| C A T O R C E | (NARRADO)

977 64 11
                                    


<< Se tiene que haber dado cuenta. Debe estar furiosa >>, pensó Matteo, atreviéndose a mirarla de reojo: sonriente, Luna miraba al soldado, que continuaba besando a la mujer en el ecran. << Parece que no se ha dado cuenta, pensó mientras sentía que sus amigos, atrás, empezaban nuevamente a golpear su butaca. <<Tengo que mirarla>>. Pero en ese instante estalló una bomba en el ecran y Matteo se crispó. << Tengo que mirarla >>. Volteó: en la oscuridad, Luna era la mujer más hermosa del mundo.

(...)

<< No pateen, desgraciados >>. Pero sus amigos continuaban. Continuaron hasta que vieron que el brazo derecho de Matteo se alzaba lentamente. Lenta y temblorosamente. << ¿Por qué no patean ahora? >>, se preguntaba suplicante. Se l había paralizado el brazo. No podía hacerlo descender. Se le había quedado así, vertical, como el asta de una bandera. Alguien pateó su butaca por detrás, y el brazo empezó a descender torpemente, y sin dirección, Matteo lo sintió resbalar por la parte posterior del asiento que ocupaba Luna, hasta posarse sobre algo suave y blando: << La pierna de Nina >>, se dijo, aterrorizado. Pero en ese instante, sintió que alguien lo levantaba y lo colocaba sobre el hombro de Luna. La miró: sonriente, la mirada fija en el ecran, Luna parecía no haberse dado cuenta lo que había ocurrido.

La moda: formidable solución para nuestra falta de originalidad. El Parque de Bueno Aires estaba tan de moda en esos días, que no faltaba quienes hablaban de él como el << parquecito >>. Hacía años que chicos y chicas de todas las edades, venían sábados y domingos en busca de su futuro amor, de su actual amor, o de su antiguo amor. Lo importante era venir, y si uno vivía en el centro de Bueno Aires y tenía novia en Mendoza, la iba a buscar hasta allá, para traerla hasta Buenos Aires, hasta el << parquecito >>. Incomodidades de la moda: comodidades para nuestra falta de imaginación. Esta argentinísima institución cobró tal auge, que fue preciso que las autoridades intervinieran. Se decidió ampliar y embellecer el Parque. Lo ampliaron, lo embellecieron, y los muchachos se fueron a buscar el amor a otra parte.

Matteo no comprendía muy bien eso de ir al Parque de Buenos Aires. Le incomodaba verse rodeado de gente que hacía exactamente lo mismo que él, pero no le quedaba más remedio que someterse a las reglas del juego. Y dar vueltas al Parque de Buenos Aires, con Luna, hasta marearse, era parte del juego. No podía hablarle, y tenía que hablarle antes de que se enfriara todo lo del cine. << Esperaré unos minutos más, y luego le diré para regresar a casa de su amiga >>, pensó. Era la mejor solución. Ella no se opondría, pues allí la iban a recoger sus padres, y en cuanto a la amiga, lo único que le interesaba era estar a solas con su enamorado. Tampoco se opondría. Sus amigos habían decidido dejarlo en paz esa noche. Les había prometido declararse, y estaba dispuesto a hacerlo.

Caminaban hacia un banco muy hermoso. Luna había aceptado regresar a casa de su amiga, y pasarían aún dos horas antes de que vinieran a recogerla. Tendrían tiempo para estar solos y conversar. Matteo sabía que era cosa de empezar. Después, sería fácil.

—Llegamos — dijo Luna

—Podemos quedarnos aquí, afuera.

Era una casa de cualquier estilo, o como muchas en Bueno Aires, de todos los estilos. Un muro bastante bajo separaba el jardín exterior de la vereda. Al centro del muro, entre dos pilares, una pequeña puerta de madera permanecía en silencio mientras él buscaba las palabras apropiadas para declararse, y ella estudiaba su respuesta. Una extraña idea rondaba la mente de Matteo.

—Luna. ¿Me permites hacer una locura?

Todo depende de lo que sea.


—Di que sí. Es una tontería.

—Bueno, pero dime de qué se trata.

¿Lo harás?

—Sí, pero dímelo.

— ¿Podrías subirte un momento sobre este pilar?

—Bueno, pero estás boludo.

La amaba mientras subía al muro, y le parecía que era una chica maravillosa porque había aceptado subir. Desde la redera, Matteo la contemplaba mientras se llevaba ambas manos a las rodillas, cubriéndolas con su falta para que no le viera las piernas.

—Ya, Matteo. Apúrate. Nos van a cachar, y van a pensar que estamos locos.

—Te quiero, Luna. Tienes que ser mi novia

— ¿Para eso me has hecho subirme aquí?

Luna dio un salto, y cayó pesadamente sobre la vereda como una estatua que cae de su pedestal. Lo miró sonriente, pero luego recordó que debía ponerse muy seria.

—Luna...

—Matteo — dijo Luna, en voz baja, y mirando hacia el suelo—. Mis amigas me han dicho que cuando un chico se te declara, debes hacerlo esperar. Dicen que tienes que asegurarte primero. Pero yo soy distinta, Matteo. No puedo mentir. Hace tiempo que tú también me gustas y te mentiría si te dijera que... Tú también me gustas, Matt...

A las 9 de noche, los padres de Luna vinieron a recogerla. Matteo la vio partir, y luego corrió a contarles a sus amigos por qué esa noche era la noche más feliz de su vida.


Perdón la demora💔

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Perdón la demora💔

Último 8 capítulos💔💔

Si, la historia es corta, ya en está semana acaba💔

K❤

𝑵𝒖𝒆𝒔𝒕𝒓𝒂𝒔 𝑽𝒂𝒄𝒂𝒄𝒊𝒐𝒏𝒆𝒔《𝑳𝒖𝒕𝒕𝒆𝒐》Where stories live. Discover now