24/10/17 (6:37)

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Hoy es martes, otro de esos monótonos días de la semana en los que amanecía con el cielo nublado debido a la extensa temporada de lluvias que parecía alargarse por momentos y que, a este paso, terminaría ocupando todo el invierno o al menos la inmensa mayoría. No me quejaba, porque realmente el clima que ha hecho hasta entonces ha sido la causa de una ligera subida de autoestima en mi persona, ya que debido a las bajas temperaturas he podido disfrutar de mis grandes y holgadas sudaderas de tonos pasteles que tenía olvidadas en el recóndito estante situado junto a la escalera que se encontraba en mi habitación. Se puede decir que estas llegaban a cubrir más de la mitad de mis pálidas y escuálidas piernas, que debido a la falta de sol, se encontraban en ese estado. También he podido disfrutar de esos interminables días de invierno que tanto me gustan, dibujando con una manta y un chocolate caliente junto a la ventana de mi habitación, observando desde cosas tan habituales como lo sería hacer la colada, hasta cosas no tan corrientes como un vendedor corriendo despavorido con una expresión de horror reflejada en su rostro, persiguiendo su cosecha de boniatos que accidentalmente cayeron rodando cuesta abajo desde la camioneta en la que se encontraban, dejando la puerta abierta de par en par.
¿Sabes una cosa Zhusen? La fría brisa que portaba el invierno siempre me pareció algo con lo que podía relajarme cuando estabas a mi lado, pero ahora que con el paso del tiempo mi mente ha comenzado a asimilar que lo que hay al lado mío en este instante es un enorme vacío, siento que mi corazón está comenzando a escarcharse, y es entonces cuando ya no encuentro el frío tan apacible, al contrario.
Lo odio.

Mis recuerdos huelen a tí.Where stories live. Discover now