🎨Agridulce aniversario🎨

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Aunque el fundador solía ser alguien excéntrico y no muy expresivo con sus sentimientos, había tratado de hacer un esfuerzo con la muchacha. La llevaba a cenar a caros restaurantes y había llegado el castillo con todas las pinturas que había conseguido crear gracias a tener una musa como ella pero cada vez que Shin aparecía cerca parecía como si todos sus esfuerzos se fueran a la basura por su culpa.

Tsubaki era una chica muy inteligente, pero a veces su pereza o ganas de divertirse superaban al lado responsable que vivía en ella, razón por la que en cuanto ella y el chico de cabellos salmones se conocieron se convirtieron de inmediato en mejores amigos. Con Shin se divertía todos los días jugando con las camadas de lobos que éste criaba, así como saliendo a pasear o simplemente durando largas días platicando de todos los temas que se les pasara por la cabeza a ambos.

Eran muy cercanos y verlos juntos por todo el castillo aún inclusive después de que Carla y Tsubaki habían contraído nupcias golpeaba muy duro en el orgullo del hombre. A veces incluso había creído que ella se iría con su hermano o al menos le sería infiel por lo menos una vez. A casi un año de haberse casado nada de eso había sucedido, pero tampoco era que dejaran de ser tan íntimos sino todo lo contrario. Carla al final había tratado de aprender a controlar sus celos para no perder los estribos y terminar haciendo algo que le causara problemas con su pareja, sin embargo su paciencia llegó a su punto de quiebre cuando aquel día ella había llegado con sus largos cabellos teñidos de un tono lila, arruinando así su buen humor de festejar su primer aniversario casados que tanto había durado preparado.

—¿Quién te dio el permiso de usar ese ridículo color en el cabello? —le enfrentó el albino en cuanto la vio entrar por la puerta, bajando la bufanda para que no interfiriera con el tono de su voz, queriendo que ésta expresara lo molesto que estaba.

—¿Eh? ¿Qué tiene de malo? A Shin le encantó. Dijo que hacía un gran contraste con mis ojos.

—Ya estoy harto de que no pares de hablar de mi hermano. No podemos tener una conversación sin que lo metas en medio: Shin dijo, a Shin no le gusta, Shin haría. ¡Olvídalo por un momento! ¡Tu esposo soy yo, no él! —gritó sin molestarse en controlar ese cúmulo de sentimientos que amenazaban con hacerlo explotar desde hacía ya un buen tiempo.

—Nii-San, cálmate... Te estás alterando demasiado... —insistió el de cabellos salmón al intervenir, cometiendo un gravísimo error ya que eso no hizo más que encender la furia creciente del mayor.

—Lárgate de mi vista en este instante sino quieres que cobre el orgullo que perdí cuando por tu culpa juré lealtad al Rey de los hombres serpientes —gruñó Carla al dedicarle una mirada que fue capaz de helarle la sangre.

El licántropo deseaba negarse y encarar a su hermano para resolver la antigua disputa que sabía estaba ahora arrastrando en ella a Tsubaki quien no tenía mucha relevancia en el asunto. Sin embargo al ver la mirada que ésta le dedicó, no tuvo más opción que resignarse y asentir, dándose la vuelta para alejarse rumbo a su habitación.

—Solo te advierto que si le pones una mano encima te las verás conmigo, Nii-San.

Carla no dio mucha importancia a la amenaza y esperó a que Shin desapareciera por el pasillo para así darse la vuelta justo a tiempo que un ataque de tos lo molestó, cubriendo su boca con un pañuelo para tratar de evitar que la sangre que lo acompañaba lo manchara ya que aunque había bebido sangre de Tsubaki, al no ser un descendiente directo tardaba mucho más en hacer el efecto deseado.

—Carla yo...

—Cállate. No quiero escuchar ni una palabra tuya, Tsubaki. No quiero perder los estribos y lastimarte como más de una vez he deseado poder hacer.

ᴛᴇᴍᴘᴛɪɴɢ ᴏɴᴇ ꜱʜᴏᴛꜱ 『ᴅɪᴀʙᴏʟɪᴋ ʟᴏᴠᴇʀꜱ』〖ᴄᴇʀʀᴀᴅᴏ〗Donde viven las historias. Descúbrelo ahora