xii. Por última vez

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Estaba extremadamente nerviosa. Estábamos en la aeronave de los Vengadores, en camino a nuestro destino. Yo me encontraba sentada al lado de Natasha, teniendo tics nerviosos que probablemente la molestasen. Me había puesto un traje negro y ajustado que me daba flexibilidad para el combate cuerpo a cuerpo. También tenía pistolas y cuchillos, por si acaso mis poderes no funcionaban como era a esperar.

—¿Qué tal con Clint?

Miré a la pelirroja y tuve que pensar mi respuesta. No sabía qué decir.

—Bien—espeté.

—¿Bien?

Ella levantó una ceja y sonrió. Aquello sólo me hizo que me pitaran los oídos y me marease. Estaba sintiendo demasiada presión por diversas razones.

—Nos besamos —solté sin más.

—Ya era hora.

Natasha parecía contenta, pero no podía darle más vueltas, así que me relajé un poco y me miré las manos. Necesitaba olvidarme de aquello y centrarme en la misión. Cerré los ojos y suspiré. No sé cuánto tiempo llevaba así, ordenando mis pensamientos, cuando la voz de Steve Rogers me hizo ponerme alerta.

—Equipo, hemos llegado, Stark, Romanoff y Banner, sois la parte uno, adelante.

Mi amiga llevaba un vestido despampanante puesto, debido al hecho de que ella y los otros dos hombres serían la primera parte de la misión: adentrarse con una tapadera y encontrar el Elektron, que estaba oculto en alguna parte de aquella galería de arte de Estocolmo.

Yo era parte de la patrulla de extracción, conformada por Steve, Thor, Clint y yo misma.

Clint dejó a los tres primeros Vengadores en el tejado de un edificio próximo y volvió a despegar. Me dispuse a entrar en la cabina del piloto, donde mis tres compañeros estaban sentados.

Clint me habló sin despegar la vista de los controles.

—Ryn, ¿podrías ser mi copiloto? Banner y Stark están ahí abajo.

No dije nada, y me limité a sentarme a su lado. Mis sentidos extrasensoriales estaban activados, y podía escuchar el latir del corazón de Clint, a diferencia de mí, él parecía calmado, como si la batalla le diese paz y un sentido a su vida. Estuvimos en silencio, volando por un sector próximo sin ser detectados y esperando a que uno de los otros nos hablase por el intercomunicador; y yo me perdí en mis pensamientos. Este era mi momento de demostrar muchas cosas: era mi momento para enseñarle a Fury que yo podía ser más que un equipo de escucha, que yo valía para misiones reales. Que podía controlar mis poderes electromagnéticos hasta cierto punto, y que no era una bomba de relojería. Que podía estar en el mundo exterior y ser útil, que mi entrenamiento había tenido un sentido.

En cierto modo quería ser como Clint Barton: quería que mi trabajo le diese un sentido a la vida que tenía, que le diese un sentido a los poderes que un accidente me había dado. Quería darles un sentido a los estudios de mis padres y su trabajo para S.H.I.E.L.D., quería ayudar a aquellos que, como yo, no habían tenido suerte en esta vida, pero se merecían, sin duda, algo mejor. Quería ser como Clint Barton.

—Lo hemos encontrado —Stark habló con voz apurada por el intercomunicador de la nave—. Pero creo que tenemos problemas...

Unas interferencias aparecieron por los altavoces, y Barton viró la nave mientras yo me aseguraba de que nadie podía rastrear nuestra posición. Activé el comunicador.

—Stark, estamos de camino.

Thor meneaba su martillo de un lado a otro mientras que el Capitán ajustaba su escudo. Una vez estábamos sobre la galería, Barton abrió la puerta trasera y nuestros dos compañeros saltaron. Clint y yo nos dirigimos hacia la puerta.

FELT IT ━ Clint BartonWhere stories live. Discover now