Capítulo 9: Esperar.

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Oh, deliciosas galletas de chocolate, no saben cuánto espero en comerlas repletas. Son mi adicción; galletas de chocolate con relleno de malvavisco, la dosis equilibrada de azúcar. Una contextura delgada, compacta por fuera y blanda por dentro. Explosión de sabor en su máxima expresión.

Saco la última galleta del empaque de cuatro, para seguido dirigirla a mi boca. Dios, puedo saborearlo a la distancia, como el chocolate se fusiona con los otros elementos dulces que están hechos a la perfección, se me hacía agua la boca de solo pensarlo. La última galleta del empaque siempre es la mejor.

—Gracias.— en cuestión de pocos y muy lentos segundos, mi preciada galleta es arrebatada de mis manos, para ser digerida por otra boca que no era la mía.

Jughead se había comido mi última galleta, mientras se sentaba frente a mí en una de las mesas de la cafetería de la preparatoria.

—No...— quizá no se notaba, pero por dentro lloraba.—¿No te han dicho que comer lo de otros es de mala educación?

—¿No te han dicho que quejarte de más es de mala educación?— reprocha.

—Me debes una galleta.— murmuro.—Aunque ya no será lo mismo.— imito un leve puchero.

—Como sea, algún día te lo compensaré.— evita mi comportamiento.—Tengo noticias.

Me siento derecha y presto más atención a lo que dice.

—Te escucho.

—Hablé con un chico de los Boys Scouts.— declara, haciendo una pausa dramática.—¿Sabes quién dirige la tropa?

Yo asiento.

—El chico declaró que él fue quién hizo el disparo. Ese disparo.

—¿Qué? Pero estaba con su tropa, alguno tuvo que haber dicho algo al respecto sobre que su líder era un asesino.— expreso confusa.

—Ahí está el problema.— busca algo en su mochila.—Fue el disparo que tú y Archie escucharon el cuatro de julio, pero no fue el disparo que mató a Jason.

—¿Quieres decir qué— me puse a pensar mejor mis palabras, bajando el volumen de mi voz.—No hubo otro disparo en todo ese día, ¿qué ocurrió ahí?

—No estoy seguro.— suspira.—Toma.— me entrega una hoja de un cuaderno de notas que estaba recién arrancado.—Dáselo a Betty, tenemos nueva exclusiva.

En ese momento llega a mi mente lo del libro de Chuck y su séquito.

—Uh, y créeme que lo tenemos.— tomo la hoja, me levanto del asiento, y la guardo en mi mochila.—Te veré luego, Jug.

[...]

"Después del decreto del director, al enterarse de las barbaridades que ocasionan sus propios estudiantes, ha hecho que el entrenador, para salvar su trabajo y pellejo, expulsara del equipo a su propio hijo y todo su séquito, causando justicia para toda la preparatoria de Riverdale."

—¿Qué les parece?— pregunto a Betty y Verónica, quienes leían el periódico que les había entregado.—La exclusiva del día: "Adiós idiotas; justicia para las chicas".

—Está... ¡Genial!— alaga Verónica.

—Sí. Juggy y tú hacen buen equipo, hice bien al reunirlos.— se auto felicita Betty.—Y, Aby.— se acerca a mí, tomando mi brazo y alejándome un poco de Verónica.—Sobre lo que decía la nota de Jug... si no podemos publicar lo que ha dicho el Boy Scout, eso hace la información inútil.

—Entiendo, entiendo.— evito que hable de más.—Ya se está verificando la información, y buscaremos algo que sea de más ayuda.

—Gracias, Aby.— sonríe.—Agradécele a Juggy de mi parte.

Eres tú. [Jughead Jones]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora