❝Después de que una simple salida a la discoteca se transformara en su peor pesadilla, Nina Lowell descubre dentro de si un poder que ni siquiera sospechaba, a un guardián tan mandón como atractivo, y a una mujer extraña que le habla sobre una antig...
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❝LA VERDAD❞
Las siguientes horas fueron algo confusas para Nina. Se debatía entre periodos de consciencia y desvanecimiento. De a momentos, veía mosaicos y ladrillos, caras borrosas, voces hablando demasiado lento o demasiado rápido como para entenderlas. Su cabeza estaba dividida en pequeños detalles aislados: el balanceo de una bombilla pelada; la sensación de febrilidad que recorría su cuerpo; un extraño cansancio; el dolor que envolvía sus tobillos.
Le llevo un rato darse cuenta de que ya no estaba en el estacionamiento, que sus pies se encontraban descalzos, y que el rugido que inundaba sus oídos eran voces interpelando una conversación:
—¿Estas seguro de eso? —habló alguien en la lejanía; aunque Nina sabia que su percepción era errónea—. Lilith y Belial la tienen en la mira por ser quien es. Y aun no sabemos nada del paradero de Bartok.
—Por eso tiene que saberlo —Se entrometió otra voz. La cadencia de un acento particular, la gravedad en su tono le resulto familiar—. Necesita estar preparada para lo que sea que el inframundo planee en su contra, y el primer paso es que sepa quien es y de donde viene.
—¿Y tu se lo dirás?.
—Soy su guardián, Stinger. Es mi deber.
"Guardián"
Nina ya había escuchado esa palabra antes. Su tono y el énfasis que le dio repercutían dentro de ella. Una sensación de seguridad y pasado.
Luego, desde algún lugar remoto, la conversación continuó:
—Llévala a ver a Skorm, es lo único que digo.
—No quiero hablar mas de eso.—de nuevo esa voz grave resonó en su cabeza.
Nina hizo un movimiento hacia un costado, o lo intentó, pero el cuerpo no le respondió. Sentía como si estuviese nadando en una niebla espesa, intentando llegar a una superficie inalcanzable. Nada de lo que oía tenia sentido.
Empezó a despertar un rato después. No supo cuanto tiempo le llevó. Podría haber sido unos minutos, una hora, una eternidad; tal vez no fue mas que un segundo. Pero apenas abrió los ojos vio todo con claridad: Reconoció ese cabello largo, esa contextura física y esos ojos dorados, aunque lo hubiera visto una sola vez.
Nina retrocedió y toco su espalda con el frío metal del cabezal; completamente alarmada.
—Tal vez quieras reconsiderar este impulso tuyo de lanzarte de cabeza al peligro, Vestek. Aun no eres una luz brillante. —Se entrometió alguien a sus espaldas. Giró su rostro y su mirada dio de lleno en un hombre alto y rubio; igualito a un muñequito de esos que venden en las tiendas para niñas.
—Stinger, déjanos solos.
El llamado "Stinger" salió de la habitación y ella pudo percibir algo mas del lugar en donde se encontraba. Era un cuarto pequeño y deteriorado, con paredes de ladrillo y amplios ventanales donde se veían las luces de una ciudad nocturna. Definitivamente, aquel no era su apartamento. Miró al desconocido frente a ella, temblorosa, y el pánico se apoderó de su boca:
