Un sentimiento que no compartía con él.

Cuando un miembro del Sexo imperfecto cumple 10 años es obligado a trabajar en Las Minas Alpha hasta cumplir los 21; una vez que eso sucede somos trasferidos a Las Minas Delta y trabajamos en ellas hasta cumplir los 30; sin embargo llegar a los 30 era algo que solo el diez por ciento de la población lograba llegar, ya que muchos miembros que eran enviados a Las Minas Delta desaparecían sin razón.

Entre ellos existieron varios de mis hermanos que nunca regresaban a casa. Algunos teniendo unos dos o tres años, y en otros casos solo días como ocurrió con mi hermano Tom.

Él hermano que desapareció en el día de su cumpleaños número 21.

—Padre, ¿Te puedo preguntar algo?

—Adelante, Connor.

—Mira Padre, Hoy es mi primer día.

—Aja.

—Y creo que ya soy lo bastante capaz para saber...

—...Connor esa es una información que no se te tiene permitida.

—Pero Padre. Hoy es mi primer día..., y ya no soy un niño. No crees que podrías.

—Sí hago eso el Régimen me eliminaría. Además que eso ocurra no significa que te tenga que pasar a ti.

—¿Cómo lo sabes?

—Yo sobreviví a eso.

—Pero muy pocos llegan a tu edad.

—Wayne y Tyler también son otro ejemplo. Ellos llevan cinco y siete años ahí. Y Clint, él se va a graduar el próximo año de Las Minas Gama. A esas solo sales cuanto cumples los 35.

Era lógico que Padre no me iba a decir la verdad porque tenía miedo.

Y no lo culpaba.

Todos le temíamos al Régimen porque eran los miembros del Sexo Perfecto.

—Mejor baja a desayunar, antes de que tus hermanos se terminen todo.

—Esta bien —no podía discutir con él porque en el fondo sabía que lo hacía por mi bien.

Padre era un hombre de casi sesenta años que le había dado hogar a otros cuarenta miembros del Sexo Imperfecto, los cuales siempre desaparecen al momento de ingresar a mi edad.

Algo había entre manos y yo deseaba saberlo, pero no tenia tiempo para eso.

El desayuno se estaba terminando.

Corrí por mis botas y en cuanto me las coloqué me dirigí a las escaleras que daban directo a la cocina. Ahí estaban mis otros catorce hermanos comiendo el desayuno, como sí nada hubiese pasado.

Y los huevos se habían terminado.

—¡Oigan! ¡No me guardaron algo!

—Lo siento —Respondió Tyler— pero tu sabes que aquí el que se queda dormido se que queda sin desayuno.

Tyler era quien más comía de todos.

Él había logrado llegar a los 27 años, y siempre me miraba con cara de desagrado, como sí hubiese algo en mi que le in-conformara.

—Oye, Connor, ven —Wayne, por otra parte, era quien siempre me guardaba algo—Todavía queda algo de pan tostado y mermelada.

—Genial.

—Pero no hay mantequilla.

—No te preocupes, hoy no tengo mucha hambre.

La mayoría de mis hermanos no tenían el mismo nivel de conciencia que Wayne, ya que para ellos la comida era lo importante.

Casi todos tenían entre 10 y 17 años y trabajaban en las Minas Alpha; también entre mis hermanos había un bebe llamado Josh que siempre estaba sobre los brazos de Padre, quien también tenía la ayuda de los pequeños Gary y Jack (de 7 y 9 años), ya que ellos todavía no estaban en edad de trabajar.

Prácticamente yo era el nuevo miembro Delta, porque posterior a mi solo quedaba Nick, quien es un mes menor que yo.

Wayne, por otra parte, tenía 25 y él siempre mantenía un perfil muy sensible que le impedía actuar como a un idiota, algo que lo diferenciaba de todos mis hermanos, con la excepción de uno.

—¡Muy bien muchachos! —Clint— ¡dense prisa, que los autobuses no tardarán en llegar!.

Él era el consentido de Padre por ser el primer miembro de la familia que lograba llegar hasta la edad de 34, y estaba comenzando su preparación que determinaría sí su futuro será servir para el Sexo Perfecto, Trabajar en algo adicional como guardia o cocinero de las minas, o ser un Padre.

—Recuerden, niños, que el Régimen no tolera los retardos, ni los robos —por lo general era Nick quien siempre tomaba uno que otro mineral para su colección.

—Solo fueron unas piedras rojas, Clint. Nadie lo noto.

—Pero sí lo descubren podrías poner en riesgo a la familia, Nick.

—Hay muchas, además tu sabes que el rojo es mi color favorito.

Nick compartía esa emoción porque para él la vida era algo más que solo trabajar.

Siempre miraba a Clint como sí estuviese viendo a un patán que jugaba a ser Padre, en vez de tenerle respeto, ya que para él Clint todavía no era un Padre ni tenía derecho de hablarnos así.

—Bueno, cambiando el tema, recuerden que hoy es día de Donación, así que procuren tomar mucha agua.

—Pero Clint —dijo Zeke— no siempre donamos sangre, a veces nos toca semen.

—Así es, pero la probabilidad de que eso te toque es solo la mitad, así que no se confíen.

—Sí.

—Y traten de no crear destrozos, recuerden que todo es en beneficio al Sexo Perfecto.

Todos asentimos, sin pensar en otra cosa.

El desayuno todavía estaba ahí y quedaban solo unos minutos antes de que los autobuses llegasen.

—Y Connor, bienvenido a las grandes ligas.

EXPERIMENTOS LOS ORÍGENES, DOMINADOS, Libro 2Where stories live. Discover now