"Te hará sentir mejor"

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Esa sonrisa me seguiría hasta en mis pesadillas. Lars simplemente era aterrador en todo contexto. Alex me colocó tras su espalda, yo volteé dándole la mía también. Él vigilando hacia un lado y yo a otro. La banda tocaba una canción más suave y la multitud estaba en una calma que no duraría mucho tiempo.

-Cuando diga ya, corres.- me avisó Alex.

Yo asentí tragando saliva y mirando en todas direcciones.

Él tomó mi mano y la apretó. Estaba sudando, estaba tan o más nervioso que yo. Segundos transcurrían, Alex esperaba algo y luego entendí que.

Respiré profundamente preparándome. Esto sería de vida o muerte.

Otra vez...

Una vez la canción llegó al coro, Mitchell, el vocalista, comenzó a interactuar con el público. La multitud se volvió loca y por un momento no me importó en lo más mínimo tener a mis banda adorada frente a mí. Alex aprovechó la agitación de nuestro alrededor y me apretó en señal de que lo siguiera.

Logró escabullirse por uno de los lados. Las tenues y titilantes luces me hacían perder todo mi sentido de orientación. Solo había cavidad para el sonido retumbante y los quejidos de las personas a las que íbamos empujando abriéndonos paso. Fue tan rápido que no medio tiempo de ver donde estaban esos cuatro.

Miré hacia atrás rápidamente y pude identificar a Ethan acercándose, con unos ojos asesinos, y un gesto de ultratumba. Alex colocó sus manos en mis hombros y me agachó juntó con él. Nos mantuvimos ahí, escondidos entre las personas unos largos segundos. Mis ojos volaban de aquí a allá. Miré en cada rostro que pude buscando rastro de ellos. Pero no los conseguía.

Alex se levantó cautelosamente y seguimos por nuestro camino. Nos dirigíamos a la salida, o por lo menos hacia los guardias de seguridad que la resguardaban. Cuando estábamos a metros de la puerta principal, ellos aparecieron. El morocho e Ethan, más cerca de la puerta que nosotros. Ethan le gritó algo al morocho y volteamos para ir en otra vía cuando nos topamos con el gemelo restante.

-¡Maldita sea!- gritó Alex.

-¡Vamos! ¡Vamos ya!-lo empuje implorándole.

Nos adentramos entre la gente y comenzamos a andar a toda prisa. Nuevamente sin dirección. Logré ubicarme una vez me di cuenta el vocalista estaba a mi lado, sobre la tarima. Estábamos en un costado del escenario. Un guardia de seguridad se interponía entre la única vía hacia la entrada a tras bambalinas. Le hice un gesto a Alex con mi cabeza. Él me siguió y me agaché hasta quedar gateando por los suelos. Recibíamos uno que otro golpe. Sigilosamente logré pasar por un lado del guardia sin que se diera cuenta y Alex me seguía los talones.

Me coloqué de pie aterrada de no poder ver absolutamente nada. Todo se sumía en una oscuridad total, yo veía en intervalos a Ethan en todos lados; perdía la cabeza. Comencé a caminar sin rumbo y me di cuenta que Alex no estaba a mi lado. Comencé a desesperarme y levantaba mis manos por los aires intentado no tropezar con nada. Lagrimas bajaban de mis ojos, temía nuevamente por mi vida y Alex no aparecía por ningún rincón. Traté de llegar a algún lugar, pero terminé tropezando con algo que no logré identificar.

Vi una tenue luz roja que se filtraba en la oscuridad. A toda velocidad me dirigí a ella. Abrí lo que era una cortina negra y la luminosidad de algún farol me ofuscó haciéndome retroceder, pero dos manos me tomaron por la espalda a la fuerza.

Comencé a gritar pero era imposible que ahora alguien me escuchara.

-¡Kelsey!- miré esos ojos verdes sin poderlo creer.

Lo abracé con todas mis fueras y el no dudó en hacer lo mismo. Después de unos segundos, él me soltó y tomó mi mano para llevarme hacia la luz. Nos acercamos subiendo unos escalones y pude acostumbrar mi vista para darme cuenta que Alex y yo estábamos en medio del escenario, detrás de la banda.

DrugWhere stories live. Discover now