One Step Closer

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 Desperté en un nuevo mundo, al abrir los ojos lo primero que vi fue el interminable cielo azul y supe lo lejos que estaba de casa. Me incorpore al sentir las pequeñas olas chocar contra mi piel. Si, estaba justo a la orilla del mar, mis pies tocaban el agua y frente a mi estaba el hermoso amanecer. Instintivamente mis manos tocaron mi espalda desnuda, estaba incompleto.

Las preguntas me asaltaron: ¿Dónde estaba? ¿Qué hacía aquí? ¿Cuál era mi propósito?. Después de intentar pensar en posibles respuestas me levante y empiece a caminar hacia la nada completamente confundido, ansioso de respuestas.

Caminaba sin rumbo, a donde mis pies me guiaban en mi mente seguían rondando aquellas preguntas y mi desesperación por respuestas estaba aumentando. Mire a mi alrededor, tenía cientos de ojos sobre mí. De acuerdo tenía el torso desnudo pero y ¿qué? No era el primer hombre que andaba por ahí semidesnudo.

De pronto mis pies pararon, me sorprendió ver donde me habían guiado, que hacia frente de ¿hospital?.

No tenía respuestas pero las averiguaría, así que decidí entrar a aquel lugar dejándome guiar por mis instintos. Mis pies seguían avanzando, de nuevo las miradas estaban en mi pero no me detuve a pensar en porque, sentía que iba por el camino correcto y no pare hasta encontrarme en medio de un pasillo con varias puertas blancas, podía escuchar los lamentos de las personas, sentir el dolor de cada ser que se encontraba dentro de aquel sitio, era realmente doloroso. Seguía caminando viendo varios rostros llenos de dolor y angustia hasta que mis pies se detuvieron delante de una de aquellas puertas blancas, un cosquilleo recorrió todo mi cuerpo algo en mi me decía que la incógnita a mis preguntas estaba justo detrás de esta.

Mi mano se encontraba a centímetros de la perilla cuando se hizo escuchar una voz.  —señor, que está haciendo?—

Me gire y vi a una mujer no mayor de 30 años, llevaba una bata blanca y un pequeño gorrito en la cabeza, sus manos sujetaban varios papeles y me miraba, sabía que esperaba una respuesta pero no la tenía.

—No puede estar aquí señor, venga conmigo por favor— la mujer me tomo del brazo y me alejo de aquel pasillo —debería saber que para andar en un hospital su torso debe estar cubierto— pude notar como inspeccionaba mi  pecho desnudo no me sentí cohibido, en esos momentos no me importaba estar semidesnudo, solo me importaba cruzar aquella puerta.

—no tengo con que cubrirme— estaba consiente que mi tono de voz era neutra y se escuchaba perdida, pero era justo como me sentía en esos momentos. Perdido.

La mujer reacciono al escuchar mi voz, hasta ese momento no había dejado de mirarme el cuerpo —le-le da-daré a-alguna camisa de los doctores—.

—Gracias— sin agregar nada más ella se dio la vuelta y desapareció por uno de los pasillos. 5 minutos después regreso con una sencilla camisa blanca y no estuvo tranquila hasta que me la puse.

—Ahora sí, ¿en qué le puedo ayudar señor?— por primera vez me miro a los ojos, tenía los ojos color café y la mirada un tanto cansada. A pesar de eso parecía una agradable persona

 —No lo sé— fue todo lo que pude decirle, estaba siendo honesto no sabía cómo aquella mujer me podría ayudar, aparentaba estar más perdida que yo.

Después de pensárselo un minuto me preguntó —¿sufrió algún accidente? ¿Tiene Ud. algún familiar hospitalizado?—

—hasta donde sé, no— de acuerdo no le ayudaba en nada pero era toda la información que le podía soltar, aquella mujer frunció los labios ante mi respuesta

 —bien, no se mueva voy por un doctor para que le revise, tal vez sea algún efecto secundario— dicho aquello se dio la vuelta y desapareció entre los largos pasillos del hospital.

Mi mente seguía en aquella puerta blanca que estaba a punto de abrir. Estaba inquieto, quería saber que había detrás así que sin pensarlo una vez más me dirigí hacia aquella puerta.

Minutos después ahí estaba yo, parado con una gran duda en la cabeza y con solo una puerta que me separe de posibles respuestas de manera rapida puse mi mano sobre la perilla y la gire, la puerta se abrió de forma silenciosa y entre.

Fue entonces cuando la vi, muy quieta conectada a una maquina situado junto a su camilla, sus cabellos rubio esparcidos sobre la almohada, su rostro estaba pálido, sus labios cerrados y agrietados, le faltaban color a sus mejillas y sus ojos cerrados, carentes de vida aun así me pareció completamente hermosa.

Me acerque a ella y trate de tocarla pero justo en el momento en que mis dedos están a centímetros de su piel Se escuchó el abrir de la puerta…

Voltee de inmediato, una mujer estaba parada en el marco de la puerta, tenía los ojos bien abiertos y parecía petrificada —¿quién eres? ¿Qué haces aquí?— pregunto con preocupación. No le conteste pero rápidamente aleje mis manos del rostro de la chica en la camilla.

Al no tener respuesta de mi continuo —aléjate de ella, ¡¡¡no la toques!!!— 

Mi mirada regreso al rostro de la chica dormida ignorando la voz de la mujer a mis espaldas

—si no te vas ahora mismo llamo a los enfermeros— su desesperación por mi falta de interés empezó aumentar pero eso no me importaba, solo me importaba mirar a la chica, saber quién era y porque sentía que me necesitaba.

—Hola— salude a la chica y supongo que eso fue la gota que derramo el vaso porque lo siguiente que escuche fue a la señora gritar pidiendo ayuda y la puerta cerrarse.

Seguía sin importarme, desaparecí una duda al encontrarme con esta chica pero miles más aparecieron. Lentamente la chica despegó los labios para pronunciar en un leve susurro mi nombre.

 —Zander—

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hola! hermosuras que tal?

se que tal vez no lo entiendan muy bien, pero prometo que mas adelante sus dudas seran resueltas! solo hay que tener un poquitin de paciencia :D

mil gracias por su apoyo!

A Thousand YearsOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz