-no, no- negué.

Luego de un par de besos, al fin, Matt se decidió por encender el bendito auto y manejar a casa. Todo el trayecto estuvimos tarareando las canciones que conocíamos. Algunas veces reíamos del otro al ver que se equivocaba.

-adiós y gracias- bese sus labios- vuelve a casa y descansa-

- te salio un verso- sonrió.- mañana... ¿tienes algo que hacer?-

-no creo, ¿porque?-

-quiero llevarte a un lugar y que conozcas a alguien- sonrió.

-esta bien-

- bien- se acercó y estampó sus labios con los míos. - te llamare, adiós-

Baje del auto y sacudí mi mano.

♡♥♡

- Maria-

-¿que?-

-¿quieres ir a tomar un helado?-

Minutos después que llegue a casa, Maria apareció con la escusa que traía la tarea del día, era mentira, lo se, ella quería saber lo sucedido con Matt.

Habíamos pasado la tarde viendo unas películas, pero ahora mismo nuestra atención estaba en nuestros teléfonos.

Ahora nos encontrábamos en mi habitación. Liam había estado con nosotras, pero se marchó diciendo que hoy tenía una cita. No quiso decirnos con quien, pero lo voy a averiguar.

-claro- sonrió, apartando la vista del móvil.

La abuela estaba descansando en su habitación ya que no se sentía muy bien, toda la tarde su cabeza había dolido. Entré con cuidado y le toque el hombro. Ella abrió un ojo.

-iré con Maria a tomar un helado.- susurre.

-esta bien, ve-

-¿ya te encuentras mejor?-

-si, cariño, ya tome la medicina- sonrió.

-en media hora más llegará Marco. Ya me voy- bese su mejilla.

-cuídate mucho,  cariño-

-claro-

La brisa estaba un poco fresca, pero eso no nos impedía gozar de un rico helado.

Caminamos a la heladería más cercana de casa, quedaba a una dos cuadras, estaba cerrado. Sin rendirnos, caminamos a otro que no estaba tan cerca de casa y , ¡maldita sea!, también está cerrado.

-¡mierda!- grite furiosa.

-esta bien, no importa- tocó mi hombro- ¿porque mejor no tomamos un licuado en esa tienda de allá?-

Guíe mi vista donde ella estaba apuntando y me sorprendí.

Era la tienda que le gusta a Matt. ¿tanto caminamos?

-es muy caro-

-traigo bastante dinero, no te preocupes-

Asentí.

-tienes que probar el pastel de chocolate-

Miramos a ambos lado de la calle y verificando que no pasará ningún auto cruzamos.

-¿ya has venido antes?- preguntó Mari.

-si, c....-

Sin mirar por donde venía tropecé con alguien, no sólo caí yo, cayó ella y su café.

El café aún estaba humeante, lo acababa de comprar y era de
a tienda a la cual nos dirigíamos, me di cuenta por el logotipo del vaso.

-lo siento- dijo rápido mientras se levantaba.

-no, fue mi culpa, por favor disculpa- ella miró su café y suspiró.

-ven, como disculpa te compraremos otro café- las dos miramos a Maria.

-no hace falta...

-claro que si- sonreí- ven-

Entramos al local, el cual estaba repleto, nos ubicamos en una mesa cerca de la puerta. La chica y yo tomamos asiento mientras Maria pedía nuestra orden.

-¿Eres de por acá?- quiero hacer conversación.

-no, estoy en la ciudad por unos días- sonrió.

Ella es linda, tiene el cabello castaño oscuro, largo hasta un poco más abajo de sus hombros, tenia buen cuerpo sin duda y su piel era clara.

-¿visita?-

-mmm... en realidad eh venido a buscar a alguien- pude ver sus mejilla rosadas. Se había sonrojado.

-¿tu novio?-

-si... bueno mejor dicho mi ex novio.- su sonrisa se borro.

-oh-

-cometí un error en el pasado, pero después de mucho tiempo me eh dado cuenta que lo sigo amando. Por eso vine a la ciudad, estoy empeñada en conquistarlo de nuevo- sonrió.

-mi hermano siempre dice que las personas necesitan segundas oportunidades. Yo creo que si él ve que estas realmente arrepentida y que lo sigues queriendo te perdonará.

-¿en serio, tu crees?- asentí. Sonrió- me gusta esta tienda porque me recuerda a él. Era su tienda favorita. Lo sigue siendo... estoy segura.

Parece ser la tienda favorita de muchas personas, ya que a Matt también le encanta esta tienda.

-¿ustedes no tienes novio?- preguntó.  Dando un sorbo su café.

-si, si tengo- sonrió tímida mi amiga.

-yo no- negué.

Estuvimos hablando de cosas triviales. La noche cayó sin  darnos cuenta. Habíamos estado las tres conversando  como si nos conociéramos de toda la vida.

-Muchas gracias por el café, espero verlas pronto- sonrió, estrechando nuestras manos.

-fue un gusto conocerte.- sonrió Mari.

-estuvimos conversando tan entretenida que ni siquiera pregunté sus nombres-

-Maria- sonrió.

-Lucía-

- un gusto conocerlas Mari y Lucia-

-¿tu, como te llamas?-

-Eliana, me llamo Eliana- sacudió su mano despidiéndose.- ¡nos vemos! ¡Ah! ¡Y gracias!-

Atrapado ®Where stories live. Discover now