Capítulo 2. No hables

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"Si, estoy bien". Suspiro algo irritado mientras el de bandana naranja lo observaba con pena y limpiaba la sangre que ahora había manchado sus labios y su mentón; era un delgado hilo de color carmesí y al probarlo el extraño sabor a metal inundaba la punta de su lengua. Los tres dirigieron su atención a la puerta que permanecía cerrada; una desagradable sensación invadiendo sus cuerpos.

No hables, sé exactamente lo que estás diciendo

Así que por favor deja de explicarme

No me lo digas porque duele

No hables, sé lo que estás pensando

No necesito tus razones

No me las digas porque duele

Después de varios minutos la puerta volvió a abrirse y los tres hermanos miraron a su genio en el marco. Por un momento pareció que sus pupilas temblaron al verlos en la puerta. Miguel Ángel abrió la boca para decir algo pero Donatello solo levanto la mano, pidiendo silencio y continúo su camino por la sala hasta la salida. Paró unos segundos para ver la oscura alcantarilla frente a él, las aguas sucias que allí había. Usualmente no le molestaba pero ahora le causaba repugna y lo único que deseaba era alejarse lo más pronto posible. Continuó su camino pero soltó un bufido de exasperación al escuchar unos apresurados pasos siguiéndole entre las aguas.

"Mikey, basta". Dijo con la mirada al suelo.

"Solo quiero que lo reconsideres. Piénsalo bien, Donnie: ¿es esto lo que en verdad quieres?". En su voz podía sentirse la esperanza de que cambiara de opinión y regresara. Pero no. Esta vez no.

"Si". Siempre prefirió ser concreto y directo con sus respuestas; incluso cuando a veces recibía comentarios de sus hermanos llamándole "frio". Tal vez tenían razón, podía llegar a ser muy calculador a veces pero no era su culpa ver todo con lógica.

"Pero Donnie-". Aquí iba de nuevo, en ocasiones consideraba seriamente que Miguel Ángel no hacía más que manipularlos con tal de que hagan lo que él quisiera; por supuesto que nunca lo había dicho en voz alta; eso le hubiera traído problemas con su familia.

"Cállate". Los ojos de Miguel Ángel se llenaron de confusión y dio un paso para tocar el hombro de su hermano pero este se volvió a él con un aire intimidante. "¿Sé lo que haces, crees que con esa dulce sonrisa y brillantes ojos me convencerás? ¿Qué con esa amable voz y ese arrebatador aroma a flores o esa sugestiva aura de luz de Sol me tendrás comiendo de la palma de tu primorosa mano?". A cada paso que daba hacia adelante, Mikey daba uno en retroceso.

"¿Qué? No, yo-". Algo confundido y desesperado intentaba excusarse de tan hirientes acusaciones pero se le era difícil actuar bajo presión.

"Pues no, no, no, no...esta vez no". La sonrisa que desplegaba era algo sarcástica, amenazante. "¿Y sabes qué? Con esa carita embriagadora que tienes no lograras nada; el mundo no es así, ¡Ya madura!"

"Lo sé, Donnie yo-".

"No, no lo sabes. No sabes nada porque tu cabeza está totalmente vacía y tu mente está perdida en las nubes. Y como sé que tienes problemas para comprender hasta la más mínima cosa déjame decírtelo bien claro: No quiero nada que ver contigo ni con ellos. Se acabó, ya no somos hermanos, es más; nunca lo fuimos. Así que piérdete ahora". Se da media vuelta para marcharse.

"¡No! ¡Me niego a dejarte ir!". Le toma del brazo con fuerza, aferrándose a su hermano mayor.

"¡Vete al diablo, Mikey!". Lo empujo con fuerza para liberarse del agarre, tirándolo al suelo. Los ojos de Miguel Ángel se llenaron de tristeza y shock ante el acto de su hermano; el cual este aprovecho para alejarse, tirándole una última mirada de desprecio.

How we became lion heartsWhere stories live. Discover now