— Buenas tardes, Seokjin-ssi. —saludó cordialmente la mujer, dejando la taza con sopa a un lado y dándole paso a libre a Namjoon, quien de inmediato que pudo levantarse, se aferró al torso de Seokjin, sacándole el aire al contrario— Soy Hwang Jungeum, su nueva niñera. 

El castaño inmediatamente se sintió mala persona al pensar lo peor de la mujer, pero sus pensamientos coherentes se marcharon cuando sintió que el menor, Namjoon, se restregaba contra su cuerpo sin ninguna vergüenza. Seokjin chilló apenado con la omega y también repentinamente agitado por el claro llamado del alfa. Este era apenas unos centímetros más bajo a pesar de tener sólo doce años, y su rostro quedaba a la altura de su cuello, cosa que le facilitaba olfatear esa zona a la vez que agregaba su aroma propio al cuerpo del mayor, nada más marcando su territorio. Namjoon tenía la piel caliente y algo pegajosa, y su cabello estaba adherido a su frente por culpa del sudor, imagen que se le hizo especial a Seokjin, pero que lamentablemente debía dejar de ver. 

Hasta que recordó lo que dijo Hoseok: "deja a tu lobo en paz". Cosa que le hizo preguntarse, ¿qué cosa extraña haría su lobo si lo dejaba a cargo en esa situación? 

Espera, perro maniático. Al menos necesitamos privacidad. No quiero pasar vergüenza frente a la señorita Hwang por culpa de mi condenado espíritu animal. 

Le echó un vistazo a la omega que permanecía estática en donde estaba observando atentamente lo que ambas alfas hacían con mucha intimidad, y Seokjin se sintió avergonzado. Ella iba a malinterpretar las cosas de una manera rotunda. Tragó saliva y alejó al menor de su cuerpo, cosa que le fue difícil, pues ambos estaban pegados como si fueran dos imanes.

— ¡Namjoon! ¡Compórtate! —le regañó, este le miró con los ojos cristalizados y dejó caer su cabeza, como un perrito regañado. Seokjin se sintió mala persona, pero suspiró, era necesario— Lo lamento, Jungeum-ssi. Tengo que llevar a Namjoon a la habitación o sino es capaz de cometer una locura —sonrió con nervios algo notorios pero que podía ocultar gracias a las clases de actuación—, ya sabe cómo son los apenas presentados... 

La omega asintió, riendo incómodamente también. Al parecer todos estaban incómodos menos Namjoon, qué ironía, ¿no es así?

— Pero, Seokjin-ssi, debo hablar con usted, sus padres le dejaron un comunicado. —Seokjin la miró, frunciendo el ceño— Y es urgente. 

El castaño suspiró, tomando a Namjoon de los hombros y haciendo que lo mirara. Sus ojos estaban desenfocados y su respiración pesada. Se veía caóticamente hermoso. ¿Cómo era posible que un niño de doce años se viera tan precioso? A su edad Seokjin piensa que tenía cara de mocoso que sólo jugaba con su game boy. Con la concentración que le quedaba, agitó levemente al menor para que reaccionara y escuchara atentamente sus indicaciones. 

— Joonie, escucha. Necesito que vayas a tu habitación, yo en cualquier momento iré, ¿de acuerdo? —el mayor le dijo con voz suave y tersa, pero Namjoon hizo un puchero, aferrándose a la camisa del contrario. Seokjin sintió ganas de estrujarlo, pero quería saber lo que querían decirle sus padres y que era especialmente urgente— Prometo que iré para allá y me tendrás todo el día si es posible, ¿sí, osito? 

Namjoon al parecer estuvo satisfecho con eso, pues sonrió levemente, mostrando sus lindos hoyuelos, y con todo y manta, se dirigió a la salida de la cocina, yendo a donde Seokjin supuso que era su cuarto. Cuando pasó eso, Seokjin sintió un vacío en su corazón, como si otra parte de él se marchara, cosa que hizo que su lobo y él se sintieran algo solitarios. Pero se volteó, encarando a la omega que ahora estaba limpiando la mesa. El menor se apresuró en ayudarla a lo que ella agradeció con una sonrisa.

— ¿Y Jyerin? —preguntó, no la había visto en la casa cuando había llegado, y generalmente siempre en las tardes lo recibía con un gran abrazo y una sonrisa.

¡Tú, idiota! 🌷  namjin Where stories live. Discover now