unhappy

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Hemos sentido felicidad y tristeza a lo largo de nuestras vidas. Algunas veces una felicidad frenética o una tristeza tortuosa. Ambos sentimientos son necesarios para vivir; un equilibrio. Dirán que sentirse triste es una real mierda, y lo es. Duele mucho, pero es necesario. La tristeza ha de ayudarnos a reflexionar y darnos cuenta de un montón de cosas, si sabemos cómo sobrellevarla, lo que luego nos conllevaría a una solución que nos concedería la felicidad nuevamente.

La cuestión está en sentirse infelices. Ese ya es un tema aparte.

¿Cómo es sentirle infeliz? Creo que hay que estar en una situación realmente dificultosa para llegarnos a sentir de esa manera. No es nada agradable.

Llega un punto en el que las cosas toman un rumbo totalmente distinto a como creías o esperabas que fuese. Todo se coloca patas arriba y el destino conspira en tu contra. Entonces ya no consigues un soporte al cual coger con fuerza para no caer al vacío, y terminas cayendo porque lo que creías estable, ya no lo es o nunca lo fue. Te mantenías atado a una mentira.

Ahí comienza el episodio.

Las cosas que te alegraban ya no están, y lo que tienes ya no te emociona. Eso te conlleva a visualizar únicamente el lado malo y ves negro. Todo negro, obscuro y tortuoso, y la incertidumbre de un desenlace incierto te mata.

Al principio llorar se vuelve una rutina. Buscas con qué distraerte para no pensar tanto porque el ocio te destruye, te pone a cavilar y tu mente se convierte en tu principal enemiga, y decaes aún más hondo. Pero no encuentras motivación para hacer algo, cualquier cosa. Por eso lloras.

Lloras porque de esa manera desfogas un poco el augurio de pensamientos fatalistas que trastornan tu cabeza; lloras porque simplemente ya no sabes qué más hacer.

Así es en el comienzo, y aunque te sentías morir en ese entonces, luego te das cuenta de que eso no era tan malo como lo posterior. Solo era el principio.

Mientras los malos pensamientos van en aumento, llorar ya no es suficiente para calmarte, entonces te detienes, y allí es peor. Todo pierde sentido, dejas de hacer tantas cosas porque ya no le encuentras la razón para continuar, pero el quedarte varada, mientras los días pasan sin nada que los llene, hace todo más insoportable. Tus días de basan en levantarte, comer y volver a acostarte, y ya está. Respiras casi por inercia y comes y comes y vuelves a comer para intentar llenar un vacío que te consume.

Los días transcurren lentos, y sentir se detiene. Todo se vuelve superficial y el sentir, ya sea tristeza, alegría, esperanza o miedo, es un privilegio del cual ya no eres digna. Allí comienza el tercer nivel.

Comienzas a ver nada donde antes veías un todo, tu entorno se transforma en una nebulosa que te atrapa y te consume sin que siquiera te des cuenta hasta que te encuentras presa.

El vacío te abarca completamente y simplemente te quedas mirando un punto invisible colgando en la atmósfera tenue mientras las horas pasan, con pensamientos pasajeros proyectándose dentro de tu cabeza a los que no les prestas la mínima atención porque sientes nada. Ya no hay emociones, y quieres volver a sentir algo, lo que sea, porque no sentir absolutamente nada es peor que el más intenso dolor.

Luego te das cuenta de que sencillamente, te has convertido en un ser infeliz.

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''—Soy muy infeliz ahora mismo.''

thoughtsWhere stories live. Discover now