- Claro, sólo es cuestión de darle un toque e ir allí. Tampoco está tan lejos.

- ¿Ah sí? Me encantaría ir ¿Tú ya le has hecho alguna visita?

- ... No.

- Oh.

La atmósfera cambia con una sola sílaba.

- ¿Y si vamos los dos?

- ¿Es algún tipo de cita? Tu delegado se va a poner celoso.

- No es MI delegado.

Está cambiando de tema, como hace tiempo, en el instituto, cuando Debrah volvió de repente con sus mentiras.

Castiel no es una persona que se deje ayudar fácilmente.

- Pero hablo en serio, deberíamos ir, ahora que lo has dicho. Quizá Rosa también quiera venirse, o Alex, aprovechando que nos hemos encontrado varios podríamos...

- Tampoco es cuestión de organizar una excursión escolar.

- ¿Vas a contarme qué te pasa?

- No pasa absolutamente nada, MC. Vete con tus jueguecitos de detective a otra parte, siempre metiendo las narices donde no te llaman.

- Lo siento, no pretendía...

- ¡Eh, guapa! Menos cháchara y ponte el uniforme, tu turno empieza a la de ya.

Esa es mi Jefa, la más simpática y dulce de todo el lugar.

- Tengo que irme.

- Vale, yo me quedaré un rato más, si no te importa.

- No, claro.

Sin demora, me pongo el uniforme y empiezo a servir bebidas en una tempestad de pedidos y bandejas.

Café solo con sacarina para la mesa dos.

Limonada fresca y un batido de chocolate, mesa uno.

Una tisana con azúcar para la mesa cinco.

En tal frenesí no soy consciente de que he cogido la tetera en pleno hervor, y al soltarla la vuelco sobre mis dedos.

Me muerdo los labios para no gritar mientras intento abrir el grifo del agua fría como puedo.

Una mano ajena viene en mi ayuda.

- ¿Estás tonta? Mira que coger la tetera ardiendo sin un trapo ni nada.

Es él.

- Castiel, si te ve mi jefa me la va a liar.

- Creo que está muy ocupada con un chaval de la terraza. Déjame echarte una mano.

- ¿Qué dices?

- Tómalo como una disculpa por lo de antes. Va, me llevo esta bandeja, ¿qué mesa?

- La del fondo a la derecha.

Entre los dos repartimos los pedidos de la mejor manera posible. La Jefa no se ha enterado de su intervención, por lo que no ha podido sacar ninguna pega ni echarme la bronca.

Soy una empleada modelo.

Me acerco a nuestra mesa con un pastelito. Castiel ha vuelto a sentarse después de todo el barullo; hace rato que se ha terminado el café, pero parece muy concentrado garabateando en un cuaderno.

- Toma, invita la casa.

- No esperaba menos, después de la paliza repartiendo tazas de aquí para allá.

Rewrite [Nathaniel, Corazón de melón]Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz