♣️Capítulo 3||♣️

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Guardias con enormes y relucientes armaduras custodiaban la entrada, mirando intimidantes a aquellos haraposos visitantes. Queriendo ser valiente, Nazley se adelantó, y teniendo presente que en su estado no los dejarían entrar a menos que se revelaran, bajó su capucha; perforando con sus profundos ojos claros, los ojos de aquellos guardias, quienes al verla, quedaron embelesados. Conociendo las leyendas sobre su aspecto y las sensaciones que su presencia causaba, no dudaron en postrarse ante ella, confundidos y cautivados por el poder que su presencia emanaba. La portadora, presa del desconcierto, retrocedió, tomando por un instante las prendas de su guardián.

—Tengo miedo. ¿Vendrías conmigo?

—Ve—gruñó—. Ahora mismo ve y preséntate. Hazles saber que eres real y estás aquí.

¿Qué demonios? ¿Qué bicho le había picado al guardián?

—Muy bien, señor malhumor—bufó molesta. Se acercó despacio a los guardias, les pidió que se levantaran y con bondadosa voz, se presentó: —Mi nombre es Nazley, portadora del don de la Luz y la Oscuridad. Los reyes nos esperan—sonrió.

—Carrier*...—susurró uno de ellos, aún perdido en su impresión. El otro guardia logró reaccionar, pegándole un codazo al primero, quien en su sobresalto, provocó el roce de las armaduras, las cuales causaron un estruendoso ruido. Tratando de aclarar la incomodidad del momento, carraspeó y continuó—:Disculpad la informalidad; no sabíamos de su arribo. Ya mismo abrimos las puertas para vosotros. Antes, ¿me permitís saber quién es vuestro acompañante?—preguntó con desconfianza tiñendo su grave voz.

—No esperaba otro recibimiento, no hay de qué preocuparse—tranquilizó—. ¿Acaso no lo conocen?—volteó en dirección a Garric, quien estaba unos pasos por detrás. Qué inusual que no conozcan a semejante personaje, pensó en primera instancia, luego recordó que la capa ocultaba un poco su identidad, por lo que respiró profundamente y lo alentó a que se acercase—. Imagino que es por la capa que no te reconocen, ¿podrías retirarla por favor, Garric?

El joven, obedeciendo a su portadora, bajó su capucha, mostrando sus ojos; del mismo color que el resto de la nación, su piel, más pálida de lo que Nazley recordaba del día anterior, y sus pequeños lunares que lo identificaban como el legendario guardián.

—Mi nombre es Garric Arrowaxe, primogénito de los nobles Arrowaxe y guardián de la portadora; el Delphinus en mi rostro me respalda.

Un ambiente tenso se formó en torno a ellos tras el tono hostil que había utilizado el chico. Ambos guardias se susurraron un par de cosas, y la confusión brilló en los ojos de la chica, quien nunca se había imaginado que el alegre y bromista Garric pudiera inspirar tal temor. En menos de lo pensado, uno de los enormes guardias había tomado el hombro de Nazley, jalándola detrás de ellos, infundiéndole el temor que las remembranzas provocaban.

—¡¿Pero qué hacen?!—alegó y trató de forcejear; sin embargo, al no permitirse usar su don, resultaba un intento patético. Buscó ayuda en su guardián, pero este solo miraba la escena con cínica diversión. ¿Qué rayos estaba pasando?

—Disculpe la rudeza, Carrier, pero quien la acompaña no es su guardián—mencionó cauteloso y agitado el grandulón.

—¿A qué se refieren?—dijo mientras la angustia se deslizaba sutil en su garganta, quemando cada tramo.

—Me refiero a que esta mañana el joven Garric Arrowaxe llegó malherido, suplicando que fueran en su búsqueda, portadora.— Le susurró a la chica— ¡Es un impostor quien la ha traído! ¡Jerome, ve por ayuda, yo cuidaré de la portadora!—ordenó con desesperación en su voz.

Lys og mørkeWhere stories live. Discover now