10. La espina de una rosa.

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Él,como ella prefirió llamarlo, sugirió visitar el lago de plata, no alejado de esos jardines y llamado así porque a esa hora la luna metalizaba sus aguas. Pero él no pudo esperar y antes de avistar sus orillas empezó a volcar por el camino la amargura que lo colmaba.

Manuel Puig. ("Pubis angelical") (1979).

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Un par de cuerpos se encontraban abrazados entre sábanas blancas y desordenadas, ambos desnudos, la erizo rosa por ser resultado del acto, el erizo negro por la misma causa y porque nunca necesito de ropa o prendas para cubrirse en la cotidianidad a diferencia de las hembras.
Amy estaba semi boca abajo, tenía su cabeza descansando en el pecho de Shadow, mientras su mano derecha se entrelazaba con la mano izquierda del erizo onix, quien también la abrazaba con su mano libre, acariciándole sus suaves púas. En silencio, podían escuchar la respiración ahora tranquila de los dos, al compás de sus latidos del corazón en un ritmo sereno y relajante, Shadow miraba el techo del departamento sin decir palabra alguna, pero debía admitir que su velada y el haber hecho el amor con Amy minutos antes, había sido lo mejor del mundo, como siempre.
Ya llevaban tres años de relación y era oficial; la amaba. Por eso decidieron vivir juntos y agradecía la entrega de ella hacía él, su confianza...su amor.

El mundo podría considerarlo un peligroso enemigo, una entidad sin alma, pero Amy Rose vió en Shadow The Hedgehog todo lo contrario, ella vió a un ser capaz de amar, por eso y más le robó el corazón, ella le dió la oportunidad de ser feliz a su lado, ella era su vida, su fuerza y sabía que sin dudarlo, si fuera necesario, daría la vida por su Rose.

—Shadow... —dijo Amy suavemente, sacando al erizo de sus pensamientos.

—¿Mmmh? —logró murmurar él.

—Te amo...

Shadow sintió una oleada de electricidad recorrer su poderoso cuerpo, no podría describir lo que esa palabra tan simple y hermosa lo hizo sentir. Algo cálido se instaló en su corazón y le regaló un apretón a la mano de su pareja.

—Te amo también...no sabes cuánto. —confesó el erizo oscuro sin dudarlo un segundo.

—¿Puedo preguntarte algo? —dijo ella sin moverse de su posición.

- Lo que sea.

- ¿Qué piensas de la familia?.
Sé que la tuya era el Doctor Gerald y María, pero me refiero a la familia en general.

Esa pregunta sin duda lo había desconcertado por completo, era una cuestión demasiado ambigua y no estaba seguro hacía dónde quería llegar ella con eso, aún así decidió responder.

- Por lo que sé, son aquellos individuos que estarán contigo siempre, te apoyan en todo, te quieren, una clase de unidad, vínculos y demás...¿Porqué lo preguntas?.

Muy en el fondo, Amy soñaba con el día en que vistiera un hermoso vestido blanco, también se imaginaba caminando por el parque de la mano con Shadow, mientras paseaban a sus hijos...sin embargo, no estaba segura si a él alguna vez se le cruzó un pensamiento similar por la mente, lo dudaba, pero no perdía nada con tratar de saberlo. Armandose de un valor recóndito y desconocido, se atrevió a navegar por su mar de dudas.

- ¿Alguna vez te gustaría formar una familia...conmigo? - preguntó sin rodeos la erizo rosa, luchando por no quebrantar su voz y con el alma en un puño. Si no lo preguntaba ahora, probablemente no lo haría nunca después.

Shadow abrió mucho los ojos y su respiración se volvió pesada, no es que no quisiera algo así, simplemente, aún no se sentía alguien capaz de formar ese tipo de lazos, amaba a Amy profundamente, de eso no había duda, pero sinceramente no sé veía sosteniendo a un bebé en brazos, ni mucho menos siendo padre.

The Sharpest Lives || TITANIUM 》 ShadAmyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora