separarse el castaño lo miro con una hermosa sonrisa y sus ojos brillando, revelando así lo que sentía sin necesidad de decirlo. Pero tenía que hacerlo, sentía la necesidad de hacerle saber a su amado novio los sentimientos que en él causaba.

-Para mi eres el ser más lindo que existe, amor, eres hermoso ante mis ojos y nadie me hará cambiar de parecer.- Habló con un tono de voz bajo, entrelazando los dedos de una de sus manos con la del azabache mientras que la otra se mantenía en una de las mejillas de la chico, acariciándole suavemente como si de un muñequito de porcelana se tratara.

-Te amo, Tae.- Dijo el joven antes de lanzarse a los brazos de su novio, sintiendo sus mejillas doler ante la gran sonrisa que portaba.

-También te amo, Jeonggukie.- Dejó un pequeño beso en la sien de su chico, antes de separarse un poco y darle uno en los labios, el cual fue correspondido enseguida.

Así eran casi todos los días dentro de aquel lugar, aquel espacio al que aquella pareja llamaba hogar.

MESES DESPUÉS

-¡Kim Taehyung, podrías apurarte, por favor!- Se escuchó el grito de un desesperado Jeongguk desde la primer planta.

-Tranquilo, ya vengo.- Dijo el nombrado con una pequeña sonrisa mientras bajaba las escaleras hasta ponerse a un lado de su pareja, no entendía por qué se encontraba así de apresurado. O tal vez sí.

Faltaban pocas horas para año nuevo, a ambos se les había ocurrido la brillante idea de hacer una cena para celebrarlo en compañía de sus seres queridos lo cual no es ningún problema, ¿verdad?

Mas sin embargo, para Taehyung era más que una cena, esa noche por fin le pediría matrimonio al pequeño ggukie, después de todo ese tiempo y experiencias compartidas decidió que ya era hora de dar el siguiente paso. El hermoso anillo de oro con pequeños diamantes se encontraba escondido dentro de su chamarra en una cajita de terciopelo roja, la cual planeaba dársela a la media noche si todo salía como lo había planeado.

-Eres peor que una chica, ni siquiera yo tardo tanto.- Sonríe tomando una mano del chico para llevarle fuera de casa hacia el jardín, el cual estaba adornado con luces de colores en cada árbol y alguno que otro juguete de sus pequeños sobrinos regado en el suelo.

-No creo que sea para tanto.- Tomaron asiento juntos en aquella mesa en la cual las familias de ambos estaban reunidas, siendo incluidos a la charla rápidamente.

Así pasaron unas cuantas horas; platicando, riendo, bebiendo. Hasta que llegó el momento, faltaban exactamente cinco minutos para la media noche. Con un poco de nervios y sintiendo sus manos temblar, Taehyung se puso de pie, llamando la atención de todos y logrando que hicieran silencio incluso sin decir aún una sola palabra.

-Hace cinco años conocí a un hermoso chico; tenía unos lindos ojos obscuros, los más hermoso que nunca había visto, una sonrisa de la cual me enamoré enseguida... él es todo lo que yo siempre estaba buscando de manera inconsciente.- Suelta un pequeño suspiro llevando una mano a la de su novio, sonriéndole de manera nerviosa a la vez que se arrodillaba en el frío césped.

Jeongguk se sentía incapaz de pronunciar una sola palabra, al momento en el que le vio hacer aquella acción su corazón empezó a acelerarse de una manera impresionante que hasta él mismo sintió un poco de temor.

-Ahora me siento tan feliz de decir que ese bello ser es mi novio...- Prosiguió justo antes de sacar con su mano libre aquella cajita roja y abrirla dejando ver el precioso y esperado anillo, haciendo que algunos de los presentes soltaran jadeos de sorpresa y algunos otros unas cuantas lágrimas por lo tierno que resultaba el momento. -Pero me sentiría aun más feliz al hacerte mí esposo. Jeon Jeongguk ¿Quieres casarte conmigo?-

El precioso chico estaba hecho un mar de lágrimas, sin dudarlo asintió y se lanzo a los brazos de su, ahora, prometido. Escondiendo su rostro en el cuello del mayor mientras le escuchaba murmurar lo mucho que lo amaba. Se separaron para ver los ojos foráneos, aquellos ojos los cuales sólo reflejaban el más fuerte de los sentimientos que sentían hacia el otro, sonrieron antes de unir sus labios en un pequeño beso, sellando con eso aquella propuesta.

-Te amo, Tae.- Murmuró el azabache viendo como el nombrado tomaba su mano y colocaba su anillo. En el fondo se podían escuchar los fuegos artificiales anunciando así la llegada del año nuevo, junto con los gritos y aplausos de sus familiares y amigos quienes les felicitaban, pero en ese momento ambos se encontraban perdidos en su propio mundo, en su linda burbuja, sólo existían ambos, nadie más.

-Yo te amo mucho más, lindo.- Dijo sonriendo levemente antes de levantarse y ayudarle al menor a hacerlo también, abrazó de nuevo a su chico y plantó uno beso en su mejilla, ambos con la mirada en el cielo, ambos sonriendo y pensando en lo felices que eran, compartiendo un mismo sentimiento.

¿Lindo? || VKook One-ShootDonde viven las historias. Descúbrelo ahora