Lo que ha pasado esta noche con Wade hoy ha sido especial. Una sorpresa total. No dejo de pensar en el beso durante todo el camino hasta casa y, a pesar de haber terminado la noche de una manera un poco brusca, no dejamos de hablar durante todo el camino.

Me gustaría saber qué piensa él de todo esto.

❤❤❤❤❤

—Joder, me pone cachonda hasta a mí —dice Abby mientras disfrutamos de nuestros batidos en el descanso entre clases. Ha ido a por ellos antes de que saliera.

Le he contado todo con pelos y señales. Entre risas y mucha gesticulación por su parte, acaba mirándome con cara de «te lo dije». Odio esa cara, pero esta vez sí tenía razón y no puedo seguir negándolo.

—¡No seas obscena! —replico dándole un empujón después de hacer un gesto con la boca.

Ella se ríe aún más y se echa hacia atrás.

—Es que lo sabía. Sabía que te gustaba.

Su dedo acusatorio me señala y hago que la doy un mordisco para que lo aparte.

—No lo sabías —respondo a la defensiva, aunque por dentro me estoy riendo—. Además, no sé... Es raro ¿verdad?

—¿Por qué va a ser raro? Se os notaba a leguas.

—Anda, ¡qué dices!

Niego con la cabeza y dejo el envase del batido en el suelo.

—Marnie, ¿me vas a decir que estaba ciega? Lo vi desde el principio.

—Estábamos fingiendo —contesto en un tono más bajo para que nadie nos escuche.

—Cuando se venía con nosotras te comía con la mirada.

—No es cierto.

La miro detenidamente para ver si está bromeando. Va totalmente en serio. ¿De verdad se había fijado en mí desde el principio? No lo creo. Es imposible. Cuando todo esto empezó casi ni nos soportábamos.

—¿Es cierto? —reformulo mi frase tras darle muchas vueltas.

Abby asiente con una sonrisa de emoción.

—No es nada malo. Wade es un tío guay.

—Lo es. —Suspiro y bajo la vista hacia mis manos—. ¿Crees que a él también le gusto?

—¿Es que no me escuchas? —añade ofendida y se acerca más a mí—. Mar, de todos modos, eso deberías hablarlo con él, ¿no crees?

Wade es lo más real que me ha pasado, la bocanada de felicidad que necesitaba. Lo que más miedo me da no es que alguien pueda sentirse atraído por mí, sino el hecho de que ese sentimiento también crezca en mí como lo está haciendo y luego me rompa el corazón; pero si no me arriesgo sé que me quedaré con las ganas de saber qué habría pasado y no me lo podría perdonar. Tengo que ser sincera con los dos. Sí, le voy a contar lo de mi amigo virtual.

Me levanto, dispuesta a entrar de nuevo al instituto, y me encuentro con un grupo de amigos que van corriendo hacia el interior. Uno de ellos me golpea, pero no me hace daño. Son alumnos de primero, son demasiado intensos algunas veces. Abby me alcanza después de tirar nuestros batidos y se engancha a mi brazo como suele hacerlo algunas veces.

Seguro que Wade está en clase porque ya no queda casi nadie en la cafetería. Ha sonado el timbre y hay mucho alboroto en los pasillos.

Llegamos a donde están nuestras taquillas para coger los libros de las siguientes horas y vemos un grupo de gente riendo a carcajadas. Cuando nos ven siento que todas sus miradas se clavan en mí. Espero que Wade no haya...

—¿Qué es todo esto? —pregunta Abby al ver que han empapelado todas las taquillas que están alrededor de la mía.

Yo no soy capaz de pronunciar palabra alguna. Estoy congelada. Soy hielo puro en forma de cuerpo humano. No es posible. No. Consigo dar un paso gracias a mi amiga y observo todos los papeles que hay en la pared, aunque con uno me basta, son el mismo. Trago saliva y siento unas ganas tremendas de vomitar.

Es el correo sobre Jude.

Aprieto los dientes hasta que me duele la cabeza. No voy a llorar. No delante de todo el mundo. La ira y la decepción se apoderan de mí. Ya no escucho las risas.

Arranco todos los papeles con rabia. Abby me ayuda. Los papeles caen al suelo. Cuando me giro, me encuentro con la cara de Jude que me mira como si aquello fuese un espectáculo de lo más divertido y, aunque lo que dije en el correo no corresponde con lo que siento ahora, me produce un enorme bochorno.

Salgo corriendo a los baños y, antes de entrar, me choco con alguien. No veo bien por culpa de las lágrimas, pero reconocería su voz en cualquier lugar.

—¿Estás bien?

Me coge de los brazos. Su tono es preocupado, pero no me importa. Tengo que marcharme. Aprieto los ojos y me deshago de su agarre. Me meto en el baño y escucho a lo lejos como Abby le pide que no pase.

—Ha sido él —espeto cuando mi amiga regresa.

—¿Quién?

—Wade. Ha sido él —repito con rabia y me froto los ojos.

Duele. Duele demasiado.

—¿Estás segura?

Asiento y las lágrimas vuelven a empañarme la vista. Me quema por dentro.

—Era el único que tenía el correo.

—Le voy a patear el culo ahora mismo —contesta con enfado yendo hacia la puerta dispuesta a buscarle.

—No —respondo tajante y ella se detiene. Cojo varios trozos de papel y me mojo la cara con agua. Tomo aire y lo suelto lentamente para intentar tranquilizarme. La cabeza me va a estallar—. Ninguna de las dos hará nada.

—Pero... No me lo puedo creer —indignada, camina de un lado para otro—. Después de todo lo que has hecho por él. Deberías contárselo a todo el mundo.

Sus palabras me duelen más de lo que pensaba aunque no por el mismo motivo. ¿Por qué me hace esto después de lo de anoche? ¿Acaso siempre he sido un juego para él? Nada tiene sentido. Pensé que teníamos una conexión y aun así... Me equivoqué con él.

Esto encaja más con el antiguo Wade, al que había odiado por sus bromas. Siempre creí que las personas tienen una cara que mostrar y otra que ocultar. Supuse erróneamente que tras el Wade burlón que gastaba bromas a todo el mundo y se tomaba la vida a la ligera, había un Wade que se preocupaba, que tenía sentimientos escondidos y luchaba por sacarlos, pero me equivocaba. Una tremenda decepción. Las primeras impresiones no engañan y él ha demostrado ser el ejemplo exacto de una persona juzgada a primera vista correctamente.

A pesar de tener el corazón roto, me alegro de haberlo descubierto a tiempo.


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Conquistando al chico de mis sueños © |COMPLETA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora