Capítulo 5

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Al abrir los ojos lo primero que vi fue el rostro de mi novia, quien descansaba cómodamente en el mundo de los sueños

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Al abrir los ojos lo primero que vi fue el rostro de mi novia, quien descansaba cómodamente en el mundo de los sueños. Sus brazos sobre mi cintura me hicieron sonreír y mis brazos alrededor de su cuello afirmaron su agarre, mechones de larga cabellera reposaban sobre mis dedos, provocando satisfacción ante la suavidad de estos y una de sus piernas estaba sobre las mías. Sus labios entreabiertos y expresión pacífica hacían que quisiera estar así para siempre, viéndola cada mañana despertar a mi lado y creciendo a su lado, era una vida llena de experiencias que quería que no terminará jamás.

— YoonJi.— susurró entre la somnolencia.

— ¿Sí, amor?— respondí yo levantando una de mis manos para acariciar su mejilla derecha.

— Buenos días.— dijo riendo con suavidad.

— Buenos días, mi vida— dije besando su mejilla sonoramente—. ¿Cómo has dormido?

Abrió los ojos observándome entre risas. Probablemente, mi apariencia no era la mejor, solía despertar con el cabello en distintas direcciones y a veces con un camino de baba en la mejilla.

— Muy bien— levantó sus manos para peinar mi cabello corto—. Te ves muy bonita.

— Tampoco tienes que mentir— reí sin poder evitarlo—. Sé que me veo desastrosa cuando despierto. Tú, por el contrario, te ves más hermosa que nunca.

Sus orbes avellana brillaron con amor. Nunca había sentido tanta calidez.

— Tú eres perfecta para mí, YoonJi. Cuando ríes, cuando frunces el ceño, cuando me miras cada día, eres lo más bonito que mis ojos han podido ver en mis quince años de vida.

Besé su nariz con cariño y ella hizo lo mismo. Deseaba un futuro en el que esto se repitiera cada mañana, donde sus labios besaran los míos a cada segundo y compartiéramos el mismo aire, enredadas en abrazos a cada minuto, solo amándonos sin importar nada más. 

— ¿Qué hora es?

Levante mi brazo para alcanzar mi teléfono que se encontraba en la mesita de noche a un lado de la cama, cuando una voz nos interrumpió.

— ¡Niñas, bajen a desayunar!— exclamó mi madre.

— Bueno, aparentemente la hora de levantarse.

Besé su mejilla y nos levantamos de la cama. Lamentablemente, debíamos ir a algo llamado escuela.

 Lamentablemente, debíamos ir a algo llamado escuela

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En la oscuridad. | Yoonmin - fem! (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora