• Don't Tell Noona... | 2jae •

• O N C E •

-¡Jaebum hyung! -exclamó, ruidoso-. Qué puntual, woah~

-Te dije que vendría a esta hora -repuso el mayor, sonriendo de lado-. ¿Nos vamos?

-¡Sí! -soltó incorporándose con una enorme sonrisa, y saludó a Mijeon con una mano-. Adiós, noona.

-Adiós, cielo -se despidió de igual manera ella luego de incorporarse-. ¿Recuerdas lo que te dije? Nada de beber y causarle problemas a Jaebum, ¿ok?

-Yah, noona -se quejó bajito abultando los labios-. Lo sé, lo sé.

-Pórtate bien -insistió Mijeon, riéndose suavemente-. Y que se diviertan mucho.

Youngjae asintió con la misma sonrisa bonita para luego subirse al asiento trasero del auto, y mientras que se abrochaba el cinturón de seguridad Mijeon se despidió de Jaebum con otro beso y le susurró algo al oído. Youngjae asumió que le daba más indicaciones sobre cómo cuidarlo y demás porque prefería pensar eso antes que imaginarse qué clase de cosas cursis podría decirle su hermana a Jaebum. Después de eso la chica finalmente se apartó del auto y los despidió con una mano al mismo tiempo que el chico que conducía ponía el motor en marcha y posteriormente hacía arrancar el vehículo. Jaebum subió el volumen de la radio justo cuando una canción de Bruno Mars sonaba, y automáticamente Youngjae comenzó a mover la cabeza siguiendo el ritmo con entusiasmo. Le hubiera gustado cantarla pero su inglés no era tan bueno. De todos modos, estaba tan emocionado y esa canción le gustaba tanto que para cuando quiso darse cuenta se encontraba más bien bailando en el asiento, y Jaebum y el otro chico se reían.

-A mí también me gusta Bruno Mars -dijo el desconocido sonriéndole por el espejo retrovisor-. Por cierto, soy Mark, me alegra verte de nuevo.

-A mí tambi- espera, ¿qué? -pronunció, frunciendo el ceño-. ¿De nuevo?

-¿No te acuerdas? -preguntó Mark antes de soltar una risita-. ¿El barman? ¿El que te preparó cuatro vasos de ron y coca cola? Que quiero aprovechar para confesarte que a los últimos apenas les puse ron porque ya estabas hecho un desastre...

-Oh... ya me acordé...

-Mark hyung es un buen amigo -explicó Jaebum mirándolo por unos segundos, y luego se giró hacia Mark-. Él es Youngjae, ahora que no está asquerosamente ebrio puedo presentártelo.

-Es un placer -soltó el rubio, volteando a sonreírle en cuanto encontró un semáforo en rojo.

-Hyung nos prestará el auto -agregó el pelinegro, sin darle tiempo a Youngjae de responder-. Paramos por su casa así él se baja y nos vamos nosotros dos.

-Más les vale cuidarlo con sus vidas -advirtió Mark, impidiéndole nuevamente al menor hablar-. Nada de cochinadas aquí dentro, ¿entendido?

-¿C-cochinadas? -preguntó Youngjae en un hilo de voz, sonrojándose un poco-. ¡N-no, claro que no, hyung!

-Y nada de beber si vas a conducir, Jaebum -prosiguió el mayor de los tres, con tono severo-. ¿De acuerdo?

-Como sea -farfulló Jaebum, poniendo los ojos en blanco (o eso pudo ver Youngjae por el pequeño espejo).

-He dicho, ¿de acuerdo? -insistió Mark, sin dejar de sonreír pero con un tono que a Youngjae le causó escalofríos-. No puedo escucharte, mocoso, ¿te quedó claro?

-Sí.

La respuesta de Jaebum fue apenas audible pero a Mark pareció conformarlo porque ya no volvió a insistir y dejó al pelinegro disfrutar de la canción -That's What I Like- hasta que detuvo el auto frente a un complejo de departamentos del centro de la ciudad. Youngjae observó sorprendido el imponente edificio que se alzaba una docena de pisos por encima del auto, abriendo enormemente los ojos, para luego regresar la vista al dueño del auto mientras que se preguntaba de dónde conocería Jaebum a alguien como Mark, ya que a simple vista parecían ser totalmente opuestos. No tuvo mucho tiempo para preguntarse nada más pues Mark se volteó y lo saludó después de repetir las dos reglas inquebrantables de no follar en el auto ni beber antes de conducir, y con eso le entregó las llaves del auto a Jaebum y simplemente se bajó, dejando que Jaebum tomase su lugar en el asiento de conductor. Los saludó desde la entrada del edificio una última vez y entonces sí desapareció detrás de la puerta de este, dejando a Youngjae y a Jaebum a solas finalmente. Youngjae no alcanzó a pensar algo coherente para cuando Jaebum se volteó y lo miró con esos ojos de mirada oscura, y al pelimarrón lo sorprendió la facilidad con la que pudo leer en ellos una sonrisa que no terminó de llegar a los labios del mayor.