♣️Capítulo 4||♣️

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—Cuando llegue el momento, deberás estar preparada, tesoro. Tu corazón y mente deberán mantenerse en completa calma, o en un irremediable frenesí; si por el contrario solo hay duda, la catástrofe será tu único consuelo. Recuerda esto siempre: Tienes milenios de poder en tus manos, y el poder debe utilizarse sabiamente.

De repente su abdomen se sintió pesado, y la amorosa figura de su abuela comenzó a distorsionarse, dando paso a una luz trilladamente cegadora.

—Espera, abuela. Aún debes contarme más... ¡No te vayas aún! Solo un poco...

Abrió sus ojos de golpe y el susurro de una queja asomó de sus labios. Miró a su alrededor, reparando en cada objeto de aquella habitación, en la comodidad y calidez del lugar donde yacía. Todo irradiaba prolijidad, y lujo, pero los cálidos tonos no permitían que la hostilidad perpetuara los sentidos de quien mirase. Eso, sin lugar a dudas, era la comodidad de la realeza.

Trató de incorporarse, debía buscar a Garric y asegurarse de que estuviera bien, y que alguien le explicara qué había sucedido. Necesitaba respuestas, y rápido pero el peso que había sentido en sus sueños se hizo presente. No tardó en encontrar una conocida cabellera descansando tranquilamente sobre su abdomen. Abrió los ojos tanto como su redondo rostro le permitió, tratando esta vez de incorporarse por completo y llamar la atención del guardián.

El joven, con sueño tranquilo, extendía sus brazos de forma protectora alrededor del bulto que formaba la chica con todos los cobertores encima, pero al sentir el brusco movimiento, despertó de golpe, tomando a Nazley de los hombros, en posición de ataque.

—¡Garric!—exclamó la portadora sobresaltada—. Solo soy yo, relájate un segundo.

Portadora y guardián se miraron atentamente a los ojos por breves instantes—eternos para uno— sin decir nada, simplemente contemplándose hasta que la chica bufó, con mejillas más pálidas de lo común.

—Deja de mirarme así, es raro—sentenció—. ¿Por qué no mejor me dices cómo te encuentras? Esa herida no se veía para nada linda. Y también qué pasó conmigo luego de aquel ritual—susurró, demostrando su preocupación.

—Portadora, ¿de qué estás hablando?

Nazley lo miró extrañada. ¿Cómo se le ocurría jugar con ella de esa forma?

—¿De qué otra cosa podría hablar? Me refiero a tu herida, al bufón. ¿Qué sucedió? Se supone que había terminado con su alma, pero entonces cuando llegaste...

—Naz. —La llamó.

—Y esos guardias, y tu herida...

—Nazley.

—Y toda esa sangre, y luego lo que ese hombre dijo sobre hacerte más daño...

—¡Portadora!—exclamó levantando la voz, sobresaltándola—. No tengo idea de qué hablas, Naz. ¿Acaso no lo recuerdas? Cuando llegamos al castillo, dijiste que estabas agotada, y de la nada te desvaneciste. Entré contigo en mis brazos y me asignaron traerte hasta esta habitación. ¿De qué bufón hablas?

El desconcierto tiñó sus facciones, si esta era otra treta de ese maldito...—Estoy hablándote del bufón, Garric. El que te hirió gravemente, el que se hizo pasar por ti todo este tiempo...el que mató a ese guardia—gimoteó lo último con extremo pesar. ¿Cómo podía jugar con ella de esa forma?

—Naz, te lo digo en serio. Te desmayaste al llegar, y como me preocupé me quedé contigo. Nada de eso ha sucedido. Ninguna fuerza maligna sabe que estás aquí, y mucho menos han intentado herirnos. Aquí, en el castillo, y junto a mí, estás a salvo— dijo con extrema seriedad.

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⏰ Last updated: Feb 04, 2019 ⏰

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