29/10/17 (10:28)

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Hoy me desperté con un gran hematoma en el hombro izquierdo, por lo que decidí tomarme un tiempo para pensar mientras desayunaba mi par de tostadas matutinas junto a mi chocolate con esencia de coco. Haciendo memoria de lo ocurrido la noche anterior, di con la conclusión de que gracias a mi mala costumbre, ayer me quedé dormida mientras lloraba viendo nuestra película favorita (la cual ya habíamos repetido innumerables veces, pero por alguna extraña razón, nunca llegó a cansarnos, ya sea porque nos conocimos en el cine aquel día nublado en el que me dejaron plantada, o porque la filmación tenía un cierto encanto que no se percibía a simple vista) y me caí al desplazarme de un lado a otro confundiendo mi diminuto sofá con la plácida y acogedora cama de matrimonio que me regalaron mis padres. 
Me levanté con fuerza con el motivo de felicitarte por tu cumpleaños de la mejor manera posible, así que ahora me dispongo a contarte lo que he estado organizando con empeño y entusiasmo:
He decidido ir a visitar todos los lugares a los que solíamos ir juntos para rememorar todos nuestros preciosos momentos... Ya sabes... Para no sentir este año como algo perdido y desperdiciado.
...
En primer lugar me dirigí a aquel precioso camino bañado por el hedor de los cerezos en flor (que en esta época del año aún estaban por florecer) por el que caminábamos entrelazando nuestras manos, subiendo cada peldaño de las viejas y desgastadas escaleras debido a la erosión del viento. Me senté en uno de los escalones y dejé que la dulce brisa meciese mi pelo de un lado a otro, haciendo que se viese despeinado, con un aire juguetón. Sonreí.
Caminé por las extensas calles de Hongdae, dirección a tu pasatiempo favorito, una antigua y olvidada cafetería, no sin antes pasar por aquel cine cutre que a simple vista no era más que un cuchitril, pero que gracias a ello las entradas estaban a precios bastante bajos y asequibles. Decidí pararme unos minutos a contemplarlo y noté como una gota de agua salada que emanaba de mis ojos recorría completamente el contorno de mi cara hasta llegar a la comisura de los labios, haciéndome notar su sabor, sumergiendo mi mente en recuerdos, entre ellos el mejor momento de mi vida, obligándome a dejarlo atrás y continuar rumbo a mi destino. Al llegar al lugar, me percaté de que estaba algo cambiado, el logo, que anteriormente se encontraba carcomido por el óxido, había sido sustituido por uno con fuertes luces de neón que parpadeaban intermitentemente, llamando la atención de muchos estudiantes. En cuanto al espacio, las paredes antes pintadas de un color rosa pastel, habían sido cambiadas por algo un poco más serio y sofisticado, un tono beige. Las baldosas del suelo tampoco estaban, ahora todo el suelo era de madera. Las sillas habían sido remplazadas por sillones y puffs de color blanco, al igual que las mesas, que también estaban sustituyendo a las anteriores. Todo lo que estaba viendo ante mis ojos era nuevo y fascinante, pero eso si, esta cafetería seguía teniendo ese distintivo aroma que me recordaba a Zhusen, esencia a cielo despejado y sonrisas.

Mis recuerdos huelen a tí.Onde as histórias ganham vida. Descobre agora