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No se necesita un telescopio ni hace falta incursionar un viaje al desierto, no se necesita de la noche ni se requiere oscuridad absoluta para atestiguarlo. Están en todas partes, siempre y cuando esté Felix presente.

Él lleva las estrellas consigo, Seo Changbin está más que convencido de eso. No por nada, cada vez que se encuentran, se pierde involuntariamente en las bonitas constelaciones que forman esas peculiares motitas de color sobre la piel del menor.

Pero Felix tiene sus ojos y su corazón puestos en constelaciones más literales. Poca cuenta se daría de que, mientras su corazón late de la emoción con cada astro que se asoma delante de sus ojos al anochecer, Changbin se mantiene en una lucha constante intentando aquietar sus propios latidos; un ritmo irregular que se acelera y detiene cada vez que las comisuras de los gruesos labios ajenos se curvan, ascienden hasta sus mejillas y descansan en ellas hasta que sus ojos deciden unirse al espectáculo. Entonces Changbin sabe que, en cualquier momento, a partir de entonces, sentirá las estrellas colisionar dentro de su pecho.

-¿Sabes en qué temporada estamos?

Felix ha intentado ocultar lo ansioso que se encuentra durante todo su paseo por el parque luego de haber salido de compras junto a Changbin, pero ha llegado un punto en que decide soltar la noticia y, en conjunto con ella, desatar toda la emoción que llevaba conteniendo. Changbin por supuesto se había percatado de ello, y aun así no lograba comprender por qué Felix simplemente no dijo desde un comienzo lo mucho que deseaba ir a ver las perseidas. Sí, estaba más que convencido de que aquello era la razón por la cual su amigo se había mostrado tan inquieto durante lo que se suponía que iba a ser un tranquilo paseo por el parque. Claro que sabía la respuesta a la interrogante del australiano, pero no iba a dársela directamente, tal vez por orgullo, o meramente porque no quería dañar el de su compañero, y para alguien como el azabache no era tarea difícil quedarse callado y fingir demencia con tal de ver la emoción en su chico de pecas al momento de relatar el acontecimiento que llevaba meses esperando y planeando presenciar.

Así que se limitó a encogerse de hombros y dedicarle una mirada de sincera expectación.

-¡Las perseidas! ¡Podremos verlas dentro de una semana!

-¿La lluvia de estrellas de la que tanto me hablas?

-Exactamente. Llevo años esperándolas y siempre que llega el momento lo olvido. -El menor alzó sus cejas y abultó sus labios de una forma que hizo galopar el corazón del más bajito instantáneamente. Tuvo que comenzar a juguetear con una piedra que encontró al paso con tal de distraer el calor que comenzaba a instalarse en sus mejillas, y de decirle a su flujo sanguíneo "circule, circule" para que su acompañante no notara el rojo en su cara debido a lo nervioso que ahora se encontraba. -Pero estoy seguro de que no pasará este año.

-¿Por qué estás tan seguro? -Preguntó con genuino interés, logrando por fin distraerse de la encantadora y atrayente presencia del menor que segundos atrás lo tenía con el corazón atravesado en la garganta.

-Porque ahora te tengo a ti.

Y ahí vamos de nuevo, Changbin. Una nueva batalla en contra del rubor en sus mejillas y el palpitar de su corazón. Tosió un par de veces por haberse ahogado con su propia saliva una o dos respiraciones después de que Felix soltara tan tierna afirmación.

-¿A mí? -Preguntó aún sin entender el porqué de sus palabras, aunque tampoco estaba tan seguro de querer saber la respuesta verdadera. Su mente se hallaba flotando sobre un mar tranquilo y seguro del que no quería salirse. Dentro de sus pensamientos, tenía la esperanza de creer que Felix se sentía tan a gusto con su compañía, como resultaba ser la compañía ajena para él. Claro, Changbin no era un chico que se pasara la vida en las nubes, a veces subía, pero se mantenía a ras del suelo siempre con tal de que el peso de la realidad no le hiciera caer de sopetón en el momento menos indicado.

-Yep, tú te encargarás de que no me olvide de ello... -El mismo rubio se vio trastabillando en medio del sendero, tratando de buscar las palabras adecuadas que no le hicieran sonar demasiado confianzudo. -Irás conmigo a verlas ¿Verdad, Binnie? -Y fue suficiente, para el pelinegro, semejante manera de atacar su cordura que su australiano amigo comenzara a valerse de la cálida luz del sol, una luz que comenzaba a atenuarse, producto del atardecer, y a adquirir tonos dorados intrusos que se colaban sobre la cabellera del apenas más alto buscando adherirse a esta como pequeños destellos de purpurina, a fin de conseguir su cometido; Lee se aprovechaba del entorno y de su aura angelical para crear consigo mismo una inmaculada imagen digna de ser pintada por el mismo Van Gogh, y Changbin no podía decirle que no, luego de ser testigo de tan sublime escena.

-¿Q-quieres que te acompañe a ver las perseidas? -El más bajo había detenido su andar tratando de digerir la directa sugerencia del menor, observó fijamente la manera en que Yongbok se detenía también unos cuantos pasos más adelante y le miraba de vuelta con una definida sonrisa plasmada en su fisonomía, atribuyó el conjunto de expresiones corporales contrarias como la respuesta positiva que había estado esperando indirectamente. -¿Qué hay de los chicos?

-Ellos no entienden mi pasión por el cosmos, no como tú. -Había comenzado a dar pasos en dirección al mayor con sonrisa imborrable, y es que, en el fondo del asunto, Felix se sentía encajar a la perfección con Changbin, cosa que no había conseguido con ninguno de los otros siete chicos del grupo por mucho cariño que les tuviera. Tomó ambos hombros del más menudo y cambió la forma de su sonrisa a una que transmitía mucha más calidez. -Tú eres diferente, contigo siento que incluso puedo llegar a delirar sabiendo que serás capaz de comprenderme y no te burlarás. Quiero que tú vayas conmigo.

Changbin respondió con un firme asentimiento de cabeza y Felix selló todo tomando la mano de su compañero entre la suya. Una reacción bastante natural entre ambos, pero no quitaba el hecho de que el azabache sintiera los colores subírseles a la cabeza al más mínimo contacto con el contrario.

𝐏𝐄𝐑𝐒𝐄𝐈𝐃𝐀𝐒 星雨 CHANGLIXWhere stories live. Discover now