Day 1: Capes

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-¡Yuto!... ¡Yuto!-

El chico de ojos grises apartó la mirada de su libro y volteó hacia la puerta, no tardó en aparecer cierto chico de ojos carmesí, parecía que buscaba algo por los alrededores.

-¿Has visto mi capa?- sí, no se había equivocado.

Negando, Yuto se incorporó sentándose en la cama donde había estado recostado, leyendo y miró como Yuya entraba en su cuarto para buscar en su armario. No le molestaba que el chico se metiera con sus cosas, pero esperaba que no dejara un desastre detrás.

-No puedo creer que no la encuentre- murmuró Yuya removiendo las ropas de Yuto que solo lo observó atentamente desde la cama.

-¿Has pensado en usar otra?- preguntó el chico de ojos grises -de todas maneras esa que usabas no era una capa como tal, era la chaqueta de tu uniforme-

Yuya apartó la mirada del closet y miró a Yuto, se veía un tanto ofendido -de ninguna manera ¿has pensado tú en dejar tu capa negra? Claro que no ¡es como si perdiera mi identidad!- dramatizó, Yuto pensó que estaba exagerando, por supuesto.

Yuya tomó el silencio de su compañero como que tenía la razón y se dio vuelta con la intención de seguir buscando, sin embargo, al hacerlo tan rápido, olvido que tenía que agachar la cabeza y terminó por golpearse con la parte superior. En ese momento, una de las cajas que habían estado colocadas en la parte superior cayó abriéndose y terminando su contenido sobre el chico de ojos carmesí.

-¡Yuya!- Yuto saltó de la cama y se acercó a su compañero, más preocupado por el golpe en su cabeza que por el contenido de la caja de cartón, que no era más que una sábana de color blanco -¿estás bien?- preguntó tomando el borde de la tela y alzándolo para poder ver el rostro de su compañero.

-Estoy bien- contestó el chico de ojos carmesí devolviéndole la mirada, frunció un poco el ceño, sin embargo, cuando Yuto solo se le quedó mirando -¿ocurre algo Yuto?- preguntó un tanto preocupado.

El chico de ojos grises negó, no podía siquiera empezar a decirle a Yuya lo hermoso que se veía de esa manera, cubierto por tela blanca, cual velo de novia. Sus mejillas se sonrojaron un poco ante el pensamiento y su corazón latió deprisa.

El chico de ojos carmesí no pudo evitar sonrojarse un poco debido al intenso escrutinio de su compañero y eso terminó por minar la resolución del chico de ojos grises quien, sin más, cayó de rodillas delante de su bello compañero para depositar un beso en sus rosados labios.

Decir que Yuya estaba sorprendido era un eufemismo, sin embargo, no dudó en cerrar sus ojos y dejarse llevar, después de todo, se trataba de la persona que más amaba en el mundo, había valido la pena el haber extraviado su capa, solo por ese instante en el tiempo.

My only oneWhere stories live. Discover now