— Zac — desde hace un buen tiempo ha dejado de llamarme "hijo", ahora para ella solo soy Zac, el chico nacido de un matrimonio fallido, al que cree que con solo llenarle de cosas cada que pueden lo hará feliz, al que creen le va de maravilla, aquel que nunca ha necesitado que sus padres le demuestren que le quieren. Solo le saludó con un asentimiento y la ignoro. — ¿Cómo estás? — pregunta entrando por completo a la habitación y cerrando tras ella la puerta.

— Bien, Ana

— ¿De verdad? Has estado distinto desde hace un tiempo — la miro y le sonrió falsamente

— ¿Distinto? ¿Me has notado distinto? ¿Cómo puede ser eso posible si ni tú ni Adrián están en casa? — ella me mira fijamente

— Aunque no lo creas me doy cuenta cuando estás mal, cuando estás diferente y ahora mismo sé que algo te pasa, algo muy malo y quiero ayudarte

— ¿Ayudarme? Es que eso lo hubieses echo desde que comenzaste a notarme distinto

— Creí que lo mejor era darte tu espacio — suelto una amarga carcajada y tomo mi teléfono — Es por esa chica ¿verdad? — Eso hace que la mire con rencor — Te escuche mientras hablabas y quiero ayudarte.

— Daira, ese era su nombre Ana y recuerdo claramente habértelo dicho, ¿o es que ya olvidaste la vez que la traje a casa y te la presente? No, no creo que hayas olvidado que apenas y la tomaste en cuenta y te fuiste así sin más porque como siempre, tenías mucho trabajo. Y no creo que puedas ayudarme, sería muy difícil para ti tomar el papel de madre de un momento a otro, créeme creo que no podrías, pero si de algo sirve y te hace sentir mejor el saber por culpa de quién estoy así, déjame decirte que estoy mal por mi culpa, porque yo mismo me busque el sufrimiento y todo por ser un estúpido con una de las pocas personas a las que les e importado. Ahora que espero haber aclarado tus dudas te pido que salgas de mi habitación.

— Sé que debe haber una forma de ayudarte — ¿Qué planeaba que le dijera? "Claro, ve y busca a Daira y dile que tu hijo en verdad la ama, que se arrepiente de todo y que nunca quiso lastimarla"

— Déjalo ya Ana, yo siempre he sabido salir de mis problemas sin ayuda de ustedes.

— ¿Es tan grave lo que ha pasado?

— Para ti no, para mí es lo peor, es sentir un gran vacío dentro de mí, un vacío que solo ella puede llenar. — La vuelvo a mirar con rencor — Y no sé porque te estoy contando esto sí...

— Si me importa, Zac. Siempre me has importado, tú has sido lo mejor que me ha pasado en este "matrimonio fallido". — Me mira con ternura — Sé que no he sido la mejor madre, o más bien nunca la he sido. — suspira y limpia con rapidez una lagrima que corre por su mejilla — Te aleje de mí, porque creía que era la mejor manera de que no te dieras cuenta de todos los problemas que enfrentábamos tu padre y yo, no quería que te enteraras de todas las veces que él me engaño, quería que crecieras sin tener la remota idea de lo que pasábamos, que crecieras creyendo que tus padres eran felices y funciono por un tiempo pues lo único que tenemos en común tu padre y yo es que somos buenos fingiendo, pero sé que fue una estupidez, porque después de todo tú te enteraste de cada una de las mentiras de nuestro matrimonio y entonces me odiaste, me odiaste por no estar contigo he intente recomponer lo que había echado a la basura, comencé a darte regalos para acercarme a ti, pero comprendí que no era la forma pues solo lograba hacer que me odiaras cada vez más, intentaba hablar contigo pero tú solo me ignorabas, así que no me quedo nada, más que quedarme en las sombras, quedarme ahí observando cada uno de tus logros, observando cómo es que te enamorabas por primera vez pero créeme siempre he estado orgullosa de ti, del chico que sabe salir de sus problemas sin ayuda de nadie, aquel chico fuerte que se, podrá reconquistar a Daira, siempre he estado ahí Zac aunque tú nunca me hayas visto. — Para el momento en el que ella acaba de hablar esta echa un mar de lágrimas, lo único que veo en su rostro es dolor, algo que solo una vez vi y fue cuando descubrió por primera vez a Adrián con otra mujer. Y entonces lloro con ella porque al igual que yo ella ha sufrido por amor me quiso salvar del sufrimiento de ver un matrimonio fallido. — Lo siento, hijo. Nunca quise lastimarte — se acerca a mí y rodea mi cuerpo con sus brazos, nos quedamos así por un rato hasta que se aleja de mí y limpia sus lágrimas con el dorso de su mano y suelta una pequeña risa mientras acaricia mi cabello — Creo que nunca en mi vida he llorado tanto — le sonrió — Ahora que ya he aclarado tus dudas es mejor que me vaya de tu habitación, sabes que puedes hablar conmigo cuando quieras — deja un beso en mi frente y camina hasta la puerta, antes de abrirla se gira y sonríe antes de decir — Claro que recuerdo aquella vez en la que me presentaste a Daira, como olvidar los celos de madre que sentí al conocer a tu primera novia.

*
Hola
Espero todos se encuentren bien. Primero deseo pedir una disculpa por el hecho de haber abandonado la novela pero he estado mucho más ocupada de lo habitual por lo que me ha sido imposible actualizar. También deseo agradecer el apoyo que cada uno de ustedes le da a mi novela, en verdad gracias.

¿Qué tal les parece la historia?

¿De quién les gustaría que tratará el siguiente capítulo?

Saludos.

La ApuestaWo Geschichten leben. Entdecke jetzt