Unas simples preguntas.

9 2 1
                                        

Un breve tintineo de campanas indicó el ingreso de un nuevo cliente. Las pocas personas que se hallaban en el bar estaban tan concentradas en el partido de fútbol que tanto ansiaban ver como para darse cuenta del recién llegado.

El hombre apoyó su sombrero de rayas sobre la barra, dejando su maleta en suelo y sentándose en una de las redondas sillas sin apartar su vista de la televisión. Unos pasos sonaron a sus espaldas, pero aún no se volteaba.

-¿Qué le puedo servir? -escuchó desde atrás.

-Por ahora, nada -contestó, sin voltearse-. De hecho, vine a hacer unas preguntas.

-¿Preguntas? -preguntó el mismo de antes.

-Así es. Tengo entendido que hubieron varios asesinatos en este mismo bar -continuó el hombre, girándose en el lugar para encontrarse cara a cara con un joven-. Soy Marcos Peña, detective profesional.

-Claro. Dígame, detective. ¿En qué le puedo ayudar?

-Como dije, vengo a hacer unas simples preguntas... ¿Cree poder contestarlas?

-Eso espero.

El detective sacó de los bolsillos de su saco una pequeña libreta que contenía un bolígrafo negro entre los anillos de plástico. Antes de empezar a hablar, sin embargo, comprobó que esta última tuviera la suficiente tinta como para poder anotar todo.

-Para empezar -comenzó Marcos-, ¿tienen cámaras en este lugar?

-Sí, las tenemos.

-¿Tienen algún cuidado especial con ellas?

-Si te refieres a lustrarlas, no. Pero cada sábado a las doce solemos sacar las cintas y guardarlas. ¿Necesita alguna de éstas?

-No, no. Como dije, solo van a ser preguntas.

-¿Hay alguna razón en particular por la que haya entrado a este bar, detective? -preguntó, mientras el detective anotaba cosas en su libreta.

-Ya te lo he dicho. Me dijeron que hubieron unos cuantos asesinatos dentro de esas puertas. ¿Sabe algo de estos?

-Siendo sincero, sí. Pero no conozco los detalles. Solo trabajo los fines de semana, y por lo que entendí, todos sucedieron en días de semana.

-¿Cuántos más trabajan en este lugar? -siguió el detective.

-Que yo sepa, hay una persona más que trabaja los días que yo no estoy, y luego está el conserje.

-¿Sabe quién es el dueño del bar?

-Obviamente. Franco Sullivan.

-Claro... Dígame una cosa, ¿conoce bien a Sullivan?

-No, no lo creo.

-¿Cuántas veces lo has visto?

-Muy pocas. La única en la que tuve alguna charla con él fue cuando quise tomar el empleo.

-¿Y hace cuánto trabaja usted aquí?

-Unos pocos meses.

-¿Justo después de salir de prisión?

-¿Cómo lo sabe? -preguntó el joven, algo asustado.

El detective lo miró a los ojos antes de sacar de su bolsillo izquierdo una imagen con el rostro del joven.

-Joaquín Vairas, ex convicto, estuvo tres meses en prisión por asaltar una casa de su mismo barrio, tiene treinta y dos años, no está casado... ¿Continúo? -contestó Marcos.

Simples preguntasWhere stories live. Discover now