Capítulo 1

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En la gran habitación de paredes color rosa pastel solo se oían sus risas animadas, risas que eran inevitables al estar juntas, hablando de millones de cosas a la vez y disfrutando de la compañía de aquellas chicas que desde hace unos años se habí...

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En la gran habitación de paredes color rosa pastel solo se oían sus risas animadas, risas que eran inevitables al estar juntas, hablando de millones de cosas a la vez y disfrutando de la compañía de aquellas chicas que desde hace unos años se habían convertido en mis mejores amigas.

La risa de la mayor, JinHa, resultaba sumamente contagiosa, al punto de hacer que mi estómago se tensara de forma dolorosa. Ni siquiera recordaba el motivo de las risas, pero definitivamente no quería que se detuvieran. Afortunadamente, para todas, los padres de mi amiga no se encontraban en casa, porque de ser así, habrían venido a pedirnos que guardáramos silencio muchos minutos atrás.

Al ser unas mocosas de entre trece y catorce años, las cosas eran un poco raras; nos aburríamos por todo, nos reíamos por nada y llorábamos por cualquier motivo. Esa edad, donde éramos muy pequeñas para algunas cosas y muy grandes para otras.

— Sé que ya no somos niñas pequeñas—habló TaeHee después de parar de reír—, pero, podríamos jugar a las escondidas, como en los viejos tiempos.

— ¿Es en serio?— pregunté con una ceja alzada.

—¡Shhh! Aún no termino.— me hizo callar poniendo su dedo índice en mis labios— Para que sea un poco más divertido, cada una podría encender la linterna de sus celulares, porque sería a oscuras.

Las tres chicas estuvimos de acuerdo ante lo interesante que resultaba la situación. Me levanté del suelo en el que estaba sentada y fui con las demás a buscar nuestros respectivos teléfonos, Tae se encargó de cerrar las cortinas y apagar casi todas las luces.

— Jinnie contará y nosotras nos escondemos.— dijo la menor, todas asentimos en respuesta y ella apagó el último interruptor, dejando toda la casa completamente sumida en la oscuridad.

Prendí y apagué mi linterna un par de veces, caminando en la reciente oscuridad sin encender mi móvil aún, avanzando a un paso lento y sigiloso hacia el armario del baño; era el lugar más espacioso y alejado que conocía en aquella casa, definitivamente me otorgaría la victoria.

— Yoonie... — susurró una voz en medio del largo y oscuro pasillo.

Ahogué un grito con mis manos, mientras sentía mi corazón latir aceleradamente al borde de un infarto.

— ¿Jimin? — pregunté en voz baja. Enfocando con la luz a la menor, suspirando aliviada, al darme cuenta de que era mi amiga y no un espectro fantasmal en medio del pasillo.

— A mi móvil se le acabó la batería, ¿puedo esconderme contigo?— respondió mostrando su celular, el cual no encendía.

— Claro que sí, Mochi, vamos al armario— susurré tomando la pequeña mano de mi acompañante y continuando mi camino—. Pero ya no vuelvas a hacer eso, por favor.

Ella rio con suavidad y sujeto mi teléfono, mientras yo habría lentamente las puertas del armario, evitando hacer cualquier tipo de ruido, haciéndola ingresar primero, quedando sentada sobre las toallas perfectamente dobladas. El lugar era perfecto para una persona, pero al entrar con Jimin el espacio se reducía de manera considerable.

En la oscuridad. | Yoonmin - fem! (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora