Capítulo 05

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Yuuri se encontraba en el despacho junto con su consejero y el esposo de éste cuando tocaron la puerta con premura. Desde muy temprano esa mañana había ido voluntariamente a reunirse con el par para adelantar cuanto trabajo pudiera, con la clara intención de liberar el tiempo suficiente que necesitaba para retomar los preparativos de la fiesta de su hija que, amablemente, Wolfram le había entregado. El Maou no pudo discutirle demasiado cuando el rubio le explicó que varias cosas estaban ya programadas, y solo tendría que encargarse de hacer cumplir el resto, al igual que limar los detalles que faltaban. Gwendal, quien era el más próximo a la puerta, permitió el ingreso del guardia que se había atrevido a interrumpir el silencioso recinto. El consejero había corrido la voz temprano, anunciando los deseos de su majestad de no ser molestado. El que alguien fuera a hacer justo lo contrario causó curiosidad en los tres hombres.

Al abrirse la puerta, un distintivo uniforme azul obligó a Yuuri a dejar de lado el trabajo que revisaba. Reconoció el cabello cobrizo del guardia, y ante la mirada ligeramente avergonzada le incitó a hablar. Gwendal y Günter intercambiaron una mirada.

—Lo lamento, majestad —se disculpó rápidamente— Debido a que me ordenó informarle inmediatamente sobre su excelencia, decidí que debía venir aquí enseguida.

Aquello hizo que el Maou olvidara su trabajo totalmente. Se puso de pie de golpe.

—¿Qué pasó con Wolfram? —demandó saber, alejándose del escritorio, para acercarse al soldado— ¿Está bien?

Un par de días luego de la plática que tuvieron con los hermanos del rubio, Yuuri había interceptado a ese guardia personal en particular para preguntar por la ubicación de su prometido. El soldado había recibido órdenes entonces de mantenerle informado de cualquier cambio que considerara de necesario conocimiento para el rey. Justo como en ese momento.

—Lord Bielefeld ha llegado a Shin Makoku, y ha ido directamente a hablar con el príncipe —explicó el de ojos miel, sin saber cómo responder la última pregunta

No quería decir mentira alguna, o acusar al señor de Bielefeld cuando no tenía prueba alguna. Lo único que sabía con certeza es que no estaba contento cuando se encontró con el rubio... Y la manera en que llegó hasta él antes de que se fueran lo evidenció.

La contrariada expresión del joven fueron suficiente para el rey.

—¿Dónde están?—exigió saber, dirigiéndose a la puerta

—Lord Waltarana le llevó hasta la sala del trono. Mencionó que deseaba privacidad, el príncipe nos despidió luego de que entraron.

Yuuri solo asintió, antes de dedicarle apenas una sonrisa al pasar a su lado para salir.

—Hiciste bien al decirme.

El matrimonio le observó partir sin soltar palabra alguna, tras el moreno, el soldado les dedicó una inclinación antes de abandonar también la habitación. Gwendal soltó la pluma de sus manos y pasó una mano por su frente. Sospechaba para dónde iba el problema. Günter, a unos pasos suyos, se acercó hasta él, hasta colocarse a sus espaldas, y colocó sus manos en las sienes de su esposo, masajeó suavemente.

—¿Estás preocupado? —inquirió el pelilila con voz suave

El tema sería delicado. Pero ellos no podían intervenir en ese momento. Si Gwendal pensaba que era mejor dejarlos solos, Günter tampoco podía hacer nada por convencerlo.

—Todo este asunto de su compromiso era una bomba de tiempo desde el comienzo —respondió con cierto recelo

El mayor sonrió ligeramente.

—Creo que es justo la persona que tu hermano necesitaba, ¿no lo piensas así?

Gwendal no lo negó.

CORTEJO {KKM! - WolfYuu}Where stories live. Discover now