Sukoshi kurutta [ΩHiguelΩ/¤Kuban¤]

La danza Azteca de los celos

-Fue construido en el porfiriato- comenzó a decir Leo. -Una época de mucha pobreza, demasiado marcada, con influencia de la cultura francesa. En esta época también se formaron los cimientos de la cultura mexicana que conocen los extranjeros. Los bailes, la música,los sombreros, los trajes folclóricos, las adelitas...-

-Si Adelita se fuera con otro la seguiría por tierra y por mar~

Cantó Honey.

-Si es por mar en un buque de guerra~

Le siguió Miguel.

-Si es por tierra en un tren militar~
Cantaron a coro Leo, Miguel y Honey Lemmon.

Hiro sonrió, mostrando ese pequeño espacio entre los dientes delanteros que le recordaba a la gente su descendencia japonesa.

El de ojos rasgados les aplaudió riendo ligeramente para luego mirar nuevamente hacia la construcción.

-Algún día...-

Dijo Miguel de forma que solo Hiro lo escuchara, sin dejar de ver el palacio.

-...Voy a tocar ahí-

~BUM BUM~

Los ojos del moreno brillaban con esperanza y ensoñación. El muchacho era todo pasión y alegría. Era creativo, talentoso, persistente.
Miguel era un músico.

Hiro no pudo apartar la mirada de el chico.

-Algún día te vendré a escuchar tocar aquí- le dedicó una sonrisa.

Tal vez... Si le gustaría regresar en un futuro a México.

-AIUDAAAAAAA-

Todos los chicos estaban tan concentrados en su propio mundo que no se dieron cuenta cuando un grupo de personas con penacho y vestimenta azteca jalaron a su amiga a un circuló de baile que la muchacha no entendía como seguir.

El moreno volteó a ver a Hiro con unos ojos que causaron escalofríos en el chico.

-NO, nonononono MIGUEEEEEEEL-

Tarde.

El mexicano ya había tomado de la muñeca al güero atrayéndolo al círculo de baile donde la flauta y las percusiones eran los instrumentos principales.

El chino ponía resistencia a bailar. Estaba tenso, sus dientes estaban apretados y sus manos en puños mientras los bailarines danzaban al rededor suyo.

Miguel no paraba de reír metiéndose con los bailarines que se acercaban y alejaban de Hiro en el centro, con un ritmo que "solo los mexicanos entienden".

El muchacho en el centro seguía tenso hasta que se dio cuenta de los profundos y bonitos ojitos negros de cierto mexicano sobre los suyos.

"Baila"

Lo invitaba con la mirada.
Mientras se daba una vuelta y se volvía a acercar con una sonrisa malditamente encantadora que el científico sentía que era solo para el.

Poco a poco Hiro comenzó a relajarse y sin darse cuenta su cuerpo comenzó a moverse por si solo en movimientos descoordinados que difícilmente se podrían describir como pasos de baile.

-No está tan mal para ser los pasos de un chino-

El nombrado alzó una ceja.

-¡Ya verás que bailo mejor que tu ! -

-No estoy muy seguro de que a eso que haces se le llame bailar...-

-¡C-Callate que tu me metiste en esto!- le reclamó el de ojos rasgados sonrojandose al decirlo.