Day 3 Snow

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-Yuto, lo siento mucho-

El chico de ojos grises dejó de mirar hacía la lejanía para contemplar el rostro del hermoso chico de ojos carmesí.

-¿Porqué dices eso?- preguntó frunciendo un poco el ceño al ver el temblor del cuerpo del otro, no le gustaba para nada.

-S-si Yugo no... si no me hubiera molestado con él... no estaríamos en ésta situación- contestó Yuya abrazándose más fuerte a si mismo, su voz también temblaba, no era de extrañarse pues la temperatura parecía haber descendido aún más desde que la tormenta de nieve se había desatado -T-todo esto es m-ii cul-culpa-

-Shhh, no digas eso- contestó Yuto acercándose al chico de ojos carmesí para sentarse a su lado.

-F-fui m-muy in-infantil- dijo Yuya estremeciéndose, las lágrimas acumulándose en sus ojos, pero no podía evitarlo, a cada segundo que pasaba se sentía caer más profundamente en la desesperación, y lo peor de todo, era que había arrastrado a Yuto con él -n-no debí... hu-ir-

Yuto asintió apoyándose en la pared de piedra de la cueva donde se habían refugiado de la tormenta y luego, de un solo movimiento, tiró del chico de ojos carmesí para colocarlo en el espacio entre sus piernas y poder rodearlo con sus brazos con la esperanza de calentarlo.

-Es cierto que no debiste de huir de esa manera después de pelear con Yugo- comenzó a hablar el chico de ojos grises -pero estás muy equivocado si crees que todo esto es culpa tuya, no sabíamos de la tormenta y ciertamente, ni aún sabiéndolo creo que eso te hubiera detenido- eso solo pareció aumentar el pesar en la mirada del chico de ojos carmesí -sin embargo, eso tampoco me hubiera detenido de haberte seguido- prosiguió Yuto haciendo que Yuya lo observara, sorprendido.

Yuto entonces le dio una suave sonrisa al chico entre sus brazos y acarició una de esas frías mejillas que se sonrojó levemente ante su tacto -haría lo que fuera por ti- terminó por confesar antes de depositar un beso en la frente de Yuya que se sonrojó aún más.

-Y-Yuto- fue lo único que el chico de ojos carmesí pudo decir, el temblor en su cuerpo se había detenido y, mientras observaba esa calma mirada gris, no pudo evitar maldecirse un poco por lo bajo ¿cómo había sido tan débil para dejarse llevar por la desesperación tan pronto? no, debía de ser fuerte, después de todo, no estaba solo.

Ante ese pensamiento una leve sonrisa apareció en los labios del chico de ojos carmesí y asintió -muchas gracias Yuto-

-¿Porqué?- preguntó el chico de ojos grises un tanto curioso.

-Por permanecer a mi lado- contestó Yuya antes de elevarse un poco para depositar un beso en los labios del chico de ojos grises, sorprendiéndolo por una vez.

Al apartarse, sin embargo, Yuto volvía a sonreír -siempre es un placer- contestó antes de inclinarse para, de nuevo, tomar los labios de su compañero con los suyos.

Fue así, entre beso y beso que Yuto logró calentar el cuerpo de Yuya y alejar su mente de la situación en la que estaban, de hecho, ambos dejaron de pensar en ello. La calidez de los labios y del cuerpo ajeno fue demasiada como para pensar en otra cosa. Tanto así que ni cuenta se dieron de que la tormenta de nieve que los había aislado, había cesado.

My only oneWhere stories live. Discover now