Capítulo 12

26 5 1
                                    

"Parte de algo"


Cuando salgo de mi ensimismamiento estoy vagando por los pasillos, con mi mochila guindando de un hombro y sin saber dónde rayos me encuentro o cómo llegué aquí. Los pasillos están abarrotados de estudiantes que se mantienen cercanos a los casilleros y mantienen conversaciones animadas entre pequeños grupos. Todo se siente tan ajeno, como si fuera una espectadora de alguna película. Sí... este sentimiento ya lo tenido antes, de que no encajo en ningún lugar. Ni siquiera entre el mundo mágico me siento lo que podría decirse 'bienvenida'. Nadie me explica nada coherente y eso me frustra.

Antes de poder siquiera pensar en qué clase me toca, un brazo rodea mis hombros, jalándome un poco hacia abajo por la falta de altura de su dueña.

— ¿Cómo estás Olivia? —la pregunta jovial de Maddeline suena tan fuera de lugar, considerando que la última que la vi, me desmayé... Eso no sonó nada bien, ni siquiera en mi mente. — ¿Estás mejor después de... eh... lo que te pasó?

No estoy ni cerca de bien.

— Estoy mejor.

— ¡Me alegro! —de repente se detiene con la cabeza gacha, cosa que me toma por sorpresa. En esa posición, parece más pequeña de lo que ya es. Maddie traga en seco para después— Emm... yo... bueno, lo mínimo que pude hacer fue llamar a Luka para que me ayudara a llevarte a la enfermería.

Inmediatamente se para de puntillas y acerca sus labios a mi oreja, cosa que me incomoda hasta la médula.

— Perdón, no sabía que mi poder podría causarte eso, debí de ser más cuidadosa. —dicho esto se separa.

—Este... tranquila, no fue tu intención.

Claro que no fue su intención, porque ella no ocasionó mi desmayo, fue otra persona y eso es lo que necesito averiguar ahora. Pero si Maddie estuvo allí, ella vio quién me dejó inconsciente, entonces ahora lo que trata de hacer es encubrirla; ¿por qué?

— ¿Segura me desmayé por tu... ya sabes?

Noto cómo sus músculos se tensan.

—Bue...bueno, no sería extraño, alguna veces pasa.

— ¿Lo usas con frecuencia?

— Yo... ¡por supuesto que no!

— Ya veo... ¿Y tu amiga rubia...?

—Géminis.

— Sí, exacto, ¿ella... bueno, cómo se tomó lo de mi poder?

—Le dije que dejara de imaginar cosas, así al menos engañaba a su angelical mente. Aunque si tengo que serte sincera, me siento fatal al ocultarle todo esto.

— ¿Ella no tiene...?

—No, es común y corriente, y no tengo el bendito valor suficiente como para contarle la verdad acerca de mí. —algo en Maddie se apaga al decir esas palabras.

—Eso es...—pero antes de terminar la frase Maddie alza la cabeza y me toma desprevenida, pasando lo mismo que con Géminis.

Acomodé las chapas en mi bolso y en mi saco, atrapé todo mi cabello en mi gorrito y eché una última ojeada al dormitorio, donde tres chicas seguían en el profundo sueño, pero mi mirada se quedó anclada en una de ellas. La rubia de ojos azules que en ese entonces estaban cerrados. Metí instintivamente mi mano en mi bolsillo; mis dedos rozaron una cartulina doblada. Respiré profundamente, saqué la cartulina, que de hecho era una carta, y con dedos temblorosos la dejé sobre su teléfono en la mesa de noche. Observé la carta descansando sobre el móvil por un buen tiempo, y a cada segundo que pasaba unos nervios ajenos se apoderaban de mí. Finalmente tomé de nuevo la cartulina doblada a la mitad, la abrí y repasé lo que había escrito.

OlvidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora