Tu novio fue el de abajo(Saphael).

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Suspiro frustrado por la odiosa voz de Isabelle Lightwood, porque podía tolerar al tal Alexander porque salía con Magnus. Pero nunca podría soportar a ese chica de cabello negro y llena de tatuajes. Qué se pavoneaba enfrente suyo como su fuera lo máximo.

La odiaba tanto, salía con Simon, un chico de cabello castaño y ojos de un marrón oscuro que eran los más hermosos que había visto en su vida. Su cintura, delicada pero lo suficiente para no parecer un intento barato de hombre. Su sonrisa, esos colmillos que se lucían cuando lo hacía.
Había arruinado la oportunidad de tener al adorable chico como su novio hace un par de meses, por eso no la toleraba. La competencia fue en silencio y solo Magnus fue quien supo como Isabelle Lightwood fue capaz de romperle el corazón a su mejor amigo.

-¿Y cómo está mi pasivo favorito?-la mujer se colgó de él con fuerza.

Raphael suspiro con fuerza intentando salir de los brazos de la chica que solo lo estaba apretando sin tener en cuenta si le dolía.

-Cereza deja a Raphita-intervino Magnus antes de que él mexicano le contestará con su característico sarcasmo.

-Izzy-Alec le siguió mientras abrazaba a Magnus-deja al amigo de Magnus. No seas grosera.

La chica bufó rodando los ojos, aún sin soltar al muchacho. En cambio sonrió encantada al ver como Raphel fijaba su vista en un adorable chico. Qué resultaba ser su novio.

Magnus rodó los ojos con cansancio al ver al chico castaño agitarse con naturalidad. Sus caderas daban un pequeño giro tan natural en su forma torpe de caminar, que entendía perfecto porque Raphita se había enamorado. Él chico era dulce, amable y sarcástico. Tan cruel como directo en ocasiones. Qué no podía imaginar cómo la chica Lightwood consiguió que esté le hiciera caso.

-Él sabe que es con cariño-apreto una de sus mejillas con los dedos rozando sus uñas postizas en la piel-. Es como Simon, sabe que lo amo, pero que no dejaré de molestarle porque es bisexual.

-¿En serio?-se dejo maltratar intentando descubrir todo lo que la chica estaba diciendo.

-¡No mires a mi novio, no es material de homosexuales me tiene a mí!-aseguro divertida.

Raphael se retiró fastidiado de escuchar a la azabache hablar como una tonta. Era claramente bien recibido su gusto por molestarle (hablando de personas externas o que no fueran Alec y Magnus). Su día sería pesado y no podría pasar todo el tipo escuchando a una engreída, egocéntrica y pésima chica hablando de sus gustos.
Camino hasta su última clase, la única que compartía con él chico bonito que resultaba ser novio de esa pesada.

Sonrió cuando él pequeño chico se acercó a su lugar, sentándose con calma y la cabeza agachada mientras jugaba con su ropa.

-¿Y lo haz pensado?-pregunto suave mientras esperaban a la maestra.

-Sí, yo...-él castaño tembló aguantando las ganas de brincar fuera de su lugar-creo que debería dejarla primero.

La clase se alboroto alegre al saber que no tendían su última hora, resultaba que su maestra no había llegado por un pequeño accidente rumbo a la escuela.

-No me importa-se pegó más a él-solo sé que te necesito-acerco su rostro al suyo y presionó en un beso agradable.

Sus manos buscaron las suyas aun sentados, sus piernas se rozaron con la misma intensidad que sus labios. Los alumnos les ignoraron ya que estaban al fondo del salón. Simon abrió los labios ya rojos por los besos invitando a ser más que un solo roce.
Raphael mordió su labio inferior con deleite, succionando con vigor y adentrándose con calma en esa húmeda boca, sus lenguas se tocaron con placer, la punta se extendió por el paladar en un intento suave de no hacer más intenso el beso.
Se apartaron con un un hilo de saliva conectándolos.

-¿Quieres ir a mi casa?-hablo él mexicano luego de conseguir recuperarse.

Simon solo asintió avergonzado cargando sus cosas y siguiendo al chico de piel morena que le sonreía. Sentía que las piernas podían derretirse con solo verlo caminar mientras le toma de la mano.

Al día siguiente Raphel caminaba entre los alumnos con la más grande sonrisa del mundo. Simon había llegado con él temprano, sus manos se habían resistido a separarse y sus labios lucharon por no tocarse hasta que él menor terminará su relación con Isabelle.

-¿Por qué tan feliz, galletita?-pregunto divertido Magnus al ver a su amigo caminar como si el mundo fuera suyo.

-Te enterarás en un par de minutos-comento divertido al ver a Izzy caminar enojada hacia ellos.

-¿Qué pasa?-Pregunto sin querer demostrar que era feliz por su cara.

-¡Simon me ha terminado!-declaro la azabache con los brazos cruzados sobre su pecho-¡Me ha terminado! ¡A mí!

Él chico venía caminando detrás suyo para intentar calmarla. No quiso ser malo, grosero y hasta un idiota como ella le había llamado. Intento ser lo más suave posible.

-Perdón, Izzy. Debes escucharme-rogo Simon.

-Eres un completo idiota-señalo disgustado volviendo a ignorar lo.

Raphael sonrió encantando abriendo sus brazos hacia él chico. Este corrió el pequeño espacio que les faltaba para tocarse y se oculto en sus brazos usando su pecho como la protección del mundo. Magnus miró entre divertido y sorprendió, Raphita era un maldito. Tanto que había conseguido al chico por él cual había enloquecido los primeros días de clase.

Isabelle observo sorprendida como él castaño besaba a Raphael. La sonrisa de superioridad del chico le hizo sentir irá, estaba dispuesta a aprender todo.

-Y él fue el de abajo.

Ante la declaración Magnus estalló en risas junto a un muy aturdido Alec que no podía creer que le ganaron a su hermana en su propio juego. Después de todo aquel que ríe al último, ríe mejor.

Para mi hermosa beta que quería un Saphael en la historia original. Y sí, Izzy fue una perra. Pero aún así le quiero un poquito. Jun-Asai

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