V E I N T I O C H O

Comenzar desde el principio
                                    

—Eso es terrible, lo siento.

—No te preocupes, he aprendido que mi tipo belleza es demasiado para mucha gente todavía, pero ya se acostumbraran.

—¿Tu tipo de belleza?

—Así es, hay belleza en cada uno de nosotros, Klara. El problema no es que vengamos al mundo con diferentes caras o cuerpos, o lo que tengamos o carezcamos, el problemas es que nosotros mismos hemos creado pautas y reglas para lo que es considerado belleza y cuando alguien se sale de esas pautas, cuando alguien posee un tipo de belleza que se sale de las lineas, es echado a un lado y forzado a creer que carece de belleza cuando todos hemos venido a este mundo cargados con nuestro propio tipo de belleza, ¿O por qué crees que Dios se tomó la molestia de hacernos a todos diferentes? Todos fuéramos exactamente iguales si la belleza fuera valida de una sola forma.

—Me gusta tu forma de ver las cosas.— tomo su mano, —me das mucho animo.

Ella aprieta mi mano.

—Creo que somos almas gemelas, Klara.

—Espera, espera, espera,— Diego nos llama, y yo me enderezo en mi asiento para mirarlo y para que Perla también pueda verlo, —¿Almas gemelas? ¿No crees que vas un poco rápido, Perla? Recuerda que Klara me declaró su amor no correspondido hace dos días.

Perla voltea los ojos.

—No correspondido así que ella esta soltera, ¿no?

—Guao,— Diego menea su cabeza, —Piraña.

—¿Disculpa?

—Eres una piraña de corazones,— Diego pasa su mano por detrás de mi y me abraza de lado, —como la pobre Klara esta despechada por mi rechazo, tu vienes y te aprovechas como una piraña.

Yo me río un poco y Perla agarra el brazo de Diego y lo quita de mis hombros.

—Eso no tiene ningún sentido, Diego, ¿Piraña? ¿En serio?

—Diego.— la chica a su lado se queja, jalando la manga de la camisa de Diego.

—Volveré.— Diego nos susurra antes de girarse para hablar con la chica.

El juego comienza y con el mis ganas de cubrir mis oídos, y mis ojos al darme cuenta de que Kang es parte del equipo y que tendré que observarlo todo el transcurso del juego como un recordatorio andante de mi corazón roto.

Él se ve tan diferente en el campo de juego, no se como explicarlo, se ven tan seguro de si mismo, pero a la vez tan serio, tan cerrado. No se ve como el chico en el pasillo de auditorio, capaz de sonrojarse con facilidad, ni como el chico que sonríe en el pasillo cuando todos los saludan.

Su cabello negro empapado en sudor se pega a su cara y su frente, dejándome ver por primera vez lo perfilada que es su cara. Su uniforme es negro con rayas azules y tiene una pantera en el frente, le queda muy bien.

Intento no mirarlo, mis ojos navegando por los otros jugadores pero sin poder evitarlo, siempre vuelvo a observarlo a él y es doloroso. Kang es mi primer amor así que asumo que es normal sentirme de esta forma tan deprimente al saber que él solo quiso ayudarme lo cual me hace sentir terrible porque no es su culpa que yo me haya enamorado.

Escucho un suspiro, y le echo un vistazo a Diego, quien no tiene sus ojos sobre el campo de juego sino sobre el frente de las gradas. Sigo su mirada y para mi sorpresa, es la pelinegra que me atormentó el otro día. El brillo en los ojos negros de Diego me dice que ella es alguien especial para él, ¿o me estoy imaginando cosas?

—¿Diego?— él no me oye, —¿Diego?

Él sale de su hechizo y parpadea.

—¿Si?

Sigue Mi Voz ✔️(En librerías)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora