Suicidios amorosos

Con Un Solo Nombre, Recuerdos

La enfermedad me atrae hasta un mundo desconocido, estoy tan cerca de olvidar todo, completamente todo, pero aun así hay algo que no se borra de mi memoria. Tus lágrimas recorriendo tu rostro sombrío, tus manos sujetando las sabanas de la camilla y tu voz rota. Si estás así es por mi culpa, mirarte ahora y no reconocerte pero saber quién eres es doloroso, mi corazón se siente enfermo, mi cabeza vacía. Solo hay un nombre que se repite con insistencia y fervor. Un solo nombre que no reconozco. Y una tierna cara que me sonríe con amor. Estoy solo en este mundo pero tú aún estás por aquí rondando, perturbándome con tu mirada cariñosa. Mi habitación siempre está vacía, sólo enfermeras desconocidas entran y salen sin hablar. Tú ya no vienes. Te echo de menos. ¿A quién echo de menos? ¿Con quién hablo? Otra vez estoy olvidando, pero sigue aquel rostro y ese nombre dulce. Una y otra. Una y otra. Una y otra. Gira y gira. Sube y baja. Nombre. Su nombre. Tu nombre. Luhan. Luhan. Mi Luhan. Mi novio. Un desconocido. Entran y salen. Enfermeras con el rostro distorsionado. Me estoy volviendo loco. Mis muñecas están atadas, siento la cuerda quemar mi piel, y la luz cegarme, me están haciendo algo, son punzadas, me siento como un experimento fallido. Pero todas esas personas sin rostro van tomando el tuyo. Tú me torturas, con tu sonrisa, con tus ojitos de ciervo, tus delicadas manos. Aun que me estén tratando de esta manera no puedo evitar sonreírles, porque eres tú. ¿Tú quién? Solo un nombre sale de mis labios, como una dulce melodía de un violín encantado, y lo repito como si fuera un ritual, como si con eso me fuera a salvar. Tienen rostros inexpresivos, todo mi alrededor gira y me provoca nauseas, aun cuando mi cabeza no rige al cien por ciento puedo recordar tus caricias dulces sobre mi pelo. Tus labios devorando los míos. Tus manos entrelazadas con las mías. Tus ojos mirando a los míos. Tu sonrisa junto a la mía. Tú siendo mío. ¿A quién? ¿Cómo se llamaba? Luhan. Nunca olvidaré ese nombre de ángeles. ¿Cuánto lo quieres? Más que a mi propia vida. ¿Qué estarías dispuesto a dar por él? Esta misma. Porque él es mi vida. Una vida que estoy perdiendo, pero el continua grabado en lo más hondo de mis pensamientos. Si pienso un poco en esto es fácil decir donde estoy, las paredes son blancas, mi camilla está solitaria en el centro, una parte de la pared tiene cristal, sé que me están observando, que no muestre sentimientos les molesta. Como si acabara de nacer no recuerdo nada más aparte de a ti. Y un solo nombre junto a un rostro y un millón de sentimientos se representa delante de mí. Figuras abstracta me pierden de la realidad, mis ojos duelen por culpa de la luz. Y ahora no sé mi nombre. ¿Cómo me llamaba? No lo sé. ¿Cómo se llamaba él? Luhan. Mi eterno amor. Mi eterna mitad perdida. Sin corazón oigo esa melancólica melodía en el piano. Abro mis ojos. La luz anaranjada entra por las ventanas y chocan contra un chico que se concentra en olvidarse del exterior. Tiene la cabeza gacha y mueve todo su cuerpo. El sonido para estrepitosamente y todo empieza a temblar, él y yo estamos convulsionando en el suelo. Ambos gritamos. Pero esa no es mi voz. ¿De quién es? Di el nombre. Di mi nombre. Quiero escucharlo de tus labios. Grítame con dolor, con desesperación, con miedo. ¡Grita cuanto me odias! ¡Hazlo, vamos hazlo! No me quieras, porque yo estoy...

 -Sehun... despierta... cariño...

Muerto.

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