Capítulo 03

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Shibuya Yuuri no había sospechado el alcance de sus decisiones. Y, como varias ocasiones, se sorprendió por haber subestimado enormemente la respuesta del pueblo que debía gobernar. En su opinión —y debido a su lugar de origen, supuso—, los acuerdos entre él y su futuro esposo no deberían de haber supuesto tal reacción en la gente ajena a su relación pero, nuevamente, fallaba al intentar predecir la opinión popular. Si bien nadie se había proclamado realmente en contra de las decisiones del actual Maou, era evidente que muchas personas no encontraban muy adecuado el cambio de roles entre ambos hombres. Wolfram, por supuesto, le había advertido claramente lo que podría pasar... Y era algo real. Quizá Shin Makoku fuese avanzado con respecto a los derechos —si es que Yuuri podía realmente decir que eran "modernos"—, pero continuaban teniendo prejuicios aun más profundos que los de su mundo natal.

La primera semana luego de que Wolfram y él comunicaran de la decisión a los más cercanos, Yuuri comenzó a experimentar algunos ajustes en sus rutinas del día a día. Gunter, tal y como él le había solicitado, había iniciado los ajustes pertinentes para educarle de la mejor manera posible en los diferentes ámbitos que consideraba necesarios para considerarse un compañero. Honestamente Shibuya no pensó que fuera la gran cosa... Pero aparentemente el que pasara largas tardes junto al pelilila recorriendo los jardines mientras corregía su postura, sus modos de hablar, e incluso le sugería cambios para su aspecto personal, había sido demasiado evidente. Tres chismosas sirvientas miraban las largas charlas que ocultaban el nuevo entrenamiento del Maou, y faltaron solo días hasta que el rumor se escapara de los pasillos a las cocinas, y de allí hasta cada rincón del castillo, filtrándose finalmente hasta abandonar la seguridad de sus dominios.

La confirmación del cambio entre la pareja real ocurrió poco después, cuando el mismo grupo de mujeres comenzara a rondar igualmente al rubio prometido del rey. Yuuri descubrió también por aquellos días qué otras cosas Wolfram había estado postergando por mostrarse al menos mínimamente correcto a su lado.

Como él cuando comenzó a entrenar junto a Conrad, Wolfram despertaba bien entrada la mañana —incluso muchísimo más temprano de lo que él hiciera nunca— y salía a correr por los alrededores del castillo. Regresaba justo a tiempo para unirse a una pequeña carrera junto a sus guardias, e invertía otras horas más en entrenar en batalla y diversos ejercicios físicos que antes habían quedado completamente olvidados.

Era vergonzoso para el moreno admitir que notó aquello hasta más o menos el octavo día, cuando se encontraba encerrado en su oficina leyendo documentos y realizando sus funciones. Se había permitido tomar un pequeño descanso —aprovechándose de la ausencia de Gunter y Gwendal, que comenzaban a vigilarle más de cerca por alguna razón—, y luego de un rato simplemente disfrutando del silencio del lugar pudo oír los pasos ya familiares de la guardia real al trotar por uno de los patios cerca de aquella ala del castillo. No era raro que a veces pudiera ver los distintivos trajes azules pasando por su ventana... Lo inusual fue reconocer una rubia cabellera entre aquellas cabezas. Yuuri casi cae de su asiento cuando se dio cuenta de que estaba tratando de sacar la cabeza por la ventana cerrada. Se hundió en su sitio cuando el objeto de su atención pareció sentir su mirada, y volteó en su dirección. No fue lo suficientemente rápido como para esconderse, lamentablemente. Cerró los ojos cuando se vio agachado lo suficientemente bajo como para no ser visto desde fuera, a la vez que su rostro se ponía rojo. ¿Por qué había tenido que mirarlo de forma tan insistente?. Se preguntaba.

Unos toques en el cristal le hicieron espabilar del susto momentáneo. Tragó grueso antes de alisar un poco su ropa —gesto que venía acompañándolo por culpa de su consejero—, para seguidamente ponerse de pie lentamente y acercarse a los grandes ventanales. Wolfram, desde fuera, le miraba con una sonrisa que parecía resplandecer en su rostro. Sintió paz en su pecho al tiempo en que le regresaba la sonrisa.

CORTEJO {KKM! - WolfYuu}Where stories live. Discover now