-Al menos a Callaghan, no alimentes su obsesión-Le miró-. Ese sueño solo es su subconsciente jugándole una mala pasada.
-No le crees.
-En absoluto. Y es mentira que nunca me haya visto, sí que lo hizo-Volvió sus ojos hacia mí-, pero estaba demasiado ebrio como para recordarlo-Rodó los ojos.
Me hizo sonreír. Creí su historia y en que tal vez como ella había dado a entender, después de verla, su mente había fabricado ese sueño para él.
-¿Te puedo dar un consejo? No hagas esto cuando estemos en la calle...-interrumpió Alan.
-No te creerías con quién hablo.
-¿Con quién?
-Por favor-pidió la pelirroja seria bajándose de la plataforma, atravesando las piernas de él.
-Si de aquí a...un día no he muerto, te lo cuento.
Mi amigo lo pensé por un momento y luego se encogió de hombros, no era muy insistente.
-Espero que mueras-se burló divertida ella mientras se apoyaba en la pared, cerca de Alan, y se cruzaba de brazos.
-Es lo más probable-sentenció una voz femenina detrás de mí.
Giré medio cuerpo para ver quién era y me encontré con unos increíbles ojos verdes. La muchacha se sentó en el filo de la bañera y me sacó el brazo del agua helada para examinarme la herida. La dejé hacerlo y admiré su piel clara y pura como la seda en contraste con un cabello azabache cortado a la altura de los hombros, con el flequillo justo por encima de las cejas, y que despedía un fresco olor a jazmín.
-¿Zira?
Miré a Dánae, que se había quedado junto a la puerta, para que me confirmara que era ella después de que la chica ignorara mi pregunta, pero estaba pendiente de otra cosa.
-Meg, deja de atormentarle, le volverás loco-le regañó como si tuviera alguna autoridad.
Volví mi vista hacia la pelirroja en cuestión pero ya me había perdido el motivo de la reprimenda.
-¡Pero si no he hecho nada!-Se defendió con una risa levantando las manos en el aire durante un momento para luego volver a cruzar los brazos y mirarme-. Le he cambiado el canal de la televisión y de la radio alguna vez-Se encogió de hombros, inocente, y puso sus ojos en Alan de nuevo.
Quise reír pero lo reprimí por el dolor.
-Le escondes las cosas-la acusó Dánae.
-Solo fue una vez.
-Megara, vete con Gabriel, estoy yo aquí. Te llamaré si hay algún problema.
Meg resopló y volteó los ojos.
-Tu presencia le pone nervioso.
-A este chico todo le pone nervioso.
-¿Quién es Gabriel?-interrumpí, incómodo por lo cerca que se encontraba Zira de mi rostro.
-Otro guardián-contestó Meg con un dedo índice acariciando la mejilla de mi amigo-. Vivimos juntos, los tres-Sonrió al ver cómo él se rascaba en respuesta al cosquilleo que ella había provocado. Sonrió.
-¿Y ella?-Me referí a Zira como si no estuviera allí. Tenía que aprovechar que alguien estuviera respondiendo a mis preguntas.
-Ella es curandera-Hizo una pausa-, y prefiere vivir sola. No le gustan los humanos, por eso es tan desdeñosa contigo-Dejó a Alan y se sentó en el borde de la bañera, divertida-. Bonitos calzoncillos-se burló.
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Prohibidos: Esclavos del tiempo.
Fantasy:: AVISO A NAVEGANTES: Esta novela está registrada en SafeCreative por lo tanto absténganse de copiarla o adaptarla de algún modo. :: Sinopsis Nathan y Doia, amigos desde la infancia, empiezan a sentirse intensamente atraídos mutuamente a raíz de un...
Capítulo 16: Presagio
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