No te despidas.

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Estaba muy emocionado, había ido en otras ocasiones a la playa, pero era la primera vez que viajaba con un amigo. No sabía si Kaoru ya la conocía, más en todo el trayecto Ryuichiro no había dejado de hablar de ella, de la forma en que la arena te hundía, de la extraña sensación cuando el agua del mar se acercaba y sentías que te arrastraba a su regreso y como mojaba la arena... " pero debes tener cuidado...porque el mar te puede jalar fuerte....pero no te preocupes yo voy a cuidarte". Seguramente. Kaoru, ya tenía doce años y había dado otro gran estirón, dejando al menor, aun más bajo que él y también se había vuelto más fuerte. El de ojos violetas, ahora de diez, aunque hablaba y se dirigía a los demás, como si fuera un gran señor... parecía un pequeño de ocho años aun, sobretodo por la forma inocente y entusiasmada en la que hablaba de la playa. Los Asahina miraban a Ryuichiro enternecidos y la verdad es que ninguno de los presentes quería quitarle al menor el deseo de instruir a Kaoru sobre la playa y el mar, aunque el castaño ya la conocía, habían ido dos veces, antes de la desgracia.

Y entre enternecido y otras sensaciones, Kaoru sólo escuchaba las instrucciones del menor. Que debía de mojarse en las regaderas que están a mitad del camino de la alberca a la playa, y que debía hacerlo antes de meterse a la picina, al salir de ella y después de venir de la playa.... y que no estaba permitido jugar en los elevadores (como si él no lo supiera) y tampoco tocar las puertas de las otras habitaciones y no dejaban correr por los pasillos.

Kaoru sonrió y miró a su amigo mientras se mordía los labios para no reírse..."¿quién en su sano juicio se ponía a jugar en los elevadores y tocar las puertas de los demás huéspedes?".Danna-sama y Akane-san se miraron, entornando los ojos, divertidos,recordando la vez que el gerente les había llamado la atención por culpa de su pequeño travieso.

Le dijo que le enseñaría a juntar conchitas y que a veces se podía ver cangrejos, pero la mayor parte del tiempo estaban encerrados en sus casitas y que si veía pequeños huecos en la arena mojada, es que por ahí estaban las casitas de los cangrejos.

Para cuando llegaron al hotel, Kaoru ya estaba al tanto de muchas cosas,de lo que significaba el color de la bandera en la playa y de no entender, como alguien podía ser tan inteligente y al mismo tiempo inocente.

Apenas se habían instalado, los Asahina en una habitación continua a los Isaka, Ryuichiro ya se había puesto el traje de baño. Kaoru ordenaba sus pertenencias en un cajón, cuando los frenéticos llamados a la puerta se escucharon.

Anda Kaoru...Ryu esta esperando – Shiori sonrió mientras terminaba de sacar el traje de baño de su esposo

- Mamá ¿no vamos a comer primero? Tengo hambre

- Comeremos en unos momentos...ve...mientras no se mojen pueden entrar el restaurante con su traje de baño, yo les llevaré una playera.

Abrió la puerta para encontrarse con la sonrisa de oreja a oreja de Ryuichiro y pensó que la comida podía esperar todo lo que el menor quisiera.

-  Kaoru...ponme el bloqueador en la espalda y yo te pongo a ti.

Shiori sonrió al verlos y continuó sacando la ropa de ella y su esposo,Kaoru ya había guardado la suya, de forma meticulosa y ordenada.

Las ocasiones anteriores a las que había ido, no se acercaba a los otros niños de su edad, jugaba en la arena y como Ryuichiro, se dedicaba a buscar conchitas y a perseguir a los cangrejos o leía, pasaba poco tiempo en la alberca y es que desde sus ocho años, la ultima vez que había ido a la playa, siempre había sido más contemplativo. Le gustaba ver el mar, sin meterse, disfrutaba mucho de las puestas del sol y leer mientras el sonido del mar ambientaban su lectura.

El osito de KaoruWhere stories live. Discover now