14. Conspiración.

400 133 9
                                    

Jonathan estaba asustado, yo quería hacer cualquier cosa por protegerlo. El Rey Franklin llegaría al día siguiente para ver a su hija. Le pedí a Jace y a mi hermana que sean las sombras de la Reina, era posible que ella intente escapar. Jonathan había pasado por mucho. Ahora se enfrentaba a algo para lo que no estaba preparado. Después de llorar, se limpió las lágrimas y fue a visitar al pequeño Samuel, le acunó en sus brazos como siempre diciéndole palabras bonitas y después fue a la habitación de su esposa para visitarla a ella y a su hija. Yo me quedaba afuera como siempre, respetando su espacio. Aunque siempre usando la runa para escuchar sus conversaciones. 

Yo amaba a Jonathan, lo supe desde que era un crío, desde que me besó y me pidió ser su consorte. Recuerdo cuando emocionado esa noche le dije a mi madre que yo sería Consorte de Jonathan y me casaría con él. Mi madre me dijo que no debería estar alardeando de esas cosas en voz alta, no era bien visto, debía ser cuidadoso. Al día siguiente la noticia de que viajábamos a Nueva York, sin ni siquiera oportunidad para despedirme de Jonathan. Pero esa promesa me trajo aquí, ya que un hombre no podría ser consorte del Rey entonces busqué la manera de estar a su lado, convertirme en su guardaespaldas, su sombra y ahora aquí estaba. Él estaba pasando por un mal momento.

Salió de la habitación de su esposa y después hizo sus actividades laborales, demasiado distraído, mordisqueando su pluma o revolviéndose el cabello. La reunión en la Ciudad Silenciosa era hasta el día siguiente. Mismo día que llegaría el Rey Franklin. 

Y así sucedió, esa noche volví a entrar en la cama con Jonathan. Ya rompí el juramento al Rey Valentine. Recuerdo como si fuera ayer el día que me nombró vencedor cuando estuve a punto de matar a Jace, solo lo dejé inconsciente, pero sabía que era capaz de matar con tal de estar en el lugar dónde estoy ahora.

El Rey Valentine pidió hablar conmigo antes de hacer el juramento. Yo estaba sudado, ensangrentado, enlodado, pero no me importó, así me presenté ante su majestad. Un hombre sabio y admirado por todos.

-Alexander Lightwood.

-Su majestad -respondí arrodillándome.

-El Rey jamás acude a la selección del guardaespaldas del futuro rey, en este caso mi hijo. Me causó incertidumbre cuando leí el nombre de los dos candidatos finales. Eres el nombre que más he escuchado en los reproches de mi hijo.

No me atreví a levantar la mirada.

-Sé de la tonta promesa que mi hijo te hizo hace muchos años, porque mi hijo me lo ha echado en cara. Espero que tú no desees ser su guardaespaldas solo para querer estar junto a él.

Apreté mi puño y fruncí el entrecejo. No supe que responder. Pero el Rey llevó su mano a mi barbilla y me observó.

-Si lo amas, eso quiere decir que estarás dispuesto a dar tú vida por protegerlo y siempre lo cuidarás.

-Su majestad, yo...

-Para mí Jonathan está encaprichado contigo, ha tenido muchos amantes pero ninguna relación formal. Has estudiado las leyes y los manuscritos sagrados, sabes que un Rey jamás puede tener de Consorte a un hombre.

-Estoy consciente de eso, su majestad.

-Además de que sé que cumplirás el juramento de proteger a mi hijo con tú vida, deseo que hagas un juramento más.

Tragué saliva y cerré los ojos. Solo pude asentir.

-Júrame que nunca te atreverás a besar a mi hijo o a tener sexo con él. Él va a casarse con Aline Penhallow y tendrá varios hijos, él hará la vida que he ordenado.

-Lo juro su majestad, juro que -mi voz se cortó.

-Si no lo cumples Lightwood, si no cumples este juramento te doy mi palabra que mandaré a matar a toda tú familia sin piedad alguna, sé que tu familia es lo más importante para ti. 

EL HEREDEROWo Geschichten leben. Entdecke jetzt