• O N C E •

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-Tienes razón -dijo Jaebum con la voz ronca, el aliento mentolado chocándole en el rostro a Youngjae-. No aguanto sin verte, pero tampoco aguanto verte si no puedo tocarte.

Como Youngjae no supo que contestar, decidió que lo mejor sería besarlo de nuevo, y eso hizo. Y de repente la mano de Jaebum había viajado hasta la entrepierna del menor, logrando que su pene comenzara a endurecerse por el roce, y fue cuestión de minutos para que el pelinegro introdujera una mano dentro de su pantalón, buscando estimularlo. Youngjae gimió en la boca del mayor en cuanto la mano ajena presionó su miembro sobre la tela del bóxer, de forma inconsciente se removió debajo de Jaebum tratando de aumentar el contacto, transformar aquel roce en algo más intenso. Pero ya había aprendido las mañas de Jaebum y sabía que si quería obtener algo tenía que pedírselo, de modo que en cuanto las caricias del pelinegro dejaron de ser placenteras y se volvieron más bien insuficientes, Youngjae no dudó en pedir lo que necesitaba. No tenía tiempo para pensar en cosas como el orgullo cuando el miembro le latía y Jaebum se divertía tocándolo apenas sobre su ropa interior.

-Hyung, deja de provocarme y haz algo.

Jaebum rió por lo bajo y siguió con las caricias suaves, simples roces que enloquecían al pelinegro. El bóxer de Youngjae ya se había humedecido un poco, y los gemidos le salían cada vez más torpes bajo las manos hábiles de Jaebum, pero aún así el mayor seguía torturándolo, divirtiéndose con el efecto que tenía sobre el cuerpo del pelimarron. Youngjae perdía la paciencia y con ella la cordura, necesitaba que Jaebum le diera alivio y dejase de provocarlo de una vez.

-¡Hyung! -gimoteó, tomando la muñeca de Jaebum para detenerlo-. Dije que hicieras algo, por favor, me duele.

-¿Y qué debería hacer? -preguntó Jaebum con fingida inocencia-. ¿Cómo puedo ayudar a Youngjae-ah?

-No lo sé, tócame o métela en tu boca -soltó exasperado-, pero haz algo.

-¿Quieres que te la chupe, bebé?

Youngjae no pudo hablar y responder que sí quería eso porque apenas terminó de elaborar la pregunta, Jaebum llevó la mano libre nuevamente a su miembro y lo presionó hasta hacerlo gemir muy alto, de modo que tuvo que asentir frenéticamente con la cabeza para responderle al mayor. Por una vez el pelinegro se apiadó de él y no lo hizo pedir de nuevo, sino que le mordió el labio mientras metía la mano en el bóxer de Youngjae y finalmente liberaba su miembro de aquella prisión de tela, para después separarse y dirigir la cabeza hacia abajo dispuesto a complacerlo de la mejor forma posible. Jaebum lamió su erección una, dos y tres veces para humedecerla antes de engullirla entera en la boca, convirtiéndolo rápidamente en un desastre de gemidos. Mientras comenzaba a subir y bajar la cabeza, metiendo y sacándose el pene de Youngjae de la boca, Jaebum presionó el asiento del menor para echarlo hacia atrás, por lo que Youngjae quedó recostado mientras que el mayor presionaba los labios sobre su miembro erecto y acariciaba sus testículos con una mano. El pelimarron apoyó la cabeza en el respaldo del asiento, cerró los ojos y llevó una mano al cabello casi largo de Jaebum para enredar los dedos en él, comenzando a jalarle inconscientemente y marcando así el ritmo con el que deseaba que Jaebum atendiera a su miembro. Jaebum era malditamente bueno en eso, movía la cabeza con rapidez y ahuecaba las mejillas para poder meterse todo el pene de Youngjae en la boca, haciendo al menor ver literalmente las estrellas.

Cuando Youngjae sintió que estaba cerca de correrse no hizo falta que le aclarara nada al mayor pues él solo se apartó para liberar momentáneamente el miembro del menor, y no tardó en comenzar a lamerlo desde la base hasta la punta, marcando el contorno del glande y volviendo a bajar hasta llegar a los testículos. Youngjae gimoteaba y se aferraba con fuerza del cabello de Jaebum, retorciéndose sobre el asiento, incapaz de siquiera pronunciar bien el "mierda, hyung, mierda" que escapaba como balbuceo de sus labios. Jaebum lamió cuidadosamente sus testículos y luego los engulló, uno a la vez, antes de volver a empezar el recorrido con la lengua el cual llegó hasta la punta en el momento exacto en el que Youngjae sintió el vientre contraerse y el miembro latir por la cercanía del orgasmo. El pelinegro engulló el pene del menor una última vez y Youngjae se corrió en ese instante dentro de su boca con un gemido escandaloso, quedando luego fuera de combate. Su pecho subía y bajaba exageradamente por la respiración irregular, y mantenía la boca abierta mientras trataba de recuperar el aire. Jaebum se incorporó después de colocarle el bóxer y subirle la cremallera del pantalón al menor, y lo miró al mismo tiempo que se limpiaba la comisura de los labios con el dorso de la mano para eliminar cualquier rastro de saliva o semen que pudiera haber (aunque nunca lo había, Jaebum se tragaba hasta la última gota). El mayor tenía los labios rojos e hinchados, húmedos a simple vista, y además los ojos le brillaban de una manera que le causó calor y cosquillas en el vientre a Youngjae. A pesar de estar exhausto, el pelimarron no pudo evitar esbozar una sonrisa amplia para Jaebum cuando este se llevó un chicle de menta a la boca y le dedicó la sonrisa que enseñaba los dientes, esa que apenas se dejaba ver.

• Don't Tell Noona... | 2jae •Onde histórias criam vida. Descubra agora