Prólogo

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Noche de "Luna de Sangre Azul", un fenómeno astronómico que ocurre cada ciento cincuenta años y que, para los seres humanos no significa nada, pero es una de las noches más importantes para todos los seres que, para las personas, no son más que leyendas y mitos. Es noche de reencarnación, la noche en la que, el espíritu de la Luna se fusiona con una bruja de su elección y nace la nueva Bruja Lunar: el nexo entre los mundos y protectora de estos.

Miró al cielo nuevamente: en cuanto la luz de la Luna se pusiera roja, el parto empezaría y ya no habría descanso alguno hasta que naciera. Gribela, madre y líder del clan de las brujas Riwell sabía que, cuando la pequeña diera su primer llanto, la luz roja pasaría a azul y los mundos sabrían que su protectora había nacido. Mas le preocupaba que no todos tuvieran buenas intenciones para con su pequeña: los cazadores, como cada vez que pasaba, estaban al acecho, esperando el momento de atacar, cosa que las había obligado a ocultarse en una cueva y no poder tener el parto en el hospital o, incluso, en su propia cama.

No es que todavía vivieran como las antiguas generaciones: en el bosque en cabañas o cuevas, ocultos del mundo, sino todo lo contrario. Con las décadas, se adentraron en la sociedad y se involucraron en la misma, forjando así grandes cimientos para su raza y, hoy en día, muchos de los miembros eran reconocidas personalidades como médicos, abogados, escritores, etc. La época de ocultarse de la humanidad ignorante había pasado ya hace mucho tiempo; hoy en día, caminaban entre los mismos como cualquier otro, con los mismos derechos y obligaciones, con aspiraciones y sueños propios... En pocas palabras, como si no fueran lo que en realidad llevaban dentro: magia.

La cosa, sin embargo, podía estar peor y también mejor: contaban con todo lo necesario para el parto y el alumbramiento, estaban ocultas y a salvo y no faltaba mucho para que todo iniciara. Antes de que se diera cuenta, ya tendría a su hija en sus brazos y no podía esperar para poder sostener el amado fruto de su vientre contra su pecho, pero tristemente, su esposo no podía acompañarla ya que estaba cuidando el perímetro de su escondite: él, junto con otros tantos brujos, habían decidido que serían los que vigilarían todo mientras el parto se estaba dando; luego de que Gribela tuviera la visión de que, la niña que nacería esa noche sería la próxima Bruja Lunar, no podían arriesgarse a que los cazadores los encontraran.

Aun así, ambos estaban con dolor en su pecho al no poder compartir esa experiencia: habían pasado años intentando tener descendencia sin conseguirlo cuando, una mañana hacía exactamente nueve meses, Gribela había notado algo extraño en su cuerpo; la noche anterior habían concebido una nueva vida y ahora, ésta crecía dentro de su ser.

Pasando las manos por su abultado vientre, la bruja recordaba la felicidad de su esposo al momento de contarle la noticia de su embarazo: había estado tan feliz que no había podido controlar su poder y, cada objeto de la casa había comenzado a flotar y casi salido por la ventana. No pudo evitar soltar una risita al evocar la cara de felicidad y su actitud de "niño enloquecido" que había puesto cuando le mostró la prueba de embarazo positiva, hasta ella estaba emocionada hasta las lágrimas.

Ahora, en la situación en la que se encontraba, podía entender la razón por la cual no había podido concebir antes: la Luna quería usarla como incubadora de su nueva forma física (por más mal que aquello sonara) y se sentía honrada y aterrorizada por esa misma razón ya que, su amada y ansiada hija, siempre estaría en peligro al ser quien era y quien sería hasta el día de su muerte.

Sinceramente, esperaba que su guardián apareciera pronto y que fuera alguien que, realmente, pudiera cuidarla y protegerla; de él dependía gran parte de la supervivencia de ella y no estaba dispuesta a ponerla en manos de cualquiera.

De repente, la luz cambió en el interior de la cueva y un dolor punzante le atravesó el cuerpo: había comenzado. Un grito desgarrador quedó atrapado en su garganta y la matrona corrió al encuentro de la futura madre. El dolor era insoportable y las lágrimas fluían por su rostro sin control alguno.

Hechizo de Luna Sangrante (Saga Poder Lunar I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora